Hace años, estuve allí. El agujero no solo se traga a las personas; también se traga sus recuerdos, su voluntad, su identidad. Lo que encuentras en su interior no siempre es lo que esperas. A veces, lo que encuentras... es algo que nunca deberías haber desenterrado.
Jeongin se quedó en silencio, asimilando las palabras de Bangchan. ¿Qué había visto en el agujero? ¿Qué clase de secretos tan oscuros podría esconder un simple hoyo en el suelo?
Yang Jeongin
Y por qué estás tan interesado en nosotros?
Yang Jeongin
Qué quieres que hagamos?
Bangchan los miró fijamente, su mirada tan profunda que parecía leer sus pensamientos.
Bangchan
No quiero que lo hagan. Pero no puedo detenerlos. Si están tan decididos a ir, al menos que lo hagan con la advertencia adecuada.
Bangchan
Porque una vez que se acerquen demasiado... ya no habrá vuelta atrás. Algunos de los que han ido no regresaron. Otros, simplemente nunca fueron los mismos.
Jeongin tragó saliva, sintiendo que sus manos comenzaban a sudar. La duda empezaba a infiltrarse en su mente. Todo lo que había pensado como una simple curiosidad se estaba convirtiendo en una decisión mucho más peligrosa de lo que había imaginado.
Hwang hyunjin
Qué pasa si no hacemos caso?
Bangchan inclinó la cabeza ligeramente, como si estuviera esperando esa pregunta.
Bangchan
Eso es lo peor de todo...
Bangchan
Cuando deciden ignorar las advertencias, es cuando el agujero comienza a reclamar lo que le pertenece.
Y con esas palabras, Bangchan se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la oscuridad que se estaba apoderando del bosque.
Jeongin y Hyunjin se quedaron allí, mirando cómo se alejaba, cada uno sumido en sus propios pensamientos. Los ecos de sus palabras resonaban en el aire, y el sentimiento de inquietud crecía en sus corazones. El agujero ya no era solo una leyenda del pueblo. Ahora, parecía ser algo mucho más grande, más aterrador, algo que podría cambiar sus vidas para siempre.
La noche había caído completamente sobre el pequeño pueblo, y Jeongin se encontraba en su habitación, envuelto en la quietud de la oscuridad. El aire se sentía espeso, como si algo estuviera a punto de suceder, pero él no podía identificar qué era exactamente. En el silencio de la casa de su abuelo, Jeongin intentaba descansar, pero el cansancio no lograba aliviar la extraña sensación que lo invadía.
Fue entonces cuando lo escuchó.
Un susurro suave, apenas audible al principio, pero que parecía llamarlo, como una melodía lejana que penetraba en sus pensamientos. Jeongin se incorporó rápidamente, su respiración se volvió más pesada mientras intentaba ubicar la fuente del sonido. No había nadie en su habitación, ni en la casa, pero los susurros seguían, como si se deslizasen por el aire, como si estuvieran dentro de su mente.
Jeongin... Jeongin... ven...
La voz era suave, hipnótica, pero también llena de desesperación. Algo en ella lo atraía de una manera irresistible. De repente, sin poder evitarlo, Jeongin sintió cómo su cuerpo comenzaba a moverse por sí solo, como si una fuerza externa lo estuviera controlando. Sus piernas se deslizaban por el suelo sin su consentimiento, su mente tratando de luchar contra el impulso, pero sin éxito.
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