Princesa de Glassus

Noa, Kristian, Raquel y Orien después de comer fueron a dar un paseo alrededor. La academia Yhare era bastante grande, teniendo zonas increíblemente hermosas. El día era soleado, con el cielo de color azul, con algunas nubes de un tono rosa pálido.

Noa y Raquel tomaron asiento en una banca, en medio había un tablero y al lado en el suelo una cajita con las piezas para jugar. Ellas comenzaron a jugar una partida.

Kristian y Orien estaban sentados en el césped y veían a las niñas jugar.

—¿Te hiciste amigo de la princesa? —Kristian miró a Orien, después volteó su rostro avergonzado.

—No soy digno de hablar con ella. Sería como hablar con un dios.

Orien hizo una mueca de asco, le molestaba esa forma de hablar, la cual le parecía como la de un npc de una historia de fantasía.

—Aquí todos somos alumnos, no debería importar la clase—, aunque Orien había dicho eso, sabía que no era el caso. Ni en su anterior vida había ese respeto a los más bajos, más bien; los pobres eran ignorados. Las adolescentes que se volvían madres a temprana edad, dejaban sus estudios para trabajar y nunca nadie las ayudó.

Supongo que debe haber un fuerte y un débil, pensó Orien.

—Aunque seamos alumnos, compañeros de habitación, siempre habrá una línea que nos separa. —Se escuchaba algo triste la voz del niño y Orien lo miró con lástima. Tener esos pensamientos en esa edad no era nada normal, ser consciente de esas cosas era algo doloroso. —¿También viniste aquí para ayudar a tus padres? Mi abuela está enferma y quiero ayudarla a recuperarse, los cristales mágicos que son sacados de las bestias, valen mucho dinero.

—Sí, también necesito dinero, mucho dinero. —Orien se acostó en el césped y dejó salir un suspiro.

Y mientras cerraba sus ojos, una cabellera azul se apareció frente a él. Orien abrió mejor los ojos y vio esos orbes rojo y gris viéndolo intensamente, sintió un escalofrío y se levantó chocando su frente con la del príncipe heredero en el proceso.

—¿Qué crees que haces? —Maldecía internamente el día que conoció a ese príncipe.

—Me duele mi frente por tu culpa—, el príncipe heredero apuntó la zona, mostrando su herida e hizo un puchero tierno. —¿Por qué te levantaste así?

—¿Por qué apareces así? No te me acerques. —Orien se levantó y vio como Kristian estaba apretándose los labios en un intento de no reír. —No te rías. —Pero esa advertencia fue el límite y Kristian soltó una carcajada, llamando la atención de las niñas en el proceso.

—¿Qué hice? Me voy a acercar de todas formas. —Aunque el príncipe heredero estaba murmurando, Orien escuchó muy bien lo que dijo.

—Princesa ¿Ahora te gusto?—, preguntó incrédulo. —No me sigas y no te me acerques. Te escuché. —Orien comenzó a apartarse no antes sin despedirse con un balanceo de mano.

Llegando a su habitación vio de lejos a la princesa del otro reino, agachada frente a las flores del jardín y jugueteando con ellas. Vestía un vestido blanco puro y llevaba puesto un hermoso adorno de corona floral.

«Su habitación debe estar cerca». Con atrevimiento se acercó a la niña que lucía como un ángel, debido a la pureza y belleza que emanaba.

—Hola princesa. —Él se agachó de la misma forma que ella estaba. La princesa dejó de mimar a las flores y puso su atención en Orien, quien se sorprendió al ver el color verde esmeralda de los ojos de la princesa. —Bonitos ojos. —Dijo sin pensar y luego se sorprendió por lo dicho.

—Oh, gracias, ¿eres Orien, verdad? —Ella preguntó mientras volvía a acariciar las flores.

—Me alegra ser conocido por la princesa.

—Eres muy famoso por pegarle al príncipe heredero—, ella lo miró y luego sonrió dulcemente. —Bien hecho, alguien debía bajar al príncipe de su nube. —Luego arrugó sus cejas. —Se supone que el príncipe heredero debía saludarme el día que vine y no lo hizo, tampoco fue a verme en los demás días. Además, mi compañero de habitación me trata como un dios y no se me acerca, estoy aburrida de esta academia. Nadie juega conmigo, solo me queda jugar con las flores. —Ya soltado todo lo que retenía, arrancó un pétalo de la rosa que antes acariciaba.

—Puedo jugar contigo cuando quieras—, Orien le señaló su habitación. —Puedes ir a verme cuando quieras, no me molestará.

—Iré, iré muchas veces. —Ella juntó sus palmas y bajó la cabeza con algo de vergüenza—, este… puedo hacer galletas, así que… ¿Puedo llevarte algunas?

—Estaría muy agradecido, me encantan las cosas dulces y más si traen chocolates.

—¿Cuántos años tienes? No es por nada, pero, eres más bajito que yo—, Orien se quedó tieso por lo dicho, ya comenzaba a afectarle el sentirse chiquito, y al parecer su cuerpo no crecía como el de los demás.

—Siete años. Pronto tendré ocho. —Orien se sentó en el pasto extendiendo las piernas, debido a que, la posición de antes era incomoda y le dolían las piernas.

—Escuché a algunos murmurar que venías de Ziri ¿Es cierto eso?

Le encanta hacer preguntas, pensó Orien antes de responder.

—Sí, nací en la isla y vivía con mis padres en ella.

—Pero los que vienen de Ziri son inválidos y no poseen magia. Aprendí todo sobre Goren, antes de venir aquí. —Ella explicó y Orien por dentro sintió una rabia, a tal punto que sentía todo su cuerpo caliente.

Orien se levantó molesto pero, no con la princesa sino que, con las personas del reino que alejaron a todos lo que no poseían magia a una isla y tratarlos como nada y sin valor. Era lo mismo que el mundo en donde vivía antes, aquellos que no tenían una buena economía tenía su sitio, su lugar y así siempre iba a ser de ese modo. Él en su vida pasada, jamás se preocupó por los que no tenían pero, ahora que estaba en esa posición sintió que todo era injusto.

Y cuando se iba a ir las flores se encendieron en llamas quemando en el proceso la muñeca de la princesa y Orien rápidamente la apartó hacia atrás para que no pudiera quemarse más.

—¿Estás bien? —Se sorprendió por ver la calma de la niña y que no derramó nada de lágrimas, como haría un niño normal.

—Sí, estoy bien. ¿Qué sucedió, por qué se prendieron en llamas? —Señaló las flores.

—Es mi culpa, me sentía algo molesto y supongo que mi flujo de maná se desvío nuevamente.

—No, no es tu culpa. Eso es algo del que no tienes control. —Ella se levantó del suelo y Orien hizo lo mismo. —Bueno, me tengo que ir a curar esto, no quiero que deje cicatriz.

—Iré contigo, quiero ayudar. —Ella asintió y comenzó a caminar, Orien siguió sus pasos y caminaron por diez minutos, hasta llegar a una habitación. Ella sacó el collar que tenía en el cuello, que estaba siendo tapado por el vestido, la cual tenía una llave colgado de ella.

—Disculpa el desorden, a mí compañero le gusta sentarse a leer en el suelo.

Entró después de ella y en lo primero que se fijó fue en la pila de libros en el suelo, eran bastante. En mitad de la habitación había una línea recta hecha con una tinta y dividía la habitación en dos.

—Este es mi lado. Mi compañero de cuarto es infantil, así que, respeto sus ideas. —Orien se aguantó la risa, obviamente se burlaría de Kristian luego.

El lado de ella era más ordenado, todo en su sitio y con muchos adornos brillantes. Por otro lado, la parte de Kristian no tenía remodelaciones. Esa habitación era literalmente dos mundos distintos.

Ella abrió el primer cajón de la cómoda, que había al lado de su cama. Está era muy brillante, al parecer ella había mandado a remodelarla, ya que, el diseño original no era ese.

—Toma, como dijiste que querías ayudar. Solamente tienes que empapar el algodón de la pócima de curación. Es de primer grado, así que tardará una semana o más en desaparecer esa mancha rojiza. —Ella parecía muy preocupada por tener una cicatriz.

—Dime si duele. —Como ella le había dicho, empapó el algodón en la pócima y dando toquecitos leves lo aplicaba en la herida, ella hacía algunas muecas leves de dolor, sin embargo, no dejaba salir ni un suspiro de su boca. Sabía soportar bastante bien. —Cuando hiciste la revelación ¿Qué elemento te tocó?

—¿Lo olvidaste? Elemento Agua, miserablemente estoy en el mismo aula que el príncipe heredero, ni un día me saludó y peor, llega muy tarde y el maestro lo perdona porque es el futuro emperador de Goren.

«Es la hater #1 del príncipe heredero». Orien se ríe después de escucharla quejarse de no recibir el saludo del príncipe heredero nuevamente.

—No soy tan importante como el futuro emperador de Goren pero, te saludaré siempre y te haré compañía cuando haga falta.

Más populares

Comments

Alicia Salamanca Hernández

Alicia Salamanca Hernández

ya son amigos la princesa y el que hermosa amistad ☺️☺️

2025-02-07

1

Alexandra Romero

Alexandra Romero

tan lindo ☺️☺️☺️☺️☺️

2024-07-29

3

Selina GF

Selina GF

/Chuckle/

2024-06-28

2

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play