Su gran milagro.

La mujer de Acero siente desvanecerse, siente cómo todo gira a su alrededor y su mente se llena de los recuerdos hermosos de su vida.

El primero de ellos es el día que por primera vez tuvo enfrente a su gran amor siendo flechada por cupido.

El instante en el que le pidió matrimonio saltando de un avión en paracaídas, esos momentos son tan nítidos que puede sentir el aire golpeando su rostro.

El primer día, en el que estuvo aprisionada entre sus brazos, acariciando la desnudez de su piel y siendo dueño de su cuerpo, donde sintió su corazón acelerarse, su intimidad desbordarse de humedad y su garganta gemir de placer. Siente en su cuerpo las gotas de sudor que emanaban en ese instante en el cual buscaban fundir sus almas. ¡Todo lo siente tan real!

La primera ocasión en que se casó con el amor de su vida, Stefano Martín. Ve a su padre caminando a su lado haciendo ese gran esfuerzo para brindarle un hermoso recuerdo. Siente aquel beso de amor que dejaron los labios de su papá, sobre su frente. Y como esa lágrima traicionera rueda por la mejilla, mientras le sonríe.

La música, escuchar a Chayanne cantar y bailar con él, para luego pasar a los brazos de su esposo.

«Tiempo de Vals es el tiempo hacia atrás

Donde hacer lo de siempre es volver a empezar

Cuando el mundo se para y te observa girar

Es tiempo para amar»

Escucha cómo su mente la tararea.

«Tiempo de Vals, tiempo para sentir

Y decir sin hablar y escuchar sin oír

Un silencio que rompe en el aire, un violín

Es tiempo de vivir»

Luego saltó a la llegada de los Mellizos de la Mulata y Sander, ese día la felicidad inundó los corazones de todos. Ese fue el primer milagro de amor que presenciaron.

De ahí se va al día en que escuchó y vio por primera vez a su pequeña Eylin, momento que coincidió con el nacimiento del hijo de Mar y Kevin, Christopher, otro gran milagro, su padre fue quien lo trajo al mundo.

Después, como si recorriera su vida llenándose de los tiempos más felices, rememora cuando renovó sus votos con su enorme panza. A partir de ahí su hija siempre ha estado en cada momento importante, el día en que nació fue la mujer más feliz y no existió dicha más grande. Ese es su milagro más maravilloso.

A medida que fue creciendo, sus primeras sílabas, sus primeros pasos y el primer día de colegio, cree que ella lloró más que su pequeña Rubia. Verla crecer a lo largo de los años ha sido una bendición. 

En cada instante de su vida, siempre recuerda estar de la mano de su guardameta, de su salvador, el padre de su hija y su héroe. Como ahora que lo escucha.

—Sol, recuerda que mi vida es tuya, lucha amor y no te des por vencida, aún nos faltan cosas por vivir, ¡vuelve a mí! —Escucharlo y sentir como su corazón vuelve a latir, es obra del amor de su esposo. ¡Su gran milagro!

Llegan a la clínica donde los médicos están esperando para ingresarla de inmediato a cirugía. Las súplicas han dado resultado, el donante apareció. 

La familia reunida en la sala de espera será un procedimiento alrededor de entre 4 o 6 horas, pero cada minuto se hace eterno, nadie quiere retirarse de la puerta de cirugía.

Antón viene de camino junto con Hannah. El que haya llevado al Club al primer lugar dentro de la liga, le ha otorgado una semana de licencia.

Una hora después llega al hospital Eylin cuando lo ve ingresar, se arroja en sus brazos y lo besa. Él, sin pensarlo le corresponde, Stefano los observa. No dice nada, su mente y su mundo están dentro de ese quirófano. 

Ha pasado el tiempo y al fin la puerta es abierta. Sale el cirujano informando que la operación ha sido un éxito, que estará en observación por las próximas 48 horas. Pero la primera etapa ha sido superada, no ha mostrado ningún rechazo; por lo tanto, esa es una muy buena señal.

Las lágrimas de emoción no se hacen esperar. Eylin se aproxima a su padre y lo abraza.

—Gracias, papi, por luchar por mamá. Te amo. —Juntos lloran y agradecen esa oportunidad de tener por más tiempo a la mujer de Acero.

—Te amo, mi Princesa —suspira y siente que puede soltar el aire que tenía retenido.

Sus amigos uno a uno se acercan y los abrazan felicitándolos. 

Antón se acerca a felicitar a su suegro, brindándole un cálido abrazo.

—Espero que las intenciones que tienes con mi Princesa sean sinceras —le murmura en el oído Stefano.

—Tío, juró que la amo más que a mi vida y con ella lo quiero todo—. Su suegro lo abraza y le dice.

—Ve junto a ella, no la dejes sola y nosotros tenemos una conversación pendiente—. Stefano únicamente quiere ver a su hija feliz, ya que aún vienen meses difíciles por delante. La recuperación de su esposa apenas inicia y esa es su prioridad.

Mientras en el baño de las damas, una pareja discute acaloradamente...

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