CAPITULO 14. Despierta

Hoy da inicio el banquete de una semana por mi cumpleaños número doce, ahora mismo se encuentran arreglándome para más tarde bajar a recibir a mis invitados.

- ¡Princesa, hoy se ve más encantadora que nunca! — dijo una de las sirvientas.

- ¿Tú crees Susan? — sonreí.

- Definitivamente, dejará encantados a todos los nobles presentes — reí.

Se supone que en uno de estos días debería estar despertando mis poderes, sin embargo, aún no siento que haya algo distinto en mí.

Pronto llegará, estoy segura de eso — escuché a Aeloria.

Finalmente, después de arreglarme me dirigía al salón principal donde se llevaría a cabo el banquete. Encontrándome con mis padres y Christian en el camino.

- Te ves preciosa hija — se acercó papá y me sonrió.

- Es nuestra hija, obviamente es la más hermosa — dijo mamá orgullosa al lado de papá.

- Definitivamente nuestra Victoria es la gema más hermosa del imperio — continuó mi hermano con los halagos.

- Por favor, no sigan — pedí con un sonrojo en mi rostro.

Todos rieron para después continuar hablando con tranquilidad.

- Su majestad, ya es hora — se acercó el mayordomo.

Todos intercambiamos miradas y asentimos, papá y mamá iban al frente y Christian se puso a mi lado.

- Hoy te escoltaré yo — informó antes de irse detrás de mis papás.

Ellos entrarían primero, así que Christian me esperaría abajo.

Esperé pacientemente hasta que fui anunciada, al entrar pude ver la mirada de toda la gente puesta en mí.

Algunos comenzaban a murmurar entre sí, mientras algunos otros me veían con orgullo. Inmediatamente Christian se acercó para tomar mi mano y acompañarme como mi escolta el resto de la reunión.

Después de eso sabía que esta sería una de mis pocas oportunidades para darme un lugar en la sociedad como joven noble y poder relacionarme con personas influyentes que podrán servirme más adelante.

Efectivamente, fue un éxito, las personas quedaron encantadas.

A base de masking já

Nunca esperaste nada distinto ¿no? — Aeloria.

Nunca he esperado absolutamente nada de las personas de este mundo, ni del mío

Después de terminar con el compromiso, estaba en mi habitación, recordando aquel fugaz pensamiento.

"Mi mundo"

¿Qué habrá sido de mí? ¿Mi padre, tan siquiera habrá sentido algo por mi desaparición? Leah, por qué ella me hizo algo como eso? ¿Quién era la otra persona de esa noche?

Sin embargo, no tengo forma de saber lo que ha pasado y de nada sirve volver a atormentarme por eso, necesito continuar con mi nueva vida.

Sin más, decidí irme a dormir con aquellos recuerdos atormentándome.

Pov. Narrador:

A la mañana siguiente, como de costumbre la nana y las sirvientas fueron a la habitación de la princesa para que pudiera desayunar y luego comenzar a prepararla para el segundo día del banquete. Mas no esperaban encontrar a la joven princesa aún tumbada en la cama con el rostro rojo y jadeando por aire.

- ¡Un médico! — gritó la nana de Victoria.

(...)

La familia imperial se encontraba en la habitación de la integrante más joven.

- ¿Cómo está? — preguntó el emperador al médico.

- Ingirió un veneno que actuó lentamente hasta hacerla caer en un sueño profundo, ahora mismo enviaré una muestra para determinar el tipo de veneno que ingirió.

- ¡¿Quién tuvo el atrevimiento de envenenar a la princesa?! — se exaltó el emperador — Guardias, busquen al maldito culpable ahora mismo y tráiganlo ante mí.

Los caballeros asintieron acatando la orden y salieron. La emperatriz se abrazó del emperador mientras tenía algunas lágrimas en el rostro. El príncipe heredero estaba arrodillado ante la cama de su pequeña hermana.

- Por favor, tienes que despertar — pedía.

Así pasaron tres días, la persona que había envenenado la bebida de la princesa era uno de los meseros, parece que era de una pobre provincia, lo hizo en venganza de la falta de interés del imperio por ayudar a su gente, a la mañana siguiente fue ejecutado. También, se había empezado a suministrar un antídoto, sin embargo, parecía no hacer ningún efecto.

A pesar de que ella recuperaba su color natural y parecía recuperar su respiración, aun no despertaba, eso era lo que tenía nerviosos a todos.

Durante esos días también habían llegado el joven maestro del marquesado de Gale y el segundo príncipe, Raon. Aunque les fue negado el paso, preguntaban por la salud de la niña.

Sin esperarlo, la noche del tercer día algo extraño pasó, una gran luz irradiaba de la niña, también podían verse varios destellos, seguido de un aura completamente blanca que la rodeaba.

Los sacerdotes, el médico y la familia quedaron asombrados ante tan inusual hecho.

Después de unos segundos finalmente Victoria abrió sus ojos.

- ¡Despertó, la princesa despertó! — anunció uno de los ciervos.

La familia se acercó de inmediato para comprobarlo, todos con lágrimas en sus ojos tras por fin poder volver a ver aquel precioso morado en la mirada de su preciada hija y hermana.

Pov. Victoria:

Después de haber estado durante tanto tiempo sumergida en la oscuridad y atrapada en mis pesadillas, finalmente encontré una puerta blanca, al verla corrí hasta ella para poder abrirla, pero una luz blanca me cegó.

Después de un rato pude volver a abrir los ojos, ahora con una vista distinta, eran mis padres y hermano quienes se encontraban a mi alrededor.

- ¿Papá? — lo observé por unos segundos esperando que no fuese una ilusión, y él sonrió con lágrimas en su mirada — ¡Papá! — no esperé más y me abalancé a él y me recibió en un fuerte abrazo, luego se unió mamá y mi hermano.

- ¡Su majestad! — volteamos a ver a uno de los sacerdotes que había entrado corriendo — Ha llegado un nuevo oráculo.

Hubo silencio por unos instantes.

- ¿Qué dice? — preguntó finalmente.

- Mi hija, con cabello dorado y ojos como la amatista, será quien lleve paz y prosperidad al imperio en el que habite. Será ella quien pueda curar las enfermedades e impurezas de los demás, mi creación perfecta.

¿QUÉ COSA ESTÁ DICIENDO? YO JAMÁS METÍ A UNA SANTA EN LA HISTORIA, NI SIQUIERA LA PROTAGONISTA ORIGINAL

Algo está mal, esto nunca debería haber pasado — escuché nuevamente a Aeloria, pensativa.

Todos voltearon a verme expectantes y yo solo negué.

- ¡Santa! — dijo uno de los sacerdotes,

- Ni loca iré a pasar el resto de mis días a una iglesia, si puedo voy a ayudar a todo aquel que lo necesite, pero no me pidan separarme de mi familia.

El emperador se puso delante mío.

- Yo no permitiré que se lleven a mi hija — habló con frialdad.

- Bi-bien, pero deberá ser presentada como nuestra santa — advirtió el sacerdote mayor.

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^^^Continuará...^^^

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