Susurró Jeongin, su voz temblorosa. No podía dejar de mirar a su alrededor. Las paredes de la cueva eran lisas y negras, como si estuvieran hechas de alguna roca desconocida, y una luz tenue, casi imposible de describir, iluminaba el espacio.
Hyunjin, al igual que Jeongin, parecía completamente desconcertado. Su rostro pálido reflejaba la confusión y el miedo, pero había algo más en sus ojos, una fascinación extraña, como si la cueva lo estuviera llamando también.
Hwang hyunjin
Esto no es... esto no es real
Hyunjin dio un paso atrás, tocando las paredes de la cueva. El tacto era frío, y había algo en la textura que lo hacía sentirse como si tocara algo que no pertenecía a este mundo.
Hwang hyunjin
Por qué nos ha traído aquí?
Bangchan, que se mantenía en silencio, observó todo con una expresión grave. Su rostro estaba marcado por la experiencia, por el conocimiento que había ganado al vivir cerca de este lugar maldito. Parecía que ya había visto esta escena antes, pero aún así, no podía evitar que la sensación de terror lo invadiera nuevamente.
Bangchan
Este lugar...
Bangchan
Este lugar no es un agujero. Es un umbral. Un portal entre el mundo de los vivos y... lo que habita aquí.
Jeongin se estremeció, las palabras de Bangchan pesando sobre su mente. La cueva parecía vivir, como si estuviera consciente de su presencia. El aire era pesado, como si el mismo lugar respirara.
Hwang hyunjin
A qué te refieres?
Hwang hyunjin
Qué habita aquí?
Bangchan
Todo...
Bangchan
Lo que está aquí no es solo un lugar vacío. Es... algo más antiguo. Algo que devora, que observa. Es un ser, o tal vez no lo sea. Su esencia está en cada rincón de este lugar. Todo en esta cueva está vivo, y nosotros somos solo... sus visitantes.
Los tres chicos intercambiaron miradas, el miedo comenzando a consumirlos mientras la atmósfera a su alrededor se volvía cada vez más opresiva. La cueva, que antes parecía solo un espacio vacío, ahora tenía vida. En cada rincón, en cada grieta de las paredes, podía sentirse el peso de una presencia observándolos.
Yang Jeongin
No hay salida, ¿verdad?
Dijo Jeongin, su voz apenas audible. Su cuerpo temblaba de miedo, pero en lo más profundo de su ser, también sentía una extraña curiosidad, como si el lugar estuviera invitándolos a adentrarse más.
Bangchan asintió lentamente, su rostro endurecido por la verdad que no podía ocultar.
Bangchan
No hay salida hasta que el agujero decida dejarte ir. Y no siempre lo hace. Muchos han venido aquí, pero pocos han regresado.
Hyunjin, tratando de encontrar una forma de mantener la calma, dio un paso hacia adelante, como si intentara desafiar lo que sentía. Su mirada se mantuvo fija en el horizonte oscuro de la cueva, donde los ecos de sus pasos resonaban, multiplicándose, como si hubiera más de una presencia en la oscuridad.
Hwang hyunjin
Entonces... ¿qué hacemos ahora?
Preguntó con voz firme, pero sus manos temblaban al rozar la fría superficie de la cueva.
Bangchan cerró los ojos un momento, como si estuviera tomando fuerzas para lo que sabía que debía decir. Finalmente, cuando habló, su voz se rompió ligeramente.
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