CAPITULO 16. Academia Philleon

La figura del príncipe Bastian se destacaba entre la multitud, con su cabello negro y sus ojos rojos que irradiaban una mezcla de autoridad y misterio. Él avanzó hacia mí con una sonrisa que no lograba ocultar la tensión entre nosotros.

- Princesa Victoria, quería felicitarla personalmente — dijo Bastian, inclinando ligeramente la cabeza en un gesto de respeto.

- Gracias, príncipe — respondí con una leve reverencia, sintiendo una punzada de incomodidad en mi estómago. Recordaba muy bien el rechazo que había recibido de él cuando era más pequeña.

- Me alegra ver que está bien después de lo ocurrido. Su recuperación fue milagrosa, digna de una santa — añadió él.

- Agradezco sus palabras, príncipe Bastian. Estoy aún ajustándome a todo esto — admití, tratando de mantener la compostura.

Él sonrió, sus ojos rojos brillando con una mezcla de curiosidad y algo más que no lograba descifrar.

- Estoy seguro de que lo hará excelentemente, princesa. Si alguna vez necesita ayuda o consejo, por favor, no dude en acudir a mí.

Asentí, agradecida por su oferta, aunque mi mente seguía en alerta. Sentía el peso de la mirada del joven caballero pelirrojo con ojos color ámbar que había sido asignado por el templo para protegerme. Su presencia era tranquilizadora, aunque aún no estaba acostumbrada a ella.

- Princesa Victoria, me alegra verla aquí — una voz femenina interrumpió mis pensamientos. Al voltear, vi a una linda joven de cabellera rosa, era la protagonista original de este mundo, acercándose con una sonrisa radiante.

- Florence... — murmuré, tratando de ocultar mi incomodidad. Sabía lo que ella significaba para Bastian y lo que su aparición podría traer.

- Oh, príncipe Bastian, no esperaba verlo aquí — Florence sonrió, inclinándose ligeramente ante él. Bastian le devolvió la sonrisa, y vi un brillo en sus ojos que no había visto al mirarme a mí.

- Florence, siempre es un placer verte — respondió Bastian, su voz suave.

Me sentí como una intrusa en esa escena. El aire parecía pesado y mi incomodidad crecía con cada segundo que pasaba.

- Princesa, si me permite — intervino el caballero, su voz firme pero respetuosa —. Quizás sería mejor que tomáramos un poco de aire fresco. El banquete ha sido bastante largo y una pausa podría ser beneficiosa.

Agradecí mentalmente su intervención, asintiendo rápidamente.

- Tienes razón. Príncipe Bastian, señorita Florence, si me disculpan, necesito un momento para descansar.

Ambos asintieron, y con una leve reverencia, el caballero me guio hacia los jardines del palacio. La brisa fresca y el aroma de las flores proporcionaban un alivio bienvenido. Me detuve cerca de una fuente, sintiendo la tensión abandonar lentamente mi cuerpo.

- Gracias por sacarme de allí — le dije, sinceramente agradecida.

- Es mi deber, su alteza — respondió él, aunque su tono era más suave ahora —. Pero ¿quiénes eran exactamente esos dos? Parecían muy interesados en usted.

Suspiré, sin querer profundizar en la compleja red de la nobleza y sus intrigas en ese momento.

- Es una larga historia — respondí evasivamente. Luego, cambié de tema —. No me has dicho tu nombre. Si voy a confiarte mi seguridad, al menos debería saber cómo llamarte.

- George, su alteza. George Lockhart — respondió él, haciendo una ligera reverencia.

- ¿Lockhart? ¿Acaso eres hijo de lord Lockhart, el subcomandante de la primera orden de caballeros?

- Así es su alteza, él es mi padre — dijo con un breve asentimiento.

Ya veo, aun así... ¿No es demasiado joven?

- Bien, George. Agradezco tu intervención. Pero no te equivoques, no confío en nadie fácilmente. — lo miré fijamente, midiendo su reacción —. Solo estoy agradecida por tu ayuda en esta situación específica.

George asintió, su expresión seria.

- Entendido, princesa. Mi lealtad está con usted y el imperio, y haré lo necesario para protegerla y ser digno de su confianza.

Asentí, satisfecha con su respuesta por ahora. Aun así, sabía que debía mantenerme alerta y no bajar la guardia.

- Por cierto, no lo tomes a mal ni nada, pero... ¿No eres demasiado joven para ser mi escolta personal? ¿Qué edad tienes?

- Tengo quince años, su alteza — dijo tranquilo.

- ¿No deberías estar en la academia? — él asintió — ¿Entonces?

- Ingresaré este año junto a usted.

- Bueno, aunque no iríamos en el mismo curso ¿Cómo se supone que me vas a cuidar? — cuestioné.

- Se equivoca, su alteza — alcé una ceja — Haré la prueba de admisión para ingresar en el mismo curso que usted, así podré estar a su lado.

- ¿Sabes que podrías aplicar ya al área profesional?

- Estoy dispuesto a ir con usted, así que, por favor, ya no se inquiete más por eso.

Cómo quien dice, que me olvidé ya del tema porque no va a cambiar de opinión mmm

***Es muy obstinado si me lo preguntas** — Escuché a Aeloria*

Verdaderamente...

- De acuerdo, por ahora volvamos.

(...)

Inicio de clases...

Desde el banquete que se celebró cuando recibí el título de Santa no he tenido la oportunidad de hablar con Alistair de nuevo.

En su lugar, decidí enfocarme en las pruebas que se avecinaban, aún no podía creer que por primera vez iría a una escuela normal, dentro de lo que cabe claro, simplemente me da curiosidad saber cómo se desenvolverá mi vida ahí dentro.

Llegué a la Academia Philleon con cierta emoción y algo de incertidumbre. George caminaba a mi lado, manteniendo su expresión seria y profesional. El bullicio de los estudiantes se intensificaba a medida que nos acercábamos a la entrada principal.

- No se separe de mi lado, su alteza — dijo George en un tono de advertencia, observando a la multitud con atención.

- No tienes que recordármelo a cada momento — respondí con un suspiro.

Al cruzar las puertas de la academia, sentí las miradas de todos los estudiantes posarse sobre nosotros. Algunas eran de curiosidad, otras de admiración, y algunas, sin duda, de envidia.

- ¡Victoria! — escuché una voz familiar y vi a Alistair acercarse con una sonrisa.

- Alistair — le devolví la sonrisa, sintiendo un alivio al ver a un amigo entre la multitud.

- Me alegra verte aquí. ¿Te emociona el primer día? — preguntó mientras nos uníamos al flujo de estudiantes que se dirigían a sus respectivas aulas.

- Es una mezcla de emociones, en realidad — admití —. Pero sí, estoy curiosa por ver cómo será.

- George — saludó Alistair con un leve asentimiento.

- Lord Alistair — respondió George con una inclinación de cabeza.

Mientras nos dirigíamos a nuestras clases, observé a los otros estudiantes. Algunos estaban rodeados de amigos, riendo y conversando, mientras que otros parecían más nerviosos, ajustando sus uniformes y libros. Todo era tan diferente de la vida en el palacio.

Recuerda, Victoria — susurró Aeloria —,mantén tus objetivos claros. Este es solo un paso más en tu camino.

Asentí mentalmente. Tenía un papel que jugar aquí, y aunque la vida en la academia parecía prometedora, no podía permitirme bajar la guardia.

Entramos al aula y tomamos asiento. George se situó estratégicamente cerca de mí, manteniendo su posición como mi escolta, mientras Alistair se quedó de pie un momento antes de despedirse.

- Nos vemos después de las clases, Victoria — dijo con una sonrisa confiada —. No dejes que estos novatos te fastidien.

Asentí, agradecida por su consejo, mientras él se dirigía a su propia clase. La lección comenzó, y aunque las materias eran interesantes, mi mente vagaba de vez en cuando, recordando cómo eran las cosas en mi otra vida.

Durante el receso, nos dirigimos al jardín. Era un lugar amplio y bien cuidado, con flores de diversos colores y árboles frondosos que ofrecían sombra. Algunos estudiantes paseaban, otros conversaban en grupos, y algunos aprovechaban el tiempo para estudiar.

- Victoria, ¿te gustaría dar un paseo? — preguntó George, observando mi entorno con cuidado.

Cabe aclarar que estando en la academia dejamos de lado los títulos de nobles de nuestras familias y acostumbramos a llamarnos por nuestro nombre de pila o apellido, eso fue un completo respiro para toda la formalidad que siempre se manejaba en el palacio.

- Claro — acepté, tomando un camino más tranquilo mientras George se mantenía cerca, casi a mi lado para disimular.

Nos alejamos un poco de la multitud, buscando un lugar más apartado. Justo entonces, escuché una voz conocida.

- ¡Victoria! — Alistair se acercó con su característico aire de superioridad, acompañado de un par de compañeros.

- Alistair — lo saludé, tratando de ocultar mi incomodidad por la atención adicional.

- ¿Qué tal la primera clase? — preguntó, con una sonrisa que denotaba confianza.

- Interesante, aunque diferente a lo que estoy acostumbrada — respondí, mirando a mi alrededor.

- No te preocupes, te acostumbrarás rápido. Después de todo, tienes a alguien tan experimentado como yo cerca — dijo con una sonrisa arrogante —. Estos estudiantes no saben lo que les espera.

- ¿Y tú? — pregunté, intentando desviar un poco la conversación —. ¿Cómo ha sido tu día?

- Aburrido, como siempre. Las lecciones aquí son básicas para alguien de nuestro nivel — respondió con desdén —. Pero al menos hay algunas caras interesantes.

- ¿Te refieres a posibles rivales? — pregunté, levantando una ceja.

- Rivales, aliados, diversiones... Veremos cómo se desarrollan las cosas — dijo con una mirada calculadora.

Asentí, compartiendo su actitud calculadora. Tenía que recordar que cada paso aquí debía ser bien medido, cada movimiento observado. Este era un nuevo campo de juego, y debía jugar mis cartas con sabiduría.

Mientras Alistair se alejaba para reunirse con otros conocidos, George y yo continuamos nuestro paseo por el jardín. Las flores y la tranquilidad del lugar ofrecían un respiro del bullicio de la academia, pero sabía que debía estar siempre alerta. Esta era solo una etapa más en mi camino, y debía asegurarme de estar preparada para cualquier eventualidad.

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^^^Continuamos...^^^

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