CAP 12 Miradas

Al instante que Black la toma en sus brazos, ella siente su delicioso aroma. Ella pasa su brazo por su cuello para sostenerse, mientras él la lleva en sus brazos. Él no la mira, lo cual hace que ella sienta su corazón con su otra mano libre, sintiendo que está acelerado, al igual que el de ella, mientras acaricia su dorso suavemente.

Karol: Hueles delicioso. — Él ni siquiera la mira, pero por dentro se está conteniendo para no mirarla y caer ante esos ojos ámbar. Hasta llegar al auto, sus hombres le abren la puerta y él entra con ella, acomodándola en la parte de atrás. Por un leve instante, ambos rozan sus caras y sus miradas se encuentran, pero él la aparta. Al entrar al auto a su lado, ninguno de los dos dice una palabra, pero ella siente la mirada de él recorriendo todo su cuerpo. En ese instante, ella se siente cansada y un poco dolorida por los golpes, así que solo se limita a ver por la ventana, perdida en sus pensamientos. Mientras él espera que ella le diga algo, nada sucede. Hasta que ella lo mira y se da cuenta de que están en el aeropuerto.

Karol: ¡Negro! ¿A dónde vamos? — Intrigada, mirándolo.

Black: Lo sabrás cuando llegues. — El auto se detiene.

Karol: ¡Oh, cuánto misterio! Pero no puedo viajar sin pasaporte. — Mirándolo seria.

Black: Se ríe y ella lo ve por primera vez hacerlo, como si fuera un chiste. — Eso es lo que te preocupa. No lo necesitarás — mostrando su jet privado de color negro.

Karol: ¿Y mi padre? — Intrigada mientras trata de bajarse como puede.

Black: Él estará bien, siempre y cuando cumplas tu trato... — (sin saber que Black le enseñaría una lección para mostrarle quién manda).

Ella suspira y baja del auto, pero esta vez Marcos la ayuda a bajar y subir al avión, lo cual ella odia, ya que le tiene miedo a las alturas. Por el camino trató de sacarle información a Marcos sobre el lugar donde viajarán, pero Marcos no le responde ninguna de sus preguntas, así que ella opta por seguir la corriente, además de que se sentía cansada y le dolía el cuerpo. No tenía ánimos para pelear, así que solo se sentó, cerrando los ojos para tranquilizar su miedo a las alturas, y él se sienta frente a ella. Aunque ella queda un poco impactada por el lujoso avión que hasta tenía una habitación, no tenía tiempo de observar nada con detalle. Aunque ella había volado en avión, siempre su miedo la acecha. Ella solo se asienta en una de las sillas y él se sienta al frente de ella. Al notar lo nerviosa que está, se da cuenta de que ella se olvidó de ponerse el cinturón. Esto hace que se acerque hacia ella para abrocharlo. Ella, al abrir los ojos, se encuentra tan cerca que solo se miran fijamente, mientras él se sienta al lado de ella. Cuando el avión empieza a despegar, se siente un poco de turbulencia y ella, sin darse cuenta, agarra la mano de Black. Ella solo cierra los ojos y suelta su mano, ya estando en el cielo. Black se cambia de asiento y se sienta al frente de ella.

Él empieza a revisar un sobre con muchos papeles, ignorándola, lo cual hace que Karol finja dormir, sintiendo su mirada de vez en cuando. Ella, más relajada, quiere decirle algo, pero en ese instante se acerca una hermosa azafata para entregarle un vaso de whisky, el cual él recibe; sin embargo, ella percibe que la chica pone el trago y roza su mano con el brazo de él. Mientras lo mira seductoramente, no se da cuenta de la presencia de Karol, quien la mira fríamente, y él se pone un tanto incómodo.

—Cualquier cosa, no dudes en llamarme, Sr. Black. Siempre estaré a su entera disposición— dijo mientras tocaba su hombro e iba a irse la aeromoza.

Karol: ¡Vaya, vaya!... No me digas que te acuestas con la escoba en falda. — Eso hizo que Marcos se riera. Mientras tanto, Black solo revisa los papeles sin verla.

— Ok. Negro, no respondas, pero ojos de loca jamás se equivocan... Pero ya que tenemos este tema abordo, si puedes tener amantes, yo puedo tener uno. — Ella lo mira con diversión mientras él pone los papeles en la mesa de un solo golpe y la mira fríamente, sin mostrar ninguna emoción.

Black: ¡Escúchame bien, Karol! Desde que tienes ese anillo en el dedo, me perteneces y ningún hombre puede mirarte ni tocarte. — Ni siquiera él podía soportar la idea de que otro hombre la tocara. Siente rabia solo con la idea, pero ella se acomoda más en la silla.

Karol: Pero por eso no hay problema. Yo puedo quitármelo. — Mostrando su mano para hacerlo con diversión.

Black: Ni se te ocurra quitarte ese anillo, eres mi mujer. Si llegas a quitarte ese anillo, cada hombre que te mire o te toque lo mataré. Así que de ti depende que no haya un baño de sangre por donde quiera que camines. — Sin expresión. Ella solo sonríe y lo mira con diversión.

Karol: Me encantan los hombres posesivos, suelen ser muy excitantes. Para mirar a Marcos, que estaba tomando agua de una botella,

—Lo siento, Marcos, no podemos ser amantes—, fingiendo tristeza mientras Marcos escupe el agua y se ahoga, que le salió el agua por la nariz, para tratar de hablar y mirar a su jefe, que lo fulminó con la mirada y lo resucitó. Mientras Karol se ríe porque en su mente lo imaginó cantando.

🎶 Protégeme, Señor, con tu espíritu y déjame sentir el fuego de tu amor aquí en mi corazón, Señor 🎶. Mientras ella se ríe— Te dije que me las pagarías—, sacándole la lengua. Mientras Marcos no se recupera de su ahogo. Black solo la mira fríamente para desabrocharse el cinturón y levantarse, para ir hacia ella y quitarle su cinturón, para tomarla por el brazo. Mientras la carga para llevarla a la habitación. Nadie dice nada en el instante que ella se muere de risa.

Black: ¿A qué juegas? —Para tirarla a la cama, ella rebota en el suave colchón y él se sube arriba de ella, mientras sostiene los brazos arriba de su cabeza. Ella solo lo mira... y observa que él mira sus labios.

Karol: A esto.— Para ella, robar sus labios en un beso lleno de pasión, que él no pudo evitar sorprenderse, ni tampoco corresponder a ese beso cargado de deseo y lujuria. Ese beso está lleno de hambre, que por un instante tuvieron que separarse porque sentían que les faltaba el aire, pero ese deseo que los envolvía, sus lenguas bailaban al mismo compás. Él soltó sus brazos porque sentía que se estaba volviendo loco; sus besos son adictivos. Ella y su cuerpo, una tentación. Ese beso, lleno de adrenalina, despertaba un mar de deliciosas sensaciones y emociones. Mientras una de sus manos viajaba por su pierna, hasta llegar a la abertura de su vestido y sentir un leve gemido de parte de ella, su beso lo tenía dominado por completo, que en un solo movimiento ella le da la vuelta para quedar arriba de él y empezar a besar su cuello. Pero empiezan a tocar la puerta para ser interrumpidos. Mientras ellos sienten que arden de deseo...

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