Karol se despierta sintiendo su garganta seca y un poco adormilada. Ella siente que le duele todo el cuerpo y trata de abrir los ojos. Aunque su vista está un poco borrosa, se da cuenta de que está en una habitación blanca. Mientras ella se encuentra canalizada, intenta moverse un poco, sintiendo un dolor en su abdomen. Con su mirada recorre la habitación hasta ver al Negro sentado en el sillón con las manos en la cabeza. Ella levanta la cabeza, recordando todo lo que había pasado, y levanta la mano, viendo sus nudillos inflamados y el anillo en ella.
—Podemos dejar de encontrarnos así —dice con su suave voz, un poco ronca y adormilada. En el instante en que él escucha su voz, levanta la cabeza y se encuentra con esos ojos ámbar. Por unos cortos segundos, ambos se quedan mirando fijamente sin decir nada. Ella intenta sentarse, sintiendo la boca seca, lo cual hace que él se levante, tome una botella de agua que estaba al lado de su cama, le ponga la vajilla y se la entregue sin decir nada. Ella la toma y da un sorbo de la botella; es cuando recuerda a su padre e intenta levantarse, pero él la detiene al escuchar su voz.
—No te molestes en buscar a tu padre —dice con su típica cara sin expresión. Karol casi se le quiebra el corazón al pensar que su padre partió de este mundo.
Karol: ¡Negro! No me digas que mi padre murió —dice, aún sentada en la cama, con los ojos un poco llorosos por las lágrimas que trataba de contener.
Black: Te he dicho que no me llames Negro y, segundo, ese hombre, o sea, tu padre, está vivo, pero no se encuentra aquí. Salió de cirugía y está estable —mientras él solo la observa a unos metros de su cama.
Karol: ¿Dime dónde está mi padre? —Intrigada, tratando de observar al hombre y descubrir su juego en su mente, ella sabía que solo quería usar a su padre para obtener algo de ella, ¿pero qué? Se pregunta.
Black: Él se acomoda en la pared, cruzando de brazos con una risa ladina, al sentirse que tiene ventaja en algo sobre ella.
—No te lo diré. De ahora en adelante, y como te lo dije ayer, me perteneces. ¿Crees que la gran hazaña que hiciste ayer te servirá de algo? Recuerda, nadie puede conmigo, pero ahora me debes... pagaré todas tus deudas, incluso la hipoteca de tu casa. Tu padre tendrá el tratamiento que necesita e incluso le pagaré una terapia para que deje su adicción. Aunque no sé si a ese hombre al que llamas padre le puedas llamar así. Aún sigo sin entender por qué le salvaste la vida a un hombre que te apostó, sin pensar en las consecuencias, pero ese es tu problema. Ahora me debes y harás todo lo que yo te diga. —Con superioridad.
Karol: Así que a eso quieres jugar... Usarás a mi padre. ¿Qué pasa si me rehúso a seguir la mierda de juego? Que pretendes, por lo que veo, tú me necesitas, pero ¿para qué? Un hombre como tú necesita a una mujer como yo... Espera, aaa, ya necesitas a una esposa... —Con astucia.
—Está bien, haré un trato contigo. Por lo que veo, no me desharé de ti, solo fingiré ser tu esposa por un periodo corto de tiempo, máximo dos meses, y quiero que me digas la cifra de cuánto te debo. Y si consigo ese dinero y lo pago antes de lo pactado, me dejarás ir con mi padre y me darás el divorcio, y no los volveremos a ver, mi negro sabroso. —Mirando con superioridad.
Mientras Black se levanta, camina hacia ella, que sigue en la cama, para acercarse, inclinarse hacia ella y poner sus brazos para apoyarse en la cama y tenerla más cerca, creando una tensión entre los dos; ambos se retaban con la mirada.
—¿Quién te crees tú para pensar que puedes negociar conmigo? —Sin dejar de verse, era como un juego; ninguno de los dos está dispuesto a ceder. Él observa sus alrededores y sus hermosos ojos ámbar, y ella, sus fríos y penetrantes ojos café oscuro, que se podrían decir que son negros.
—Soy tu esposa, tengo el anillo en el dedo. (mostrando su mano). Y sé que me necesitas. Pero solo estoy intrigada: ¿para qué? —Mientras su mirada se desvía un poco hacia sus labios. Ella sonríe para cortar la tensión y lo sorprende dándole un corto pico en los labios, lo que lo hizo estremecer, mientras ella se ríe.
—Negro, eres... mmm, delicioso. —Con diversión. Mientras seguía pensando quién era esta mujer que no tenía ni vergüenza, pero no se iba a dejar vencer por ella. Jamás iba a perder ante ella.
Black: Está bien, aceptaré, pero el plazo lo pondré yo. Nuestro matrimonio quedará disuelto hasta que la verdadera y digna de ser mi mujer, mi esposa, aparezca, o tú me pagues. Todas las deudas de tu padre e hipoteca de tu casa son un total de USD 51,400 dólares. Pero no creo que tengas esa cantidad. ¿Cierto? —Con aires de arrogancia.
Karol queda desconcertada al escuchar la cantidad de dinero: $200.000.000 en plata colombiana. Pero lo que Black no sabía es que Karol sí podía tener ese dinero; solo tenía que saber si la inmobiliaria a cargo de vender la casa de su madre ya había encontrado un comprador para la casa, que está evaluada en $300.000.000 en plata colombiana. Así que podía pagarle a Black y volver a Colombia con su padre. ¿Pero cuánto tiempo debo esperar?, se preguntaba mentalmente. Mientras tanto, Black se sintió satisfecho al ver la cara de Karol al escuchar la cifra; sabía que no tenía para pagar y que no le quedaría más remedio que jugar con sus reglas.
Karol: Tú ganas, pero si logro pagarte antes, aunque tenga que vender mi riñón para hacerlo, lo haré. Pero te dejaré claro: no me gusta que me digan qué hacer. Jugaré mi papel en mis términos. Quiero saber de mi padre a diario, con foto y llamada con él...
Espero que tú, "digna mujer", aparezcas pronto —hizo comillas con los dedos.
Black: Está bien, pero debes comportarte como una dama, sin decir malas palabras. Deja de decirme negro; para ti seré Enzo o Black. Y no tengo que darte explicaciones de por qué tuve que casarme contigo, aunque no seas digna de ese título —dijo con arrogancia, con su cara sin expresión.
Karol (se ríe de sus palabras): Ok, yo me portaré como una dama delante de los demás; sé cómo hacerlo, pero te seguiré llamando negro hasta que se me dé la maldita gana. Y lo otro, mi amor, estás muy equivocado. Yo soy más digna de lo que crees. El que creo que le queda grande esta potra eres tú, mi Negro sabroso. —Mientras ella trata de levantarse, se olvida de que tiene un pie lastimado y se cae, pero antes de caer es atrapada por Black, quedando tan cerca que a ambos se les acelera el corazón. Se miran fijamente, volviendo esa tensión entre ellos. Karol aprovecha esa cercanía para acercarse a su oído.
— Puedo ser tan princesa como me trates, pero también puedo ser una zorra en la cama que dejará sin aliento.—Mordiendo el lóbulo de sus orejas, mientras Black siente una corriente en todo su cuerpo, que solo quiere devorar sus labios y arrojarla a la cama, pero debe contener esa tentación por ella.
Mientras ella lo retira con una sonrisa de diversión y le guiña el ojo para dirigirse al baño, tomando la bolsa de suero que está conectada a ella, cojeando por el dolor en su pie. Pero antes de cerrar la puerta, voltea y lo mira, mientras él solo la mira un poco perdido.
—¡Ey, Negro! —Él la mira.
—Tal vez no sea el amor de tu vida, pero sí tu mayor pecado —Ella sonríe, mientras él pone los ojos en blanco, disfrutando dejarlo sin saber qué decir, para cerrar la puerta. Mientras Black mueve la cabeza en negación, no puede evitar sonreír con sus dientes blancos, por el atrevimiento de esa mujer, con una personalidad única...
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Comments
Belkys Natalia
autora ka sacaste del estadio con tu novela, desde el comienzo me tramo, me reído con las locuras de karol jajaja, tremenda loca, sin pelos en la lengua jajaja , bueeniisiimaa
2025-03-26
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Gilda Herrera
Más q obvio pq si lo amara por lo menos un msj e-mail llamada o algo pero ta lo hubiera hecho pero su Nicole es una putizorra de primer nivel
2025-03-27
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Mar Sol
Jajajaja, a ver cómo le quedó el ojo a Enzo, se encontró la horma de su zapato, Karol no es interesada, es digna de ocupar el lugar de esposa.
2025-02-05
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