Una hermana extraña

Alejandro:

Bese a Miranda, y me encantó, a pesar de lo pesada que es ese beso fue increíble, y mira que he besado a bastantes mujeres, pero con Miranda fue diferente, sentí una conexión, eso nunca me había pasado, le había escuchado decir a mi padre que cuando encuentras a la persona correcta sientes una fuerte conexión con ella, pero no creo que sea esto que estoy sintiendo, no me puedo enamorar y menos de Miranda.

Sé que estoy arriesgando a Miranda con este plan, pero, necesito dar con los miserables y siento que si Miranda está conmigo, ella podría estar más segura, yo la cuidaré bien. Puede que le fallara el día del secuestro, pero, ya no le voy a fallar, además, ese día iba a buscarla por cielo y tierra solo que ella apareció de la nada.

Dos días después Isabella se mudó conmigo, sus padres casi mueren de un infarto, pero logré convencerlos, a la primera que convencí gracias a mi carisma y gran habilidad de convencimiento fue a su madre, la mujer estaba encantada del gran novio que tenía su hija, un hombre que se preocupa por ella y la ama con todo su corazón. Vi en más de una ocasión a Isabella hacer muecas mientras su madre hablaba de lo maravilloso que yo era.

Su padre fue otra cosa, para el yo no era lo mejor para su princesita, sin embargo, permitió que su hija tomara sus propias decisiones, ya ella estaba grandecita para saber lo que le convenía y lo que no, además me advirtió que si la lastima a él me mataría. Dudo que ese hombre pueda hacerme algo; sin embargo, le aseguro que cuidaré bien de Miranda. Su hermana, por otra parte, solo se despidió de Miranda, no dijo mucho, pero había algo que no me terminaba de convencer con ella, no sé si eran celos o simplemente ideas mías, pero podía notar que no estaba contenta por su hermana, y la miraba muy extraño, era como si la odiara. Isabella por si parte parecía no notarlo, no quise darle muchas vueltas al asunto, pero la mantendría vigilada, esas miradas no me gustaron.

Miranda y yo partimos hacia mi casa, cuando llegó encuentro a mi madre en la sala, quien mira a Isabella y las maletas y luego una sonrisa se forma en sus labios, de inmediato supe que me vendría un gran regaño por no contarle, y también luego vendría las alcahuetas, y el gran amor que le tomaría a Miranda. Me duele un poco que mi madre se vaya a encariñar con Miranda, pues apenas demos con los secuestradores y yo con los asesinos de mi padre está relación llegará a su fin.

Cómo lo dije mi madre me dio un gran regaño por no contarle nada, además, por no haberla visitado en estos dos días. Luego únicamente sonrió feliz de mi relación y cuando empezó a hablar de nietos decidí que era momento de terminar con la visita, trate de hacerla cambiar de tema, pero no pude y tampoco se fue, luego de decirme todos los cuidados que necesitan los bebés se fue prometiendo volver pronto con unos gorritos tejidos a mano por ella. Yo solo rodé los ojos mi madre era un caso.

Invite a Maximiliano, pero parecía que le guía a Miranda, eso ya se me estaba haciendo extraño así que volví a llamarlo.

— Alejandro ¿qué me cuentas?

— Estaba pensando salir a comer con Miranda, ¿vienes? —

— eh no puedo viejo, tengo mucho trabajo.

— Eso no te lo crees ni tú. Pareciera que le huyes a Miranda, ya dime ¿qué es lo que pasa? ¿Le tienes miedo acaso?

— No le tengo miedo, no seas idiota, es solo que tengo muchas cosas que hacer.

— Te espero en el restaurante de siempre, si no vas te olvidas que somos amigos, adiós.

Le cuelgo, a Maximiliano a veces hay que amenazarlo para que reaccione, se que irá, esto siempre funciona con el, no es capaz de perder la única amistad que tiene. Yo salgo del despacho de la casa y busco a Miranda para decirle que saldremos. La encuentro en la cocina charlando con Berta mi cocinera.

— Amor, te estaba buscando —

Le doy un beso en los labios, ya ella está acostumbrada a que la bese siempre que hay personas a nuestro al rededor, nadie puede saber que esto no es real.

— ¿Así? Pues aquí estoy.

— Hoy saldremos a comer, quiero llevarte a un lugar que te va a encantar. Berta hoy tienes el resto del día libre.

— Gracias, apenas termine aquí me voy.

Berta se retira a terminar sus cosas, Miranda y yo nos quedamos solos, yo tengo por alguna razón mis manos en su cintura y la verdad me siento tan cómodo que no quiero quitarlas, Miranda voltea y me mira.

— De verdad ¿debemos salir? —

— Si, quiero que conozcas a Maximiliano. —

— Tu amigo, desde que estoy acá no lo he visto, pero seguro se esconde por qué fue el creador de este plan. —

— Pues ya no se va a esconder más, lo veremos hoy.

— Bien iré a alistarme nos vemos más tarde —

Yo la miro irse, no sé cómo me he estado aguantando las ganas que le tengo, desde que ella está aquí, tampoco he visto otras chicas, y no lo hago para quedar bien frente a todos, simplemente desde que conocí a Miranda ninguna chica ha llamado mi atención, o simplemente no me causa esa necesidad de tenerla entre mis brazos.

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Comments

Yanela Del Puerto

Yanela Del Puerto

cuando de que ella es la verdadera diosa del amor y la belleza además de otras cosa va a ser el asunto y que se llama Afrodita...

2025-03-23

1

Ana Maria

Ana Maria

error con el nombre de Miranda, en tres o 4 párrafos dice Isabella

2025-02-27

1

Yanela Del Puerto

Yanela Del Puerto

ya no tengo duda alguna es él y Miranda lo va a deschavar

2025-03-23

1

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