No me lo puedo creer –se burló Iones.
Diego se rio.—Por aquel entonces, era bastante ridículo y maleducado.
—Pues ahora eres muy educado.
—Gracias, he mejorado con los años. En realidad, fue mi hermano mayor, Emiliano, el que me obligó a comportarme, creeme no me dio muchas alternativas. Siempre ha sido muy estricto con nosotros.
—Háblame de él, háblame de tus hermanos.
—Supongo que somos muy unidos, con respecto a Emiliano que puedo decirte es mas como un padre para nosotros, él sacrifico su juventud cuidando de nosotros y le dimos bastante trabajo. Diego intentó recordar a sus padres, pero no lo consiguió. Lo cierto era que sus padres vivían peleando, su padre viajaba mucho y Emiliano era el hombre de la casa mucho antes de tener edad para serlo.
¿Cómo no iba a sentirse atraída por aquel hombre?
Iones se dio cuenta de que, cuanto más supiera acerca de él, más difícil le iba a resultar mantener las distancias.
****************
Alexandro observaba a Helena bajar la escalera, debía reconocer que la calamidad era muy linda. Se movía con la gracia de una bailarina. El sutil bamboleo de sus caderas era muy sensual.
Aún recordaba la primera vez que la había visto en una fiesta de año nuevo de su madre.
¿Por qué Xandro le hacía sentir siempre como si hubiera hecho algo mal?, se preguntó Helena al mirarlo.
—Supongo que pasabas por aquí.
—En realidad, voy a lo de los Gakis, Analissa cumple años dijo Xandro.
—¿La conoces bien? —preguntó de curiosa.
—Nos conocemos desde hace años murmuró Xandro.
—Entiendo.
—Lo dudo —dijo murmurando, lo que incrementó la curiosidad de ella.
¿Cuál era la relación de Analissa Gakis con el hombre más detestable del mundo?.
— Muy bien ¿porque has venido?, pregunto Helena.
— Angelo Rousakis dijo Xandro.
Helena lo miró,— No entiendo cual es el problema pero desde ya te digo es un asunto cerrado.
— ¿ Tenías que ofenderlo?, pregunto Xandro.
— No hice nada que yo considere una ofensa, ¿ porque te molesta?, ¿ es tu amiguito?.
— Lo conozco hace varios años. Sé supone querías vender la fábrica de motores, dijo Xandro.
— Por supuesto, en mis términos no en los de él.
— Felicidades no podrás vender nada, dijo Xandro. Hay una queja y suspenderán la licencia mientras se realiza la investigación.
— Maldito hijo de perra exclamó Helena.
— Me ocuparé del asunto, pero quiero que lo llames y arregles el asunto exclamó Xandro.
— Nunca, prefiero perder la fábrica de motores, dijo Helena.
—¿Sabes lo que te hace falta? —dijo con voz grave.
—No, pero estoy segura de que tú me lo vas a decir.
—Necesitas alguien que te diga no, Helena, alguien que pueda obligarte a abandonar tu testarudez.
—¿Testarudez? —no había dado un paso en falso desde que era una mujer adulta y nadie la llamaría testaruda.
— ¿Y supongo que piensas que tú eres lo bastante hombre como para hacerlo?, respondió Helena riéndose
—Sé que lo soy dijo irritado. No hay posibilidad de ninguna negociación con Rousakis hasta que no seas más amable.
—¿Amable? —era demasiado—. Así que va a recurrir al chantaje.
—¿Chantaje? —Xandro hizo un sonido de desagrado con la lengua. Le estaba tomando el pelo, riéndose de ella... poniéndole el cebo—No, nada de chantaje,Helena. Si tú respondes bien, el sera amable.
Pero si sigues en la postura de ser salvaje y llevar la contraria, entonces habrá que domesticarte.
—¿Domesticarme? Me gustaría ver que alguien lo intentará.
—¿Es un reto, Helena?¿Qué estaba pasando?, pensó Xandro. Nunca había estado tan cerca de perder el control. En un mundo ideal el sexo entre ambos hubiera sido divertido, explosivo, pero las convenciones del mundo civilizado lo impedían además de su convicción de que debía mantener a Helena a la distancia.
Se preparó para la explosión que estaba seguro que ocurriría, pero cuando ella le sostuvo la mirada vio un brillo en sus ojos que antes no había visto y...
La deseaba.
Alexandro mantuvo la cara inexpresiva mientras por dentro era un torbellino.
Helena no respondió a la pregunta, en realidad no era un reto o si. Claro era que ella no se dejaría apabullar por ningún hombre no lo había hecho Emiliano Azzarini,no lo haría Alexandro Dmitrikis, mucho menos Angelos Rousakis, perderla pequeña fábrica de motores seria un golpe para su orgullo no para su economia.
— ¿Porque no tienes custodia?, pregunto él.
— Tengo o es que no lo ves dijo Helena sonriendo.
— Tres custodios no son suficientes en semejante propiedad exclamó Xandro.
— Deberán ser suficientes.
— ¿Quieres averiguar si pagarían el rescate por ti ?, pregunto Xandro...
****************
Olivia caminaba entre los periodistas, seguida de Luciano que caminaba detrás de ella.
Nunca se había sentido tan abrumada y fuera de lugar. Estaba frente a un montón de cámaras de fotos y gente que le hacía preguntas y en momento determinado sintio un golpe de una camara.
—Todavía quieres despedir al custodio? -le preguntó, un tanto incómoda.
—Lo estoy pensando.
—No fue culpa suya. Yo fui la culpable. Luciano guardó silencio.
—No me puedo ir a Grecia sin pasaporte ni ropa -señaló ella-. Tengo que ir a casa primero.
— ya se están encargando de eso
—Tengo hambre.
—Comeremos en el avión. Sin saber qué responder, Olivia se apoyó en el respaldo del asiento. Tensa, lo miró de reojo. Estaba hablando por el móvil otra vez, pero cuando se dio cuenta de que lo estaba observando, la miró con sus ojos verdes. El corazón le dio un vuelco, pero no pudo apartar la mirada. Tenía unos ojos muy hermosos. Con su mirada le recorrió el cuerpo era tan guapo.
La piel le ardió como si la hubiera tocado. El corazón le empezó a latir a toda prisa. Tenía dificultades para concentrarse y la tensión entre ellos fue en aumento. Luciano sonrió le gustaba el efecto que tenía sobre ella.
Luciano empezó a reír. -¡Eres un idiota! -le gritó Olivia sin mirarlo.
—Pareces inocente -murmuró él con voz aterciopelada-. No me extraña que Andreas cayera rendido. Estaba en una edad muy avanzada. Es una pena que no viera lo que realmente eres. Eres una excelente actriz
—También tenía una imagen bastante falsa de ti. Me dijo que eras un hombre encantador, con buenos modales, refinado -le dijo, irritada y desconcertada cuando Luciano empezó a reír.
Una hora antes, estaba furioso. Y en aquel momento parecía estar muy tranquilo. Al parecer, porque le había echado la culpa a Patrick . Tenía que conseguir hablar con él y saber lo que había pasado.
Mientras el coche en el que iban sorteaba el tráfico de Atenas, ella se sintió tensa ante la perspectiva de tener que ver a Sonia otra vez.
Había estado de malhumor. A bordo del avión privado, se había puesto un vestido adecuado y se durmió todo lo que duró el vuelo, despertándose cuando estaban aterrizando.
Cuando salieron al aeropuerto sintió tanto hambre.
—¡Si no dejas ya de hablar por teléfono, te asesinare! -le gritó Olivia
—¿Qué demonios te pasa? -Luciano se apartó el teléfono.
—No quiero decirle más mentiras a Sonia.
—¿Qué quieres, entrar y decirle que eras la amante de su marido?
—¡Yo no era la querida de Andreas...!
—¿La amante que ahora se ha convertido en esposa de su hijo?, Sonia no se merece esa humillación- le dijo Luciano con mucho énfasis.
La limusina aparcó junto a una casa muy elegante de la ciudad. Olivia salió del coche sudorosa y casi enferma de los nervios
De pronto, se dio la vuelta y expulsó el aliento, liberando un poco de tensión.
—No está mi madre. Se ha ido a España esta mañana a pasar unos días con unos amigos. Al parecer ha intentado ponerse en contacto conmigo, pero no ha podido.
Olivia se sintió mucho más aliviada y volvió a entrar en la limusina.
—¿Y ahora qué? -le preguntó. Luciano frunció el ceño.
—No creo que se entere de nuestro matrimonio hasta que vuelva. Sus amigos viven en una hacienda perdida.
—Puedes llamarla por teléfono.
—Esperaré a verla. No quiero darle la noticia por teléfono
—¿Y qué vamos a hacer ahora?Luciano no contestó. Parecía que se había puesto de mal humor otra vez.
Trató de entender su reacción, poniéndose en su lugar. Aquella boda en secreto, sólo para cumplir el deseo de Andreas, era de dominio público. La única solución para Luciano era fingir que no tenía nada que esconder.
—¿Esperas que me comporte como si fuera tu esposa? -le preguntó.
—Eres mi esposa -le recordó, enfatizando sus palabras.
—Legalmente, supongo -concedió Olivia -. Pero...
—Esta situación habrá que mantenerla durante un tiempo.
—Yo no soy tan buena actriz. Ni siquiera nos aguantamos.
Luciano no le hizo caso. Lo odiaba cuando se comportaba de esa manera. La hacía sentirse como algo insignificante
—¡No me puedo imaginar estar a tu lado una semana!
—¿Pero tú a qué estás jugando? No tengo otro remedio, esto es tu culpa y de tu amigo.
Cuando Luciano la presentó como su esposa a los sirvientes, ella se ruborizó. En una casa de aquel tamaño, estaba segura de que podría llamar desde algún sitio a Patrick . Luciano no podía estar vigilándola todo el tiempo.
Dos horas más tarde, después de una buena comida, que había saciado el hambre que tenía, la sonrisa iluminó el rostro de Olivia. Estaba recostada sobre el sofa que había en la habitación. Luciano vivía en una increíble mansión. Era como estar hospedada en un hotel de cinco estrellas.
Lo odiaba. ¿Cómo podía atraerla? ¿Por qué, no podía hacer otra cosa que pensar en Luciano? Frunció el ceño.
Lo cierto era que tenía sus cosas positivas. Era un hombre que adoraba a Sonia. Estaba dispuesto a hacer cualquier esfuerzo para que Sonia no se enterara del testamento que había dejado su marido. Y no era por avaricia.
Luciano tenía de verdad tanto dinero como Patrick le había dicho, sus padres le habían dejado una pequeña fortuna.
Era un hombre que también había amado a su padre, reconoció Olivia, a regañadientes. Pero los dos eran hombres con una personalidad muy distinta. Andreas era un hombre que siempre estaba alegre y sonreía, intentando encontrar el lado positivo a todo.
¿Le resultaba más fácil a Luciano creer que Andreas se había vuelto loco por ella?
Vestida con un albornoz, ya más tranquila intentaba leer una revista. Pero aquella sensación duró poco. Porque Luciano entro en la habitación.
Olivia se puso tensa, sus ojos se fijaron en la ropa informal . Le daba un aspecto muy atractivo... Él frunció el ceño.
—¿No te dije que mientras que estuviéramos aquí tenías que actuar como si esto fuera un matrimonio normal?.
—No tengo ni idea de cómo actúa una mujer recién casada.
— Usa la imaginación
Ya la estaba utilizando. En su imaginación Luciano era un matón de la mafia en una novela. En la misma escena estaba ella, vestida con un vestido provocador, y era objeto de su lujuria.
Olivia terminó aquella fantasía sexual dando un suspiro...
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Comments
Darquiz Bonilla
q paso entre Emiliano y helena. q ya no están juntos...no creo q ahora la pongan con Alejandro o Roseau
2024-08-27
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Herlinda Luna
Luciano si tiene relaciones con Ella se dará cuenta que no era amante de Andreas
2024-07-31
1
Oliver Bedoya
perder la pequeña..... NO perderla pequeña...
2024-06-03
0