Capitulo 10. Quiero... conocerlo

El carruaje avanza lentamente por el camino de piedra hasta detenerse frente a la entrada principal de la villa.

Ambos infantes bajan del carruaje, admirando la belleza y la tranquilidad del lugar. La villa es un edificio elegante, con jardines bien cuidados y una atmósfera de paz que contrasta con el peligro reciente.

- Al fin hemos llegado — dice la princesa con una sonrisa en el rostro mientras respira el aire fresco.

- Es un buen lugar — murmura el príncipe y ésta dirige su atención a él.

- Lo es, vamos adentro para descansar un rato. — comenzó a caminar.

- Victoria — tenía un tono serio, ella volteó a verlo — no vinimos de vacaciones, espero que no lo olvides — ella relajó su expresión y sonrió levemente.

- Lo sé. — se acercó a él y tomó su mano — pero debemos comer algo y recuperar nuestra energía antes de ir.

Los guardias y sirvientes comienzan a descargar el equipaje y asegurarse de que todo esté en orden para su estancia. Victoria y Raon entran en la mansión, donde los espera una cálida recepción por parte del personal de la casa.

- Bienvenidos, altezas. Hemos preparado todo para su comodidad. Si necesitan algo, por favor no duden en pedirlo. — el mayordomo fue el primero en presentarse.

- Gracias. Descansaremos un momento antes de salir de nuevo.

Después de descansar y tomar una comida ligera, Victoria y Raon se preparan para su verdadera misión: encontrar al médico en las montañas.

- El médico vive en una cabaña en lo alto de las montañas. Nos tomará un tiempo llegar, pero estoy segura de que vale la pena. — indicó la niña mientras ajustaba su ropa.

- Estoy listo, vamos.

Con algunos guardias acompañándolos, parten hacia las montañas. El camino es empinado y lleno de obstáculos naturales, pero el paisaje es impresionante, con vistas panorámicas del imperio.

A medida que suben, la vegetación se vuelve más densa y el aire más fresco. Victoria lidera el grupo, usando sus conocimientos y habilidades para guiar a todos de manera segura.

- Alteza, el sendero se divide aquí. ¿Cuál tomamos? — preguntó uno de los guardias.

- Tomaremos el camino de la derecha. Es más empinado, pero es el más directo. — Propuso ella mientras veía su mapa.

Continuando por el camino señalado, el grupo finalmente llega a una cabaña rústica, escondida entre los árboles. Un hombre mayor, con una barba blanca y ojos cansados, está sentado en el porche, observándolos con curiosidad.

- Buen día, soy la princesa Victoria Westdall. Hemos venido a buscar su ayuda, gran médico. — ella avanzó primero e hizo una reverencia, los guardias alertas a su lado.

- Princesa Victoria, he oído hablar de ti. ¿Qué te trae a mi humilde morada? — se levantó lentamente. La princesa intercambió miradas con Raon y luego al médico.

- Mi hermano, el príncipe Raon, necesita su ayuda para salvar a su madre, la reina consorte. Por favor, acompáñenos.

- Si mi ayuda puede salvar una vida, no dudaré en ir. Prepararé mis cosas y estaré listo en un momento. — dijo sereno.

Pov. Victoria:

Vaya, eso fue sencillo

Fue más lo que tardaste viniendo hasta acá, que lo que demoró en aceptar — mencionó Aeloria.

Volteé a ver a Raon y éste también me veía, pude ver aquella leve sonrisa en su rostro y la esperanza iluminar su mirada, pero inmediatamente apartó la mirada.

Pasamos la noche en la villa y al medio día del día siguiente decidimos regresar, luego vería cómo le explicaría a mi madre que lo de "reflexionar" me duró un solo día. Tuve que soportar las quejas y burlas de Aeloria toda la mañana por eso.

Ahora mismo vamos los tres en el carruaje, fue un viaje silencioso, aunque no incómodo como el de hace dos días.

Al llegar, llevaron inmediatamente al médico con la reina y Raon se fue con ellos, no sin antes darme una última mirada y asentir, correspondí de igual forma.

Ahora que debía esperar solo por las buenas noticias, voy de regreso al palacio, necesito seguir con mis planes.

- ¿Y qué harás después de reunir a la familia? Si es que lo logras, claro — Apareció Aeloria una vez ya dentro de la habitación.

- Mm — lo medité un poco — quiero conocer el mundo, además, quiero conocer a mis personajes favoritos de otras novelas.

- ¡¿Hablas de ir a otros países?!

- Sí — reí levemente — ya investigué algo de los otros reinos e imperios de este mundo, además, quiero... conocerlo a él — suspiré y sonreí embobada.

- ¿Quién? — se veía confundida.

- Recuerdas a la chica que mencionaste? Quien también puede invocar espíritus.

- ¡Claro! El rey Luminas siente gran curiosidad por ella.

- Lo sé — sonreí.

- ¿Eh? ¿Cómo lo sabes?

- Porque a Luminas yo lo agregué después de implementar la idea de la existencia de imperios y reinos de otras novelas que yo leía, eran mis favoritas, entre ellos, el imperio de Elmir.

- ¿Y a quién se supone que quieres conocer de allí? ¿A esa chica que te mencioné?

- En parte sí, pero, también quiero conocer al joven heredero de ese imperio, al príncipe Isis de Elmir.

- Qué cosas tan raras dices — hizo un leve puchero y fue en busca de uno de los bocadillos de mi habitación.

- Tienes razón — reí — pronto tendré tiempo para pensar en ello.

(...)

- Buenos días — saludé a todos los caballeros.

- ¿Princesa? ¡Princesa! — reaccionaron de inmediato — Saludos a la única estrella del imperio, princesa Victoria — vociferaron todos e hicieron una reverencia.

Inmediatamente se acercó el comandante de la cuarta orden, el vizconde Paxton, quien envió a sus caballeros para escoltarnos a Raon y a mi hasta la villa.

- Princesa... — hice una reverencia en saludo.

- Sir Paxton, he venido aquí para entrenar bajo su tutela. Supongo que sabe sobre lo ocurrido el otro día — él puso una expresión nerviosa.

- Eh bueno yo... sí, pero...

- ¿El otro día? ¿Qué ocurrió el otro día? — escuché una voz familiar a mis espaldas.

- Hermano... — me sorprendió verlo allí, normalmente estaría en la academia.

Él se acercó más, con un rostro serio mientras veía al comandante.

Finalmente, no quedó de otra más que comentarle lo que sucedió de camino a la villa.

- ¿Qué? — frunció el ceño — ¿Pero, estás bien? ¿Te hicieron daño? — me veía preocupado.

- Estoy bien — asentí — gracias a los caballeros bajo la orden de sir Paxton. Pero, me di cuenta de que necesito mejorar mis habilidades de combate para poder protegerme a mí y a los demás.

En realidad, solo necesito recuperar mi condición física, en este cuerpo es algo complicado por la diferencia de fuerza con mis oponentes, pero esos solo son "detalles".

Él dirigió una mirada severa al vizconde y luego regresó a mí, ya más relajado.

- ¿Y por eso estás aquí? ¿Para entrenar?

- Sí, hermano. Quiero ser más fuerte — él suspiró profundamente con una mezcla de alivio y preocupación.

- No deberías tener que haber pasado por eso sola, fue demasiado peligroso, debiste haber llevado contigo a caballeros de la primera orden, comandados por el duque Crawford.

El comandante se veía incómodo y molesto ante las palabras de Christian, claro, a nadie le gusta que insinúen que su escuadrón es débil en comparación a los demás.

Me sonrojé un poco apenada por lo directo que era mi hermano, aun teniendo al vizconde al lado.

- Claro, no te preocupes por eso — sonreí incómoda.

- Debería haber estado allí para protegerte — dijo en voz baja y desvió la mirada.

- ¿Qué? Hermano Chris, no. — coloqué una mano sobre su brazo, él se sonrojó — No fue tu culpa y tampoco podrías estar siempre conmigo para saber cuándo estaré en peligro, por eso necesito aprender a defenderme. — él regresó su mirada a mí.

- Entonces no puedo permitir que entrenes sola o con alguien más. Si necesitas mejorar tus habilidades, entrenarás conmigo. Quiero asegurarme de que estés preparada y segura. — propuso.

Él quiere...

Wow — escuché a Aeloria, tan sorprendida como yo

- ¿De verdad lo harías?

- Sí, empezamos mañana al amanecer.

- Pero, la academia...

- No te preocupes por eso, regresaré en una semana — asentí emocionada.

Me sentía feliz aceptando su oferta. Luego de eso, sir Paxton dio una reverencia a mi hermano.

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^^^Continuará...^^^

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