Capitulo 19

Desde un balcón en lo alto del castillo, el Rey Califery miraba la procesión del Papa de la iglesia de la Santa Trinidad.

Siendo una persona tan importante, su pequeña visita había causado una gran conmoción, y cientos si no es que miles salían a la calle para admirar su llegada, o recibir algunas de las bendiciones que este repartía.

Junto a un sonido de golpe que llegó hasta lo alto del balcón donde estaba el Rey, una onda de luz dorada fue emitida desde el carruaje, y cientos de pequeñas dolencias de los ciudadanos fueron curadas.

Libres de raspones, dolores de cabeza, moretones, sarpullidos, dolor muscular, y un centenar más de males de baja intensidad, la multitud ovacionó, y fueron a reunirse a los alrededores de la gran catedral para mínimo ser capaces de mirar a lo lejos al sumo pontífice.

Asintiendo en silencio, el Rey estaba satisfecho que hasta ahora todo había ido sin problemas, y cuando estaba por dar media vuelta y entrar de nuevo al castillo, frente a él apareció un hombre con ropas de vagabundo, colgándose de una única mano de uno de las ladrillos de la pared.

– ¡Buu!

Soltó el hombre con media sonrisa, y de la sorpresa, el Rey casi se cae de espaldas.

– Huck, condenado bastardo, ¿Que no sabes qué son las puertas?

Mientras el rey recuperaba la compostura y arreglaba su ropa, Huck solo podía reír, y tras soltarse cayó sin problemas dentro del balcón.

Aun con el rostro levemente enrojecido por la furia y la indicación, el rey arregló su corona, y sintió un leve alivio por ver a su hermano mayor.

– ya regresé hermanito…

Declaró Huck mientras subía su enorme mochila, que había dejado colgando de una de las vigas del balcón en lo que le hacía una broma a su hermano.

– Anthony me hizo el favor de traerme, me lo encontré cerca de la frontera con Rivera, y tuvo la amabilidad de dejarme subir a su carruaje.

Dando una mirada a cómo el carruaje ya había llegado a la entrada de la gran catedral, y justo en ese momento, el Papa Anthony II descendía de él, el rey soltó un suspiro de alivio.

– es bueno saber que las buenas noticias también vienen en pares, y no solo las malas. Con los dos en el reino siento una mayor tranquilidad.

Entrecerrando su único ojo, Huck se mostraba preocupado, era extraño que su hermano se alegrará de verlo, y lo que también era extraño…

– ¿Dónde están las niñas..?

Preguntó con algo de miedo en la respuesta que podía recibir.

– es raro que todavía no hayan venido a saludarme…

– están bien…

Respondió el Rey con un tono que denotaba su cansancio.

– Elizabeth…

– Yuna…

Corrigió Huck debido a que su hermano era la única persona que aún se negaba a usar el nuevo nombre de la segunda princesa.

– da lo mismo. El punto es que está mañana salió corriendo clamando a los 4 vientos que los espíritus le dieron una visión, intentaron detenerla, pero ya sabes como se pone cuando recibe una de sus "visiones". Nadie sabe a dónde fue y con un nigromante ahí fuera no voy a negar que me preocupa, y sobre Valëntia y Charlotte…

Interrumpiendose a sí mismo, el Rey negó con la cabeza, y miró a su hermano.

– con ellas es una larga historia, pero vamos adentro, tengo muchas cosas que contarte y elegiste un mal momento para irte a entrenar a las montañas.

Siguiendo a su hermano, Huck fue llevado al interior del castillo, pero antes de que saliera a los pasillos, un séquito de magas y sirvientas, llegaron corriendo, y después de usar magia para limpiar las capas de tierra y mugre que lo cubrían, lo vistieron con ropas más presentables, que sin ser ostentosas, estaban limpias y no se estaban deshilachado.

Al ver que también se llevaban su equipaje tratándolo como poco más que basura, Huck estaba por quejarse, pero la conversación que debía tener con su hermano era más importante, y solo se limitó a decir que por favor, no tirarán nada a la basura.

Limpió y mínimamente presentable con pantalones de lino blancos, y una camisa sin mangas, Huck fue llevado ante su hermano que ya lo esperaba en su oficina.

– siéntate…

Dijo el Rey mientras señalaba una silla, y empezaba a contar las cucharadas de los menjurjes que le tocaba beber en la tarde.

– hay mucho de qué hablar.

Por más de dos horas, el rey relató los movimientos de los cultistas, y de cómo al principio creían, que aunque violentos, eran poco más que un grupo de alborotadores que quemaba casas e iniciaban disturbios por razones poco o nada claras, siendo su vestimenta la única manera en la que culpaban al mismo grupo de sucesos con tan poca o ninguna relación evidente. Sin embargo, todo escaló a un pico preocupante cuando intentaron usar la ciudad de Golimery como pago para un ritual de invocación, intentando asesinar a la princesa Charlotte en el proceso.

Si bien sus crímenes ya eran graves, al llegar a la parte del segundo atentado contra Valëntia, y al ser relatados los eventos en la mansión de la condesa, Huck pudo ver la magnitud y el alcance de los cultistas, sin embargo, lo que pudo ser una tragedia, gracias a la casualidad, y la intervención de una tercera, había salido bien de alguna manera, y eso le permitió suspirar tranquilo.

– y con eso llegamos al hoy.

Concluyó el Rey después de su largo soliloquio.

– así que si, elegiste un mal momento para irte del reino.

– o solo estaban esperando a que estuviera lejos para empezar, por como los describes, parece que llevan muchos años activos, ocultos si, pero ese nivel de preparación y organización necesita años.

Pensándolo un momento, el rey comparó las fechas, y era verdad que todo empezó al poco tiempo que Huck se fue, sin embargo, la ausencia de Huck en el reino era un secreto de estado, su hermano mayor y su reputación era un aliciente para asustar a sus enemigos e evitar guerras, es por eso que junto al Rey, un doble de Huck había sido preparado, y lo hacían dar paseó ocasionarles por la capital para asustar a posibles espías de naciones enemigas.

– entonces saben de nosotros hasta ese punto. Es preocupante, nuestros enemigos saben demasiado y nosotros muy poco. Sin embargo, ahora que estás aquí, eso los asustara y es probable que se escondan.

– no lo sé.

Replicó Huck mientras se reclinaba en su silla y subía los pies a la mesa.

– una bestia acorralada es por mucho la más peligrosa. Por lo que sabemos, tienen un nigromante, y un mago muy poderoso, como mínimo, al igual que los medios para contratar con un asesino y un paladín, además, lo que me preocupa es la facilidad con la que invocan criaturas de gran poder. Un Krokn plateado, una banshee blanca, un Gólem de retazos, y lo que sea esa bestia reptil que Valëntia y Charlotte dejaron escapar, cualquiera por sí solo son amenazas capaces de destruir una ciudad en horas, y ellos los usan como mera distracción. No hermanito, no creo que quieran volver a esconderse, queran una batalla final, un todo o nada. O al menos eso haría yo, me puedo equivocar y ojalá ellos sean más listos y menos impulsivos de que un servidor.

Asintiendo, el Rey acarició su barbilla mientras pensaba en las palabras de su hermano, e intentaba ponerse en la mente de los cultistas.

– entonces ¿qué quieres que haga? ¿Deseas que me una a la búsqueda?

Propuso Huck mientras corregía su postura al escuchar que también se abría la puerta.

Levantando la mano, el Rey le indicó a su hermano que esperara su respuesta mientras atiende al invitado, sin embargo, el que entró a la elegante oficina fue un muchacho con grandes ojeras y ropas holgadas por su poco sana delgadez.

– Buenas tardes.

Declaró Raimon mientras hacía una pequeña reverencia, y se acercaba al rey con un pequeño blog de papeles.

– Necesito que me firme esto.

Tomando los papeles que Raimon le ofrecía, pese que siempre solía firmar sin mucho interés, en esta ocasión, el rey empezó a leer el documento de cabo a rabo.

Mientras el Rey leía, Raimon permaneció de pie en perfecto silencio, sin embargo, Huck lo miro mientras movía la cabeza.

– ¿No vas a saludar a tu tío muchacho?

– Buenas tardes señor.

Respondió el joven sin mirar en su dirección.

Terminando de leer, el Rey tomó su pluma y tintero, y mientras estampaba su firma, respondió la pregunta que había quedado pendiente.

– Necesito que te quedes en la capital Huck, más de la mitad de la guardia real ha sido enviada a investigar todas las ciudades principales, haciendo que la seguridad en la capital bajará. Esto también puede ser parte de sus planes, así que necesito que esté aquí.

Asintiendo, Huck noto algo raro en la voz y la actitud de su hermano, por lo que miro de reojo a Raimon cuya presencia era lo único diferente.

Cuando los papeles le fueron devueltos, el muchacho saludó, y tan silencioso como llegó, se fue.

Cuando la puerta se cerró, el Rey permaneció callado un poco más, hasta que finalmente soltó.

– tenemos un espía.

– ¿Un espía?

Preguntó Huck con retórica.

– si, alguien le está pasando información al culto, saben demasiado de lo que ocurre dentro de estas paredes.

– ¿Y desconfias del muchacho?

preguntó Huck pese a que la respuesta era obvia.

– desconfío de todos los que no sean tu, yo y mis hijas. Tengo la seguridad que hay un espía, y hay que empezar a tomar medidas desde ya.

Con un largo suspiro, Huck se reclinó nuevamente.

– Rony… hermanito. ¿Tengo que repetirte por vez número mil que ese niño no la mato?

– ella odiaba a ese niño… y yo nunca quise…

Interrumpiendo al Rey, el sonido de alguien tocando la puerta se escuchó, y una sirvienta con su medicina para la noche hizo acto de presencia.

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Comments

lechuza 🦉

lechuza 🦉

yo me pregunto por que el rey odia tanto al chico

2024-01-19

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