Yo te había visto antes

Miranda:

Alejandro, me ha dicho que iremos a cenar, así que me coloco un vestido rojo ajustado y unos tacones de infarto, me encantan estos vestidos, voy hacia el despacho de Alejandro para decirle que ya estoy lista, pero, no está allí; sin embargo, una rosa muy hermosa llama mi atención, ella hace contraste con la oscura habitación, me acerco a ella por curiosidad además siento como si un imán me jalara.

Tocó la urna donde se encuentra la rosa, pero siento una gran energía fluir de ella, la rosa estaba un poco marchita, pero cuando la toque pude notar que revivió, no se que es esto, pero me parece fascinante, su gran energía me deja un poco dudosa, es una energía muy parecida a la mía, una que fluye por todo mi cuerpo, de repente escucho a Alejandro llamándome.

— Miranda vamos o llegaremos tarde —

Yo solo salgo del despacho y voy hacia la sala donde Alejandro me espera, salimos y nos subimos al coche, pero yo voy distraída pensando en la pequeña rosa, dudo en preguntarle a Alejandro, pero decido que mejor lo dejo para otra ocasión, por ahora me centraré en la cena y conoceré al dichoso amigo de Alejandro, me da un poco de curiosidad, pues desde que estoy viviendo en casa de Alejandro ni siquiera lo he visto.

Alejandro dice que es un muy buen amigo, yo esperaré a conocerlo para dar mi veredicto, aunque con lo poco que me ha contado Alejandro puedo ir haciendo una idea de cómo puede ser.

Llegamos, aparcamos y salimos tomados de la mano, ya esto se está haciendo una costumbre, las miradas se posan en nosotros esto también es el pan de cada día, todos preguntan y felicitan, pero yo solo siento que esto es un gran acto que terminara una vez atraemos a mis secuestradores. Entramos al lugar y un mesero amablemente nos indica nuestra mesa, Alejandro y yo nos sentamos a esperar a Maximiliano.

— Maximiliano, puede llegar a ser un poco loco, pero es una gran persona — Alejandro me saca de mis pensamientos, yo sonreí.

— Eso espero, que no sea tan amargado como tú —

— Que graciosa, aquí la amargada eres tú, así que puedes quedarte con el puesto —

— Sigues siendo el mismo idiota — Alejandro me va a responder, pero levanta la mirada y se queda mirando hacia atrás de mi.

Veo a un hombre muy guapo dirigirse a nuestra mesa, pero no es su atractivo lo que llama mi atención, sino que me recuerda a alguien, se que lo he visto, pero ese recuerdo no llega a mi memoria, siento que necesito saber dónde fue.

—Maximiliano te presento a Miranda, —

Yo me levanto y le doy una cálida sonrisa, el se acerca y me da un beso en la mejilla a modo de saludo. Luego pasamos a sentarnos a la mesa, el mesero toma nuestras órdenes y luego que se va empezamos a charlar de forma muy animada, yo miro a Maximiliano, no puedo dejar de verlo, pues quiero recordar dónde lo he visto, mientras observo, volteo mi mirada hacia Alejandro, y puedo notar ¿celos? No, debí ver mal, ¿acaso Alejandro estaba celoso? Decido no pensar mucho en esto, y entonces una imagen se hace visible en mi cabeza.

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Flashback:

me dirijo hacia el apartamento de Lucia, cuando llego el portero me da el pase de inmediato, el ya me conoce. Cuando voy a tomar el ascensor tropiezo con alguien, es alto, con buen físico, cabello blanco y muy guapo; sin embargo, no tanto como Alejandro. Me regaño mentalmente, ¿qué acabo de pensar? Por dios ese hígado encebollado no puede parecerme guapo.

El hombre solo se disculpa conmigo, me queda mirando un rato, lo cual me parece extraño, luego solo voltea y se marcha. Algo en el se me hace familiar, pero no sé que es, siento que lo he visto en algún lugar. No le doy más vueltas al asunto y me subo al ascensor marcando el cuarto piso, una vez llegó llamo a su puerta, ella me abre, se nota que ha estado ocupada.

- Miranda, que gusto verte.

- ¿Qué te pasa? ¿Por qué pareces nerviosa?... ¿Acaso estás con alguien?

- No estoy con nadie, y no estoy nerviosa solo me sorprende tu visita tan inesperada... Pero pasa por favor.

Fin Flashback.

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Mi cabeza marcha a gran velocidad, el estaba en el edificio el día que me secuestraron, y Lucia estaba nerviosa ese día, algo no me cuadra en todo esto, yo lo miro y veo todo como si estuviera en cámara lenta, todo a mi alrededor quedó totalmente en silencio, no escucho solo veo como Maximiliano come y ríe como si nada, debe de estar seguro de que no lo reconocí o simplemente es casualidad de que el estuviera allí, yo debo haberme quedado como loca porque Alejandro me mira y me habla, sin embargo, yo no escucho, así que el me vuelve a hablar y me toca en el brazo, de inmediato reaccionó.

— Miranda, ¿estás bien? ¿pasa algo? —

— Si, si estoy bien, solo necesito ir al baño — coloco una sonrisa — me disculpo.

Voy directa al baño, mis pensamientos empiezan a resurgir, ¿Qué hacía Maximiliano allí? ¿Justo el día que me secuestraron? ¿solo es casualidad? ¿debería comentárselo a Alejandro?, no se que hacer, tomo agua de la llave y me lavo la cara, luego me seco y retoco mi maquillaje, tengo algo en claro, por ahora me voy a tranquilizar y ver qué pasa con la actitud de Maximiliano durante la cena, luego cuando ya estemos en casa hablaré con Alejandro a ver qué opina el. Decidida vuelvo a la mesa.

— ¿Segura de que estás bien? — Alejandro se preocupa por mi.

— Si Miranda, si no te sientes bien es mejor dejar la cena y nos vemos después. —

— No, tranquilos estoy bien, además como nos vamos a ir si recién y nos estamos conociendo, por favor Maximiliano, me siento muy bien. —

Alejandro me mira de manera extraña, creo que no le convence, yo tomo la copa de vino y tomo un trago sin despegar la mirada de Maximiliano.

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