Información crucial: carecía de anillo, aunque optó por consultar a Amanda, la mujer que laboraba en la villa y parecía estar al tanto de todos los habitantes de la isla. Por ahora, consideró que las señales eran prometedoras.
Podría fácilmente ser confundido con un dios de la Antigua Grecia. Frunció el ceño mientras esperaba que su corazón se aquietara y luego, percibiendo su mirada clavada en ella, comprendió que no se había escondido lo suficiente tras la roca. Abrió los ojos y le espetó: –¡Devuélvame mi vestimenta!. El hombre simplemente sonrió mientras ella agitaba las manos indicando su ropa. Acto seguido, avanzó un paso amenazador hacia ella. –¡Permanezca donde está! –gritó Holly, consciente de su desnudez. El pescador se detuvo y descansó todo su peso en una pierna.
Holly notó que disfrutaba genuinamente de su enojo y, para empeorar las cosas, parecía estar dispuesto a esperar hasta que ella no pudiera resistir más y se viera obligada a salir de su escondite para reclamar su ropa. Reunió valor y, cuando lo hizo, él ya no estaba, habiendo dejado su ropa sobre una de las rocas.
Amanda, la mujer que atendía la villa que Holly había alquilado, estaba tendiendo la ropa cuando ella llegó. Se dio la vuelta y puso los brazos en jarras para observar a la joven visitante inglesa.
–¿Por qué tienes que ir a la playa desnuda?. –le dijo con severidad. Lo único que le importaba a Holly era que ya se encontraba a salvo.
—No volveré a hacerlo –le prometió con fervor. Había aprendido la lección–. Pero no voy desnuda, Amanda –Holly se sintió impedida a dar una explicación–. Llevo puesto el pijama y aqui no anda nadie…
–¿Y qué me dices de los pescadores?–dijo Amanda levantando las manos al cielo escandalizada. Las mujeres no se comportan así acá. — Te veré más tarde, el desayuno esta sobre la mesa dijo Amanda yéndose a su casa.
Amanda llego a su casa no más abrir la puerta se encontró con sus hijo conversando con su sobrino.
— Mamá que bueno que ya estés aquí dijo Gio abrazando a su madre.
— Abuelita dijo Brad corriendo a abrazarla.
Amanda abrazó a su nieto— Me retrase porque la mujer que le alquila la villa andaba paseando y me preocupe por ella.
Gio sonrió era una sonrisa picara, el ya la había visto nadando desnuda, aunque trabajaba en el hospital ayudaba a su padre en el negocio de la pesca.
— ¿Tú hermana ha llamado?, pregunto Amanda.
— No, pero no te preocupes no es la primera vez que Iones va a Londres, además tengo entendido que Helena se reuniría con ella tranquila.
— ¿Tío me llevarás a la playa después?, pregunto el pequeño.
— En cuanto termines el desayuno dijo Gio su sobrino se quedaría con ellos al menos una semana, ya que estaba de vacaciones.
****************
Helena descansó profundamente como había anticipado. El amanecer apenas se insinuaba a través de las cortinas blancas mientras se estiraba como un felino al sol. Al principio, le costaba dejar atrás las cálidas sábanas de lino, pero luego pensó en la playa.
La playa se extendía como una tentadora media luna plateada, y el mar turquesa parecía estar en completa calma. Lo mejor de todo era que no había señales de vida, así que podía relajarse y sentir que el nuevo día le pertenecía, al menos por el momento. Se levantó, se puso un traje de baño, tomó un chal y salió de su casa.
Saltó a la playa, dejó caer las chanclas y hundió los dedos de los pies en la arena húmeda. Lanzó lejos el chal y corrió hacia el agua.
Mientras se adentraba en el mar con vigorosas brazadas, Helena reflexionaba sobre los eventos de los últimos años.
Fue entonces cuando escuchó el sonido del helicóptero acercándose. Helena lo miró y decidió regresar a la orilla.
Corrió hacia la casa y ahí lo vio de pie en la terraza de su casa de pie con sus gafas de sol, vestido con un pantalón y camisa blanca la cual estaba desabrochada los primeros botones.
Él la recorrió con la mirada, el cabello mojado y el diminuto traje de baño de color blanco no dejaba mucho a la imaginación.
— Hola Helena ¿cómo estás?, pregunto él.
— Sorprendida de verte acá, dijo Helena.
— Tenemos que hablar, exclamó él.
— Ya veo, vine a descansar de los dramas y negocios y aquí vienes tu a irritarme como de costumbre¿ Porque no me llamaste?, pregunto Helena.
— Me enteré de que estabas acá y voy a la fiesta de Gakis así que decidí venir a verte personalmente.
—Ya veo por favor, si me das unos minutos iré a cambiarme dijo ella.
Él la siguió como un cachorro y bajó la mirada hacia la curva de su trasero, perfectamente esculpido gracias a flexiones y más flexiones.
— Hipólita atiende al señor Dmitrikis enseguida vuelvo, estás en tu casa Alexandro exclamó Helena.
— Señor Dmitrikis ¿desea tomar algo?.
— Un café, si no es molestia. He notado que hay poca seguridad.
— Ya sabe como es, Minos se lo ha dicho hasta el cansancio, pero se niega a tener seguridad.
— Hablaré con ella dijo Xandro.
Helena se estaba duchando, siempre que Xandro aparecía había problemas.
Se vistió a toda prisa y bajo a la sala a ver que pasaba.
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Comments
Angeles Loza Felix
si definitivamente el hermano tiene razón es tensión sexual
2024-05-23
2
Angeles Loza Felix
me lo imaginé, una pareja para el
2024-05-23
0
NEUDIS BRITO
👏👏👏
2024-04-18
0