Momento de tensión

Miranda:

Alejandro colgó la llamada, la mujer me mira y el hombre que la acompaña se va.

- Al parecer no le importas mucho. Debí suponer que ese hombre no tiene corazón. Un Playboy siempre será un mujeriego.

Yo no digo nada, y ¿cómo? Si aún me tienen con la boca cerrada. Solo la miro, ella desvía la mirada, algo en sus ojos se me hizo familiar, pero no sé que es, es como si esa mujer me fuera familiar. La mujer se retira y siento que un coche arranca, al parecer me han dejado con los cuatro encapuchados de antes.

Uno de los hombres me queda mirando, está es mi oportunidad, lo miro fijamente y un hilillo rojo empieza a dirigirse hacia el, así, empiezo a manipularlo, a través de su mente.

"Sientes afecto hacia mi, por eso me liberarás, pero antes debes deshacerte de tus compañeros, noquéalos".

El hombre sale dispuesto a noquear a sus compañeros, pero son tres contra uno y cuando el logra noquear al primero los otros dos reaccionan y le disparan, yo estoy en shock, mi peón murió, uno de los hombres el que disparo se dirige hacia mi, se acerca y me mira como analizándome.

Está es mi nueva oportunidad, hago lo mismo que con el primero, solo que está vez le ordenó disparar, no me arriesgaré a qué el otro lo mate y me mate a mi también.

Luego le ordenó desatarme. Lo cual hace de inmediato, cuando ya estoy libre, respiro con tranquilidad, al fin puedo estar un poco tranquila. Siento como el hombre me toma con suavidad del brazo, me voltea para que lo mire, yo le quitó la capucha, pues la verdad es bien guapo, pero no tanto como cierto idiota.

Yo me acerco, nuestros labios están cerca y cuando el me va a besar le doy un solo golpe en la nuca y lo dejo tirado en el suelo. Ya al fin puedo respirar libertad, ahora debo ir a asesinar a un imbécil que me dejó a mi suerte.

En el lugar encuentro una camioneta negra, supongo que es de los secuestradores, coloco en GPS el lugar al que quiero ir y resulta que no está tan lejos, antes de llegar a mi destino, llegó a una gasolinera, tomo prestado el teléfono y marco a la policía, les doy la ubicación de dónde me encontraba y les digo que luego iré a la comisaría a entablar la demanda. Los policías me dicen que es necesario que les dé mi ubicación, que podría estar en peligro, pero al final no logran convencerme, yo tengo en claro. Quien debo ver primero.

Tomo la camioneta y llegó a la empresa de la cual es dueño, el vigilante me reconoce y me deja seguir, yo debo ingresar al garage para dejar la camioneta, cuando me bajo lo veo salir del ascensor, joder se ve tan guapo, por un momento me quedo embobada mirándolo, pero el recuerdo de como colgó la llamada llega a mi y cualquier pensamiento bueno se esfuma, dando paso a toda clase de improperios.

Salgo hacia el hecho una fiera, el me ve y se dirige hacia mi, yo me quito mi zapato y se lo lanzo.

- Idiota, por poco y muero. Y todo por tu culpa.

Le digo, y el solo me mira con sorpresa y indignación.

- Como se te ocurre colgar, joder te mataré.

Me lanzó sobre el y empiezo a golpearlo, el trata de quitarme de encima, de un momento a otro ambos terminamos en el suelo, yo golpeándolo y el esquivando los golpes, de un momento a otro me toma las dos manos por encima de mi cabeza y con sus piernas me sostiene las piernas, el está sobre mi.

Me mira, lo puedo ver controlando la respiración, mientras yo me muevo tratando de soltarme, pero el muy cabrón es más fuerte que yo, casi ni puedo moverme.

- Ya cálmate, te soltaré cuando lo hagas.

- Te quiero matar.

Él solo sonríe, levanta la cabeza retirando su pelo de la cara, se pasa la lengua por sus labios, joder que sexi fue, siento mi cuerpo pensionado bajo su agarre, incluso empiezo a perder mi fuerza, puedo ver cada una de sus facciones, es guapísimo.

Él vuelve a sonreír y acerca su rostro a mi oído para decirme.

- Sabes, la única vez que pensé que te tendría de esta forma sería sobre mi cama.

Trago salina y reaccionó, ¿Quién se cree este bobo? Ja ¿en su cama? Para nada, yo no voy a tocar su cama.

- Quisieras, pero jamás tendrás la oportunidad de tocarme.

- Si, como digas. Pero ambos sabemos que te mueres por disfrutar así sea una noche.

- Vaya ego, yo creo que el que se está muriendo de ganas es otro.

Él mira mis labios y yo me acerco más a su rostro, y van, le doy con mi rodilla allí donde no le da el sol. Él solo cierra los ojos y se queda aún lado de mi, yo por mi parte me levanto, y le saco el dedo medio.

- Vaya señorita estás hecha.

Es lo único que me dice, mientras yo salgo de ese lugar, necesito llegar a casa, mis padres deben estar preocupados, esos hombres se llevaron mi bolso y mis cosas. Conduzco hasta casa, pero cada vez que recuerdo a Alejandro encima de mi un hormigueo en mi parte baja, no deja de César, joder, es que si no estuviera tan bueno, me muerdo el labio inferior. Llegó a casa y estacionó la camioneta afuera. Entro y mamá Sandra es quien me recibe con un fuerte abrazo.

- Hija, por dios nos tenías preocupados. - Ella vuelve a abrazarme.

- Lo siento mamá, esos hombres se llevaron todas mis cosas.

- Lo sabemos, la policía nos llamó, dijeron que ya habías aparecido y que debías ir a la comisaría.

- Si, ya voy de inmediato para allá.

Papá Antoni viene hablando por teléfono, cuando cuelga se dirige a mi y me da un fuerte abrazo y un beso en la frente, estás personas son tan buenas, mamá es un encanto de mujer.

- Vamos te acompaño a la comisaría.

- Si por favor.

Cuando vamos a salir Lucia entra y me abraza.

- Hermanita, que bueno que no te paso nada. Estaba en la universidad, cuando me avisaron y me vine en cuanto pude. Cuéntame ¿Qué paso?

- Te contaré, pero primero debemos ir a la comisaría.

- Bien en cuanto vuelvas me cuentas todo.

Durante el trayecto a la comisaría voy pensando en que decir sobre como escape, no les puedo decir que soy la diosa del amor e influí en sus emociones para escapar, se retiran de mi.

"ya se, les diré que ellos se descuidaron y yo logré sacarme de las sogas y como sé karate pude defenderme y además en cuanto se dieron cuenta de que me había liberado, intentaron dispararme, pero terminaron dándose entre ellos".

El plan perfecto, solo puedo decir que corrí con suerte.

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