Olivia estaba en la cocina de su hogar, repasando la llamada que había hecho a la casa en Corfú desde el aeropuerto, con la esperanza de que Luciano respondiera.
—Soy Olivia. Solo quiero que sepas que antes hablaba en serio. Puedes quedarte con el dinero, ¿de acuerdo?
—¿Qué estás tramando? -respondió Luciano al otro lado de la línea-. ¿Crees que me impresionas? Sonia se fue y necesitamos hablar. Si no hubiera venido, no te habría dejado ir. ¡Exijo que vuelvas aquí ahora mismo!
Olivia apretó los dientes. No quería hablar con él, solo quería asegurarse de que Sonia se había ido sin problemas.
—Yo...
—¿Crees que tengo tiempo para hablar con una mujer como tú? -la insultó Luciano.
—¿Quién te crees que eres? -respondió Olivia, perdiendo el control-. ¿Con quién piensas que estás hablando? No necesitas más que insultos y un traje elegante para impresionar a esta mujer que no tiene intención de volver a verte en su vida. Ella cortó la llamada, furiosa.
Ahora que su padre había fallecido, no podía permitirse ser débil. Estaba de vuelta en la realidad, no en el mundo que Andreas había creado para ella. Lo único que podía conseguir siendo débil era un golpe bajo...
Olivia observó la cocina desordenada. Después de tomar café, comenzó a limpiar.
Patrick entró cansado en la cocina. Era alto y ancho, pero el trabajo había afectado su físico.
—¿Recordaste comprar cervezas? -preguntó, viendo a Olivia limpiar.
—¿Estás bromeando? -respondió ella, incrédula.
—No te enfades conmigo -dijo Patrick, sin entender-. Deberías haberme llamado. Si hubiera sabido que venías, habría limpiado.
—Deberías estar avergonzado, Patrick. Prometiste ayudar cuando nos mudamos. Me voy unos días y regreso para encontrar todo un desastre y el jardín lleno de basura.
Patrick expresó su incomodidad. —No limpié porque no esperaba verte.
—No busques excusas. Usa esos músculos para sacar esas bañeras del jardín y meterlas en el granero.
—El granero ya está lleno.
—¡Entonces deshazte de ellas! ¡Esto parece una chatarrería!
—¿Deshacerme de ellas? ¿Estás loca? -exclamó Patrick horrorizado-. Puedo ganar más vendiendo una bañera que lo que ganas vendiendo baratijas en el mercado. Olivia no supo qué responder. Patrick había sido su mejor amigo desde los trece años. Suspiró.
—Ve y dúchate. Te ayudaré a limpiar después. Pero Patrick se quedó y se aclaró la garganta.
—Debería haberlo dicho ayer, pero no sabía cómo... Siento mucho lo de tu padre. Lo pierdes justo después de conocerlo. Olivia sintió un nudo en la garganta.
—Era una gran persona -murmuró y tragó saliva-. Al menos tuve la oportunidad de conocerlo.
—Sí -dijo Patrick con ceño fruncido antes de moverse-. ¿Por qué te fuiste tan rápido de Londres si te dejó parte de su herencia?
—No quiero hablar de eso.
—Olivia... no puedes seguir huyendo de la gente y de las situaciones que te incomodan. Se ruborizó. No le gustaba que le recordaran eso.
—Ni puedes ignorar una herencia. El ejecutor testamentario te encontrará. Es su trabajo.
—No lo tendrá fácil. No le dejé mi dirección.
—Acepta lo que es tuyo. Deja el puesto en el mercado y abre una tienda de antigüedades aquí, como siempre quisiste -dijo Patrick-. Podemos comprar este lugar a mi tío juntos, en lugar de alquilarlo.
Ese era el defecto de Patrick, pensó Olivia. Siempre buscaba ganar dinero. Su negocio de restauración de antigüedades iba bien.
—Podrías vivir mejor. Es lo que tu padre quería -insistió Patrick, y subió al baño.
Frustrada, frunció el ceño al ver el desorden. Tardaría días en limpiarlo. Con un gruñido, salió a la luz del sol. Una limusina plateada se acercaba. Aparcó detrás del camión de Patrick.
Mientras observaba, un hombre alto de pelo negro salió del coche. Olivia se quedó quieta. El sol resaltaba su piel bronceada y su rostro masculino. Se acercó con gracia. Olivia encontró su mirada, sintiendo un vuelco en el estómago.
< Olivia apartó ese recuerdo de su mente y notó que él la miraba con desprecio. Se sonrojó al ver su aspecto descuidado. Pero se enfureció al darse cuenta de que le importaba lo que él pensara. —Hablemos dentro -dijo Luciano. —¿Cómo me encontraste? —No fue difícil. Tenía tu nombre. —No quiero verte -dijo Olivia, enojada-. Mejor vete. —No me iré hasta que lleguemos a un acuerdo -respondió Luciano con arrogancia-. ¿Cuántos años tienes? -preguntó. —Veinticuatro... aunque eso no importa. -¿Veinticuatro? -Luciano frunció el ceño-. ¿Qué pensaba Andreas? —Nada que te incumba -dijo Olivia con desprecio. —No entiendo tu forma de pensar -respondió Luciano sin inmutarse. —¿De qué hablas? —Discutámoslo adentro. —Te pregunté qué significa eso -recordó Olivia. Luciano la miró con desprecio. —Vives en un desastre. Deberías desinfectar esta casa. Mejor hablemos afuera. Con las mejillas rojas, Olivia dijo: —¿Cómo te atreves? —Cálmate -dijo, mirándola como si la amenazara-. Escucha. Andreas era un caballero, yo no. Sé lo que hiciste. Cambió su testamento por ti, pero con una condición. —No entiendo... —Claro que no entiendes -confirmó él. — Seguro que piensas que te ha dejado una fortuna y que lo único que tienes que hacer es esperar sentada a recibir el dinero. Pero mucho me temo que te ha salido el tiro por la culata, porque Andreas no te ha dejado nada. Olivia frunció el ceño, en un esfuerzo por entender lo que le estaba diciendo. —Pero dijiste que... —Andreas me ha dejado todo a mí, como estaba escrito en su primer testamento. Pero en el nuevo añadió una condición para que yo heredara todo. Podré heredar su fortuna si me caso contigo exclamó Luciano. ***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
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Comments
Norma Alvarez Vega
interesante.
2025-02-04
0
Monica Raquel Martin
flor de sinvergüenza es Luciano
2024-10-28
0
Herlinda Luna
Ella es la única Letsos de sangre y Luciano Letsos de apellido nadamás
2024-07-31
2