Capitulo 11. ¿Me estás siguiendo?

Ya han pasado un par de meses desde que pasó lo de la consorte, supe que se ha estado recuperando exitosamente; también comencé mis clases de esgrima con Christian y la segunda orden de caballeros dirigida por el marqués de Gale, aunque esto era un secreto guardado por todos; cuando mi hermano no está, entreno con el hijo del marqués, Alistair Gale, quien es dos años mayor. Aún recuerdo el día que lo conocí por primera vez.

Flashback....

Caminaba por los pasillos del palacio, dirigiéndome a la sala de entrenamiento para mi lección del día. De repente, escuché un ruido a mis espaldas. Al girarme, vi a un chico desconocido que se acercaba rápidamente. Llevaba una expresión altanera y una postura erguida que me hizo fruncir el ceño.

- ¡Cuidado pequeña niña! — dijo en un tono presuntuoso mientras casi chocaba conmigo.

- ¿Disculpa? — respondí confundida y con algo de fastidio.

El chico me miró de arriba a abajo, como evaluándome, y luego sonrió con superioridad.

- No sabía que las niñas necesitasen entrenar ¿Te has perdido acaso?

- ¿Perdida? Claro que no — repliqué, sintiendo cómo cada vez se agotaba mi paciencia rápidamente — conozco bien mi camino, así que, si no te importa, déjame pasar.

Él levantó una ceja, claramente sorprendido por mi respuesta. Sin embargo, comenzó a caminar delante de mí, como si tuviera prisa.

Para mi sorpresa, seguimos la misma dirección. A medida que avanzábamos, él se giró varias veces para mirarme, finalmente deteniéndose en seco.

- ¿Me estás siguiendo? — preguntó, incrédulo.

- ¿Seguirte? Ni en tus sueños. Solo estamos yendo al mismo lugar por casualidad. — respondí ya exasperada por su actitud.

Cuando llegamos a la sala de entrenamiento, vi al comandante de la segunda orden de caballeros, el marqués de Gale, esperándonos. Su expresión cambió a una mezcla de sorpresa y diversión al vernos llegar juntos.

- Veo que su alteza la princesa ya conoce a mi hijo — dijo, sonriendo.

- ¿Hijo/Princesa? — exclamamos al unísono, mirándonos con sorpresa.

El marqués asintió.

- Sí, él es Alistair Gale. Ha venido a entrenar conmigo durante el verano.

Diablos, ¿quién diría que ese era el hijo mayor del marqués de Gale.

Realmente ni siquiera yo lo recordaba — Respondió una pensativa y confundida Aeloria.

- Un placer conocerte Alistair — dije, intentando ser más amable ahora que entendía la situación.

- Igualmente, princesa la única estrella de nuestro imperio — respondió, aunque todavía parecía desconcertado.

Durante las siguientes semanas, Alistair y yo compartimos muchas sesiones de entrenamiento. Al principio, sus comentarios altaneros y su actitud presumida me sacaban de quicio, pero a medida que pasaba el tiempo, comencé a ver otra faceta de él. Descubrí que, detrás de esa fachada arrogante, era un chico talentoso y determinado, con un gran sentido del humor.

- No eres tan malo como pensaba — le dije un día, después de una intensa sesión de entrenamiento.

- Tú tampoco, princesa — respondió, sonriendo.

Poco a poco, nos convertimos en amigos. A pesar de nuestras diferencias iniciales, encontré en Alistair un compañero de entrenamiento y un amigo leal. Aunque todavía tenía esa chispa de arrogancia, aprendimos a respetarnos y a apoyarnos mutuamente en nuestro camino hacia el dominio de nuestras habilidades.

(...)

Además de eso, ahora también he retomado el asunto de mi familia, en concreto, debo ayudar a arreglar la situación de mis padres, aunque es un tanto... complicado, en cada comida que debe ser compartida con toda la familia presente hay un ambiente demasiado incómodo, Christian está en silencio o intercambia algunas palabras con papá; en una que otra ocasión intenté hacer tema de conversación, pero rápidamente moría y todo volvía a ser incómodo, además, papá y mamá ni siquiera se dirigían la mirada, era realmente un problema grande.

Por eso, hablé con mi hermano sobre mis intenciones de intentar arreglar a nuestra familia, él al principio no estaba seguro, pero pronto lo convencí. Ahora solo debía planearlo todo meticulosamente.

No fue fácil tomar la decisión de pedirle ayuda a Raon para arreglar la relación de mis padres. Después de que ayudé a la consorte, Raon me estaba profundamente agradecido y me concedió un favor. Pasé noches enteras pensando en qué pedirle, y al final, me di cuenta de que lo más importante para mí era la felicidad y la estabilidad de nuestra familia.

Raon me miró sorprendido al principio, pero luego, con un asentimiento serio, aceptó mi petición. Christian también había estado apoyando mi idea, pero con sus obligaciones en la academia, no podía estar siempre presente. Necesitaba a alguien en quien pudiera confiar plenamente, y sabía que Raon era esa persona.

Comenzamos a controlar las interacciones de ambos, finalmente nos dimos cuenta de que el emperador cada vez que tenía la oportunidad observaba a la emperatriz desde la distancia, siempre con una mirada lamentable, llena de nostalgia, eso solo me hacía querer ayudarlos lo más pronto posible.

Investigamos un poco más dentro del palacio hasta hallarnos frente a una caja repleta de cartas, todas del emperador para la emperatriz, en ellas le contaba sobre sus experiencias conociendo algunos otros países y otras en donde le profesaba su amor hacia ella, todas esas habían sido abiertas, sin embargo, otras se encontraban aún selladas, por lo que decidimos abrir una de las tantas que habían así.

Parecía otra carta normal, hasta que en las últimas líneas de pedia que por favor le dejase explicar cómo habían sucedido las cosas, quería aclarar sus dudas, en las demás la citaba a cierta hora en ciertos lugares, hasta la última carta en la cual se rindió tras no recibir respuesta de las cartas anteriores.

Diablos ¿Cómo debería arreglar esto?

Una tarde, mientras tomaba té con mi madre...

- Aah — suspiré.

- ¿Sucede algo querida? — prestó su atención hacia mí.

- Es que, me encantaría aprender esgrima, el otro día vi al hermano Raon entrenando y se veía tan genial, ojalá pudiese ser como él. — ella frunció el ceño.

Después de todo, no he logrado calmar ese rechazo por Raon, por una parte, la entiendo, el hecho de que sea una copia exacta de padre la hace sentir devastada, pero eso no justifica que se desquite con quien no tiene la culpa.

- Victoria, si quieres, puedes aprender esgrima — suavizó su tono.

- ¿En serio?

- Antes de casarme yo también aprendí lo básico de la esgrima — contó.

- ¡Woah! ¿De verdad? ¿Podrías enseñarme?

- Bueno, he dejado de entrenar por un buen tiempo — se puso tímida — así que practicaré sola primero — sonrió — entrenaré esta noche en el cuarto de entrenamiento del ala norte, ¿sí? — asentí con emoción.

Mamá es genial...

- ¡Ah! Ahora que lo pienso, papá es uno de los mejores espadachines del imperio ¿no? ¡Él es un héroe! ¿Por qué no le pedimos a papá que entrenemos juntos? Tú debiste haber visto a papá blandir su espada de forma maravillosa ¿Verdad madre? — ella se sorprendió.

Pov. Narrador:

"No solo es genial... sino que es tan elegante y ágil que es imposible no enamorarse de él... tan pronto como conocí su mirada, pensé en ella durante días" — pensó la emperatriz mientras se sonrojaba.

- Pero ahora esa persona... él no quiere estar más conmigo — parecía triste.

- ¿Por qué?

- Él no corresponde a mis sentimientos — desvió la mirada.

"Pero... puedo ver que ambos se extrañan mucho" — pensó la princesa.

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^^^Continuará...^^^

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