CAPITULO 19. Primer encuentro

El carruaje avanzaba lentamente por el camino adoquinado que conducía al majestuoso palacio del Imperio de Elmir. A través de las ventanas, observaba cómo las torres del castillo se alzaban imponentes contra el cielo azul, decoradas con banderas ondeantes que lucían el escudo de Elmir.

Al fin hemos llegado — pensé mientras ajustaba mi vestido, un atuendo elegante diseñado para impresionar.

Christian, sentado frente a mí, revisaba una vez más el discurso que daría en nombre de nuestro padre, el emperador de Westdall.

Cuando el carruaje se detuvo, un grupo de guardias imperiales, ataviados con armaduras brillantes y lanzas en mano, formaron una línea a ambos lados del camino. Al descender del carruaje, sentí el calor del sol en mi rostro y el peso de las expectativas sobre mis hombros. Estaba acostumbrada a las ceremonias, pero siempre había algo intimidante en ser presentada ante los demás.

El emperador de Elmir, un hombre de aspecto autoritario, pero con una sonrisa cortés, nos esperaba al pie de las escaleras del palacio. A su lado, la emperatriz, una figura de belleza y elegancia, nos saludaba con una inclinación de cabeza y una cálida sonrisa.

- Príncipe Christian, princesa Victoria, — comenzó el emperador con una voz resonante, — es un honor recibir a los representantes del glorioso Imperio Westdall en nuestro hogar.

Christian dio un paso adelante e hizo una reverencia impecable, seguida por la mía.

- Gracias por recibirnos, Su Majestad. Es un honor para nosotros estar aquí — respondió él con su voz firme y segura. — Traemos los saludos y la amistad de nuestro padre, el emperador de Westdall. — Continuó, con su habitual serenidad, devolviendo la cortesía con palabras medidas y respetuosas.

Incliné la cabeza, siguiendo el protocolo, mientras mis ojos exploraban el entorno con curiosidad. La entrada del palacio estaba decorada con flores exóticas y tapices que contaban historias de las victorias de Elmir.

- Esperamos que su estancia sea agradable y puedan disfrutar de la belleza de Elmir. — añadió la emperatriz, acercándose para darnos la bienvenida más de cerca —. Hemos preparado todo para su comodidad.

- Estoy segura de que así será, su majestad, — respondí con una sonrisa diplomática, recordando las lecciones de etiqueta que había recibido desde que había despertado en este mundo.

Los sirvientes nos guiaron hacia el interior del palacio, donde la magnificencia de Elmir se mostraba en cada rincón. Los amplios pasillos decorados con ricos tapices y obras de arte parecían interminables. Cada detalle hablaba de la grandeza y el poder del imperio.

Una vez en mi habitación, pude finalmente relajarme un poco. La habitación era espaciosa y lujosa, decorada con tonos dorados y azules que reflejaban la realeza del lugar. Me acerqué a la ventana y miré el vasto jardín que se extendía más allá, con sus flores vibrantes y fuentes elegantes.

- Parece que todo irá bien. — comentó mi nana, quien estaba acomodando mis pertenencias — El recibimiento fue bastante cordial.

- Lo sé, sin embargo, no puedo descuidarme en ningún momento — ella asintió.

- Descansa un poco, princesa. La cena de bienvenida será pronto, y necesitarás estar en tu mejor forma.

- Claro, por cierto, nana, ¿En dónde está Lina? Supe que después de llegar la llevaron a su habitación, pero, no la he visto desde entonces.

- Oh sí, la señorita dijo que estaba algo fatigada por el viaje, así que decidió descansar por el resto del día, pidió que la disculpara con usted.

- Ya veo, pobre, por lo que sé fue un viaje algo duro para ella en el otro carruaje.

- La señorita nunca había viajado distancias tan largas, finalmente acabó mareada, pero no se preocupe, ella ya se encuentra mucho mejor, ahora sí, me retiro su alteza, que descanse.

- Sí, gracias.

(...)

El jardín del palacio de Elmir estaba cubierto por una suave brisa, y el sonido de las hojas susurrando en los árboles acompañaba el canto lejano de los pájaros.

Aproveché la oportunidad para dar un paseo, buscando un momento de tranquilidad después de la recepción formal.

Aunque mis pensamientos estaban ocupados con la emoción de estar en un lugar tan importante, una parte de mí no podía dejar de pensar en la persona que esperaba ver.

Desde que supe que visitaríamos este imperio, había estado esperando un encuentro, una oportunidad de verlo. Saber que podría conocer a uno de mis personajes preferidos no hacía más que aumentar mi emoción, aunque una voz en mi cabeza me recordaba que, para él, yo no era más que una desconocida. Aun así, no podía evitar tener un pequeño crush por él.

Deambulé por los senderos, admirando las flores y las estatuas que decoraban el lugar, cuando de repente, a la vuelta de un recodo, me topé con una figura alta que parecía surgir de entre los rosales. Era él. Isis. No podía creer mi suerte. Al verlo de cerca, era incluso más impresionante de lo que había imaginado. Su cabello rubio casi dorado brillaba bajo el sol, y sus ojos verdes, tan hermosos como había escuchado, parecían atravesar todo a su alrededor.

Isis me miró con una expresión sería, tenía tan solo un ápice de sorpresa en él, probablemente preguntándose quién era yo. Claro, él no tenía idea de que yo era la princesa del imperio visitante, y tampoco tenía razones para sospecharlo. Me sentí un poco avergonzada, pero también divertida por la situación. ¿Qué pensaría si supiera quién era realmente?

- ¿Quién eres? —preguntó con voz firme, aunque no sonaba brusco. Más bien, parecía curioso.

Sonreí levemente, manteniendo la calma.

- Soy solo una invitada que disfruta del jardín — respondí de manera vaga, inclinando la cabeza en un gesto educado. No quería revelar mi identidad tan pronto.

Isis frunció ligeramente el ceño, como si tratara de ubicarme en su mente. Quizás pensaba que era una simple noble más, perdida en los jardines del palacio.

- No es común que alguien esté por aquí sin compañía — comentó, cruzando los brazos sobre su pecho. Su tono sugería que estaba evaluando la situación, pero no parecía particularmente molesto.

- Quise salir a tomar un poco de aire sola, y encontré este lugar tan encantador — repliqué, tratando de parecer casual. Era extraño estar tan cerca de alguien a quien había admirado durante tanto tiempo sin que él lo supiera.

Me observó por un momento más, luego asintió como si hubiese decidido dejar pasar el tema.

- Es un lugar agradable. — admitió, su tono más relajado — Si necesitas algo, no dudes en pedirlo. El personal del palacio está para ayudarte.

Me limité a sonreír en agradecimiento, pero no pude evitar notar la leve desconfianza en su mirada. Parecía acostumbrado a tener que mantener cierta distancia con los desconocidos.

Lo entiendo perfectamente...

Sin querer, un corto suspiro salió a flote.

Después de unos instantes, Isis pareció decidir que no había nada más que decir. Me dedicó una breve inclinación de cabeza antes de continuar su camino por el jardín. Lo seguí con la mirada, sintiendo un leve aleteo en mi estómago.

Es increíblemente atractivo~

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^^^Continuará...^^^

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