Black estaba tan preocupado que la atrajo a su pecho mientras sostenía la herida con el pañuelo en su hombro.
—¿Cómo estás? —preguntó mientras el auto estaba en movimiento.
Karol: Como cucaracha en baile de gallina. —Dijo al instante que sintió que le dolía todo.
Black: ¿Cómo es eso? —preguntó, un poco intrigado.
Karol: Sobreviviendo a duras penas. —Estaba adolorida, pero él solo sonrió por la ocurrencia de ella. Para él, entre más la conocía, era alguien inusual. Hasta que llegaron sus hombres, abrieron la puerta del auto, y Black la cargó. Al instante, sus hombres abrieron la puerta del apartamento de dos plantas con grandes ventanales de vidrio, lleno de elegancia en tonos pasteles. Él subió las escaleras con ella en brazos, seguido por un médico, hasta llegar a una gran y lujosa alcoba, mientras ella se aferraba a él.
La puso con delicadeza en la cama y dejó al médico hacer su trabajo; él solo observaba todo sin importarle su ropa manchada de sangre y sus manos igual. Ella estaba igual; su vestido blanco se había vuelto rojo. No entendía por qué tanta sangre, pero solo se quedó viéndola mientras limpiaban su herida y la suturan, ya que la herida fue profunda. Al final, el médico le dio un recetario con medicamentos para desinflamar y aliviar el dolor al irse. Black suspiró aliviado de que su herida no fuera nada grave al verla levantarse con su ropa llena de sangre.
—¿Para dónde crees que vas? —pregunta él, poniendo sus manos en la cintura y solo observándola.
Karol: Voy a bañar, parezco a Carrie.—
Black: El médico dijo que no podías mojar la herida.
Karol: Sí, lo sé, lo escuché bien, pero yo me las arreglaré como pueda; pero sucia no me voy a quedar, Sr. Black.— Se va, dejándolo parado en la habitación, lo cual empieza a murmurar.
—Suena mejor cuando me dices Negro, que Sr. Black —dice en un tono bajo, dirigiéndose a la puerta y ordenando que cambien las sábanas porque están sucias de sangre. Se dio cuenta de que ella no tenía ropa que usar cuando saliera de la ducha. Así que le mandó a pedir que arreglara unos asuntos con Marcos a través del teléfono.
Por otra parte, Karol entra al lujoso baño, se siente cansada, le duele el cuerpo, el alma, su pie está inflamado y la herida en el hombro. No entiende cómo pudo salvarlo, pero no se arrepiente de haberlo hecho. No deja de pensar en su cara de preocupación cuando la vio herida, solo suspira para quitarse todo, quedando totalmente desnuda para entrar a la ducha y tratar de no mojar la herida. El agua que caía de la regadera solo se teñía de rojo.
Al salir, toma una toalla y se seca para ver su cuerpo lleno de hematomas de color morado y algunos verdes. Se siente cansada mentalmente, pues su vida era mala y ahora todo su mundo está de cabeza. Una parte de ella desea que todo termine. Se seca el cabello con una sola mano, como puede, aunque aún queda demasiado mojado. Encuentra una bata, se la pone y suspira, para salir del baño como puede. Hasta verlo a él parado, esperándola, aún con su ropa sucia.
Black: Ahí tienes agua y los medicamentos. El médico también te envió un medicamento para los hematomas en tu cuerpo.— Mirándola, que está demasiado mojada, no pudo secarse bien por su herida. Ella solo camina y se los toma mientras aplica el ungüento y lo mira a él.
Karol: Sr. Black... ¿Está ocupado? —Él al principio no entiende el porqué de su pregunta, hasta que la ve con el ungüento en la mano.
—Pero si no puede. Yo le diré a uno de tus hombres que lo haga por mí, porque yo no puedo— mirándolo.
Él suspira y la mira sin expresión.
Black: Siéntate ahí, déjame hacerlo, pero lavaré mis manos —señalando el sofá—, para irse a lavar las manos y al volver solo la observa, teniendo la bata hasta su cintura. Como una de sus manos tapa sus senos, tiene toda su espalda descubierta, mostrando un hermoso tatuaje. Él solo la observa, quedando impactado por tanta belleza que lo hace tragar en seco para acercarse a ella.
Karol le entrega el ungüento mientras él se asienta en el sofá, quedando a poca distancia de ella. Ambos se miran; él se encuentra con esos ojos de color ámbar, retadores, que no tienen ninguna clase de miedo, y ella ve sus ojos oscuros, profundos y un poco fríos. Ambos se miran por unos instantes, hasta que él destapa el tubito del ungüento y saca una pequeña porción para aplicarla en su piel. Por un instante, Karol se estremece al sentir frío y un poco resbaladizo mientras lo aplica en el hematoma de su costado, pero su toque es delicado; ambos están tan cerca.
Otra vez sintiendo esa tensión palpable entre ellos, ninguno de los dos dice nada. Solo él se concentra en aplicar con la yema de sus dedos, deseando que eso borre cada golpe que ella tiene, observando cada detalle de su espalda y ese tatuaje que miró detalladamente de un ave fénix.
Black: ¿Por qué me salvaste? —Eso hace que ella lo mire mientras él sigue aplicando el medicamento en cada uno de sus golpes, sintiendo un poco el olor de su champú recién bañado. Aunque su pelo todavía estaba demasiado mojado y goteaba, solo podía observar esas gotas que se deslizaban por su espalda, sintiendo un poco de envidia porque ella puede tocar su piel. Cuanto más la veía, más hermosa se volvía, hasta que su voz lo saca de sus pensamientos.
Karol: No lo sé, solo fue instinto, todo fue tan rápido. —Sus ojos se veían un poco cansados, tal vez por el medicamento que empezaba a hacer efecto, mientras él solo podía observar sus labios, pero decidió levantarse para tapar el tubito del ungüento y ponerlo en la mesa. Mientras él se quitaba la camisa, dejando ver su cuerpo bien trabajado y su dorso lleno de tatuajes, al igual que sus brazos, Karol los recorrió con la mirada, un poco maravillada por su cuerpo. Ella jamás pensó que él tuviera tantos tatuajes, pero cada uno de ellos tiene detalles delicados y bien trazados que parecen una obra de arte en él.
Karol solo se levanta para acomodar su bata, disimulando esa atracción que sentía por él.
—Tienes algo que me prestes para ponerme.
Black: No tengo nada, mis hombres vienen con tu ropa. Espérate ahí sentado, no quiero que te vayas a acostar en la cama y la vayas a mojar, pues no me gusta la cama mojada para dormir. —Mirándola con su típica cara de enojo, como siempre.
Karol: ¡Por favor! ¿Dime que no mandaste a Marcos por mi ropa?—
Black: No, él está ocupado resolviendo algunos problemas. Alguno de mis chicos lo traerá, solo espera ahí.—
Karol no dice nada, solo muestra una risa de descontento, se tira al sofá sin ganas y le hace mala cara, pues no tiene ganas de pelear con él.
Black camina para entrar al baño. Karol espera en el sofá, pero se siente tan cansada que le cuesta tener los ojos abiertos, pues su día había sido largo y su cuerpo no podía más. Esperaba y esperaba, y la ropa no llegaba. Mientras tanto, Black tampoco salía del baño. En su mente pensó:
"Que el negro no sale porque se estaba blanqueando". Se ríe a sí misma de los chistes mentales, pero ya no podía más. Sus ojos estaban por cerrarse, así que, sin más opción, se quita la bata que estaba bastante húmeda, quedando totalmente desnuda, y toma una sábana para cubrirse de los pies a la cabeza. No había tocado la sábana cuando ya se había quedado completamente dormida.
Black, por otro lado, tenía un debate mental. No sabía lo que le sucedía con Karol, solo sabía que cada día la deseaba más, la quería para él. Nunca había sentido esta posesividad con nadie, y más ahora que le había salvado la vida. Pero al pensar en ese cuerpo curvado, en su cara, en esos ojos y sentir su suave y delicada piel, era algo tan tentador para él que solo pudo contenerse. Solo con pensar en ella, su erección hacía que doliera. Así que se despojó de toda su ropa para entrar a la ducha y, para ayudarse, empezó a tocar su hombría pensando en su cara, en su cuerpo, en la forma en que se besaron en el avión, cómo su boca luchaba y se sincronizaba a tal punto que, entre más pensaba en ella, más excitado se encontraba, más sé movía vigorosamente su mano. Hasta imaginársela a ella en la ducha, hasta acabar saliendo toda su esencia de él, para abrir los ojos y encontrarse totalmente solo. Únicamente sabía una cosa: esa mujer lo estaba volviendo loco y se estaba convirtiendo en una gran tentación. Que no sabría cuándo podría aguantar para tomarla y hacerla suya.
Para ducharse hasta salir en toalla mientras busca con la mirada a Karol en la habitación. Pero no la halla por ningún lado, solo encuentra su bata húmeda y ve la cama, quedando maravillado con esa imagen de ella totalmente desnuda y cubierta por una delgada sábana.
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Comments
Eliana
Esa si es una cruel tentación para el negriis 🤣 pobre, su amigo inseparable Stara pidiendo auxilio 😆🤣🤣🤣🤣
2025-03-10
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Valentina Rocha
jaja, ya le agarro el gusto de que le diga negro!!! no puedo dejar de reír
2025-03-11
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Claudia Moller
Pues acá en Uruguay no podemos decirles negro es un Insulto le decimos Afrodeccendientes
2024-11-18
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