El centro de nuestro universo.

—No podemos hacer nada, los gringos se basaron en sus leyes y cada cláusula tiene otra más —Sander escucha con atención a Kevin, no puede creer lo que está diciendo. —Si quisiéramos ir a una batalla, Antón, por bien que le vaya, pasaría mínimo un año en prisión y la indemnización no tiene la más mínima rebaja. 

—Esto es increíble que estos malditos lo obliguen a jugar bajo esas condiciones —expresa con mucha furia Sander. —Además, que el inepto de mi abogado no se haya fijado. 

—Allí, si le falto astucia a Duran, no debió dejar abierto para que incluyeran nuevas cláusulas. Ahora lo que realmente tenemos que hacer es generar un documento donde se les quita la propiedad de adicionar, nuevas extensiones e informarles que el contrato se dará por cancelado en la fecha establecida y no habrá más prologas —expone Kevin.

—Ayúdame con eso, mientras hablo con Antonny para que no vaya a realizar ninguna estupidez, porque ahí sí que las cosas se complican.

—En este momento me coloco en eso y dile al grandote que ni modo que le tocó jugar en gringolandia, todo por despreciarme. —el exdelantero rueda sus ojos, Kevin nunca pierde su humor. —Que en tres años si aún mantiene su nivel tiene un cupo en el Manches y en la selección.

—Gracias, Amigo —Se despiden.

Sander llama a su hijo y le explica la situación, Antón se siente inconforme, tiene mucha ira al tener que estar alejado de su esposa cuando lo necesita. Además, odia que lo obliguen a hacer algo, pero entiende que definitivamente está amarrado de pies y manos, por lo tanto, no tiene otra salida que permanecer allí.

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Mientras tanto en la habitación de Sol.

 Eylin, ingresa con una bandeja de comida especial que contiene fruta. Soledad se sorprende al verla, tiene sentimientos encontrados, desea ver a su pequeña, pero no en esas condiciones. Por lo tanto, sus ojos se humedecen y su esposo la abraza para darle ánimos. 

La princesa deja la bandeja sobre la mesa, aproximándose a su madre y abrazándola.

—Mami, por favor perdóname por lo que te dije, yo jamás te he odiado, por el contrario, siempre te he amado y admirado—. La mujer de acero le corresponde al abrazo estrechándola fuerte contra ella.

—Mi princesa, perdona por no haber ido a tu cumpleaños, tú eres mi niña, el centro de nuestro universo —expresa mirando a su esposo, quien asiente y se une al abrazo.

Ellos hablan, aclaran muchas cosas, Sol quiere quitarle ese sentimiento de culpa a su hija, no quiere dejar nada para mañana, teme que no exista.

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Los días van pasando, Antonny cuenta cada día para ir a ver a su linda esposa. Cómo cada domingo en la tarde aborda el avión en un viaje relámpago donde tan solo unas horas son las que está junto a ella. Pero ese tiempo los hace felices.

Hannah, con sus prácticas, se mantiene ocupada y ha decidido alejarse del balompié, odia la cochinada que le hicieron a su hermano con el contrato. Son muy pocas las veces que ha podido viajar a ver a su familia. Además, se ha inclinado por especializarse en genética y está investigando para poder adelantar un poco.

Alessandro se ha hecho cargo de la empresa de Stefano. Se mantiene en su posición de las mujeres solo por una noche, y su corazón guardado bajo llave.

Christopher ha iniciado la temporada con el Club Deportivo Manches, algunos de sus compañeros han comenzado una campaña en busca de hacerlo quedar mal, pero no saben a quién se enfrentan. Algunas tardes se dirige a la empresa de Stefano, donde está trabajando en un proyecto de ciberseguridad. Y otras trata de ayudar a su padre con algunos asuntos legales, donde la pelinegra lo ignora, haciendo que su interés despierte más.

Abigaíl ha terminado su carrera. En las mañanas, se mantiene jugando en el equipo femenino y en las tardes ha comenzado a ayudarle a su madre, quien ahora es la vicepresidenta del Club Deportivo Manches. El pelirrojo le atrae, pero a la vez no quiere sentirse comprometida; por lo tanto, lo ignora cada vez que lo ve.

Sander ayuda a Kevin desde el anonimato a desarrollar técnicas y estrategias de juego tanto para el equipo masculino, como femenino.

Eylin ha comenzado a integrarse al Club Deportivo Manches en la dirección, sus clases las toma virtualmente, ya son pocas las materias que debe y salir le brinda un desahogo.  En las tardes siempre está al lado de su madre.

Stefano adoptó la rutina de salir a trotar en las madrugadas, seguido por Kevin y Sander.  Ese es el momento en que él puede gritar y llorar, ya no recuerda las tantas veces que ha sentido que su esposa muere en sus brazos. Ruega a Dios que aparezca pronto un donante, los últimos 8 meses han sido un terror. 

Teme dormir y pensar que ella en algún instante deje de respirar. Su cuerpo se ha descompensado y la mantienen con nutrientes por medio del suero.

Sander y Kevin le ofrecen su hombro para llorar y tratan de brindarle apoyo. Sus esposas, tan pronto los sienten salir, se dirigen a la habitación de Sol para brindarle compañía, aunque ella esté profunda y acompañada de un equipo médico.

Mil, junto con la psicología, trata de llevar a cabo las terapias para todos, pero a medida que pasa el tiempo, la llama de la vida se va acabando y la desesperación comienza a invadir.

Cuando enferma un miembro de la familia, los integrantes lo hacen también.

La tensión en la villa es inminente, es como si sobre el cielo de esas casas se hubiese postrado una nube gris de tristeza y desolación. Las risas no se escuchan, el llanto ahogado de los integrantes, en especial el de la pequeña princesa que siempre busca disimularlo, pero las paredes son testigos del dolor que alberga.

Stefano no tiene la más mínima cabeza para pensar en lo juntos que están Eylin y Antonny; por el contrario, cada ocho días agradece que venga, ya que ve a su hija sonreír. Es como si ese rayito de sol lograra colarse en medio de la angustia que se vive.

Cada día, la mujer de acero trata de resistir, de no mostrar su dolor, de mantenerse de pie aunque le cuesta. Quisiera evitarles el dolor a sus seres queridos, pero es algo que no está en sus manos.

Hasta que un día algo sucede…

📨—Antón, amor, salimos en este momento para la clínica…

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