Negocios con Luciano

Ángela ayudaba a Raissa a preparar la lista de invitados para su boda.

— Papá me ha pedido que invite a alguno de sus socios dijo Raissa.

— Está bien dame sus nombres dijo Ángela. ¿Qué has pensado de la ceremonia?.

— Solo tendré dos damas de honor Iones y Helena ya lo hablé con ellas dijo Raissa.

— ¿Qué te han dicho?, pregunto Ángela.

— Iones se mostró diplomáticamente correcta y Helena que deberíamos a empezar a hablar de una amistad con límites.

Ángela comenzó a reírse mientras anotaba los últimos nombres.

— Muy bien ya tenemos las lista ¿Cuándo escogerán la invitación?.

— Lo haré contigo o le pediré a Iones que me acompañe, sacar a Acheron del taller es todo un reto...

****************

Olivia se vio obligada a tomar asiento en el banco del jardín, temiendo perder el equilibrio. Tras escuchar la retorcida versión de Luciano, todo comenzó a cobrar sentido. Su padre, sabiendo que no podía reconocerla públicamente como su hija, había buscado garantizar su futuro de alguna manera.

—¿Casarte conmigo? -preguntó, sintiendo la sequedad en la boca-. ¿Casarte conmigo?

—Andreas pensaba que estabas embarazada -dijo Luciano con amargura, alejándose-. Redactó ese testamento sin pensar claramente.

—¿Por qué?

—Quería asegurar el futuro de su hijo y ocultar la verdad a Sonia.

—No es así -protestó Olivia, nerviosa-. Mi relación con Andreas era puramente platónica. Yo no le mentí. Yo...

—¿Crees que soy ingenuo? -interrumpió Luciano con desdén-. Vivían juntos y estaba encaprichado contigo, dejando a su esposa.

En un momento de desesperación, Andreas había decidido algo impensable, guiado por una mentalidad machista que veía a las mujeres como seres vulnerables necesitados de protección masculina.

—Eso no puede ser legal... -susurró Olivia.

—Es totalmente legal, pero podría ser impugnado -comentó Luciano con voz ronca-. Andreas no consideró qué pasaría con su fortuna si no se realizaba el matrimonio. Ahora todas sus cuentas y negocios están bloqueados, sin posibilidad de acción legal sin que Sonia lo sepa.

Ella no podía pensar con claridad.

—Pero ella debería saberlo.

—No lo sabe. Solo conoce el primer testamento, no este nuevo. Lo encontramos cuando la secretaria de Andreas estaba ordenando su escritorio.

—¿Y qué pasará con ella? No creo que Andreas la desheredara.

—Sonia tiene su propio dinero y, de todas formas, la cuidaré. No tenía otros parientes. Ella también prefería que yo fuera el único heredero -la miró fijamente-. Y tú tampoco deberías querer hacerlo público. Si dices algo, no recibirás nada.

Olivia se levantó y gritó: —¡No quiero nada de esto! Luciano la miró fríamente.

—Con esa actitud, no conseguirás más dinero. Deberás casarte conmigo, y por las molestias, recibirás una compensación y el divorcio cuando sea posible.

—¿Estás loco? -Olivia no podía creer lo que escuchaba-. ¿Crees que me casaré para que puedas acceder a la fortuna de Andreas?

En ese momento, se oyó una ventana abrirse. —¿Olivia? ¿Dónde están las toallas? -gritó Patrick.

Luciano se tensó al ver a Patrick medio desnudo asomándose por la ventana. Olivia también lo miró, comparándolo con una versión rubia de King Kong.

—Lo siento... -murmuró Patrick, retirándose de la ventana-. No sabía que tenías visita...

—¿Quién es ese? -Luciano frunció el ceño.

—¿Quieres que baje y le diga algo, Olivia? -ofreció Patrick.

—Si alguna vez necesito defensa, no estaré a punto de morir -respondió Olivia, ofendida por la oferta. La ventana se cerró.

—¡Andreas acaba de morir y ya tienes a otro hombre en tu cama! -Luciano estaba furioso.

Olivia lo abofeteó, aturdida por su propia reacción. Un silencio incómodo se apoderó de ellos.

—Estoy harta de tus insultos -murmuró Olivia, temblando-. ¡Si me tocas, Patrick se encargará de ti!

Luciano la observó con ojos ardientes. Olivia sintió un nudo en la garganta al encontrarse con su mirada.

—Deberías pensarlo -dijo Luciano, antes de marcharse.

Olivia se sentó en la cocina, indignada. Luciano la había amenazado, pero no cedería. No permitiría que obtuviera la fortuna de Andreas. Patrick la consoló, ofreciéndose a manejar las negociaciones.

—Letsos está en aprietos -explicó Patrick-. Sería mejor cumplir la voluntad de tu padre.

Olivia se dio cuenta de que había pasado por alto el impacto en los negocios de su padre. Patrick le recordó las consecuencias para los empleados si el negocio fallaba.

—Es un negocio, Olivia. No puedes castigar a Letsos sin afectar a otros -le dijo Patrick.

Olivia lo miró— yo no quiero castigar a nadie solo quiero me dejen en paz

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