Orien miraba la expresión molesta del príncipe heredero y también sintió la mirada desagradable de los demás puestas sobre él.
—Sabes, me incómoda tu forma de hablar.
Pronto el comedor se convirtió en murmullos de los demás. Cosa que no le gustaba a Orien, mucho ruido le hacía daño. La tensión se sentía en el aire.
—No tienes nada de respeto. Bueno, no se debe esperar nada de los de tu clase y supongo que tus padres son así o peores—, el príncipe heredero dijo aquello en un tono burlón. Todos saben que los que venían de Ziri eran unos maleducados y gente sin valor ni magia.
Orien se levantó molesto de su silla, se posicionó frente al príncipe. Orien era más bajito, por lo que levantó su cabeza para verlo fijamente. Y con mucho enojo le dijo.
—Repite eso otra vez.
—No tienes modales ¿Eso?—, el príncipe heredero repitió de esa manera. Levantando sus hombros y con una ceja arqueada.
—Repite lo último. —Le retó al príncipe heredero. Quien obviamente no daría paso atrás.
—Vamos, todos conocen el dicho: de tal palo, tal astilla. Si eres así, es porque tus padres son así o peores. Ninguno tuvo educación, una familia inválida. —Orien golpeó con su puño al príncipe heredero. Haciendo que este caiga al suelo. El príncipe heredero sostuvo su rostro sin poder creer lo que acababa de pasar.
Los demás nobles se levantaron molestos de sus asientos. Sin embargo, ninguno se acercó, más bien, parecían esperar a ver cómo iba a responder el príncipe heredero.
—¡Felicidades, me cambiaré de habitación. Maldito estúpido!—, Orien dijo aquello de forma sarcástica.
Orien caminó con rapidez y a la vez enojado, cuando salió cerró la puerta con fuerza haciendo que el ruido dejé a todos perplejos.
—¿Qué le pasa a ese plebeyo? —Preguntó Arthur molesto. —Se cree genial solo por tener un poco de magia—, Arthur le comentó a los nobles que estaban a su lado.
Llegó a donde el príncipe heredero y se agachó para ayudarlo, pero, recibió un bofetón en las manos.
—No me toques. —Con desagrado el príncipe heredero rechazó la ayuda de Arthur.
El príncipe heredero se levantó del suelo y se limpió la sangre de la nariz con la manga de su camisa fina y costosa.
Orien caminó con prisa justo a la oficina del director. Entró sin tocar la puerta y el director lo miró confuso y también el hombre que estaba con el director.
Era un hombre bastante elegante y guapo, su pelo era rubio y sus ojos muy azules, brillantes —pero Orien no tenía tiempo para admirar la apariencia de ese hombre— llevaba una capa roja puesta en su espalda y tenía en su mano un brazalete dorado.
Orien ignoró al hombre y fue de una con el director.
—Quiero cambiarme de habitación. Ese estúpido, no quiero aguantarlo ni otro día más, o iré a la cárcel por asesinato. —Habló muy exaltado y esperando ser ayudado por el director.
El director abrió los ojos sorprendidos. Aclaró su voz y le dijo.
—Orien, ayer decías que aguantarías y hoy amenazas al príncipe heredero, es un delito eso y más si lo hace en presencia de su majestad. —La última frase el director lo dijo sonriendo, obviamente burlándose del niño frente a él.
—Sí, iba a tolerar a ese maldito niño, intentaría comprenderlo, pero ese hijo de put…, se metió con mi familia y eso es un límite. —Orien volteó a ver al hombre rubio, quien tenía una expresión indescifrable. —¿Su majestad? Ah, hola Jajaja. —Se empezó a reír de los nervios. «Estoy muerto».
La puerta fue abierta nuevamente con violencia y captó la atención de los tres, el príncipe heredero entró sin miedo, pero, al notar a su padre se congelaron sus pasos.
—Su majestad. —El príncipe heredero hizo una reverencia a su padre.
—¿Qué sucedió? —El tono del emperador era frío con el príncipe heredero.
—Ese plebeyo me pegó. —Acusó a Orien, quien no podía creerlo. Pero pensando en la edad del príncipe, lo veía lógico. Y sumémosle que sea un noble mimado y de la realeza.
—Sí, eso ya lo sé. Es muy obvio, creo. ¿Qué le hiciste tú?—, el emperador parecía no tener la intención de apoyar a su hijo. De cierta forma eso le agradó a Orien.
El príncipe heredero bajó la mirada y no se atrevió a responder.
—¿Qué te dijo mi hijo? —El emperador le preguntó a Orien, quien se sorprendió un poco por la actitud del emperador.
Orien miraba ahora al hombre, quien tenía su barbilla apoyada en la palma de su mano.
—Insultó a mi familia diciendo que no tenían modales y que los de mi clase eran unos inválidos—, Explicó al emperador.
—¿Y no es cierto? —Preguntó muy bajito el príncipe heredero.
—Darién, discúlpate. —El emperador con voz de autoridad le ordenó al príncipe heredero.
—Padre… —Iba a protestar, pero, cuando el emperador estampó su mano contra la mesa el príncipe heredero se sobresaltó.
—¿Tengo que repetir?
—Lo siento, seré más respetuoso.
—No es a mí, es a él.
Así que era un padre que disciplinaba, pensó Orien.
El príncipe heredero miró a Orien molesto y apretando la mandíbula. Obviamente, disculparse le hería el orgullo y no quería hacerlo.
—Su majestad, le agradezco su amabilidad, pero no hace falta. Además, no tengo intención de aceptar una disculpa falsa. —Orien observó al director y dijo. —¿Cuándo puedo cambiarme de habitación?
—No se puede, no hay más habitaciones disponibles. —Levantó ambas manos y subió sus hombros.
«Lo que faltaba».
—Ah, me retiro. —Orien salió después de decir eso y cerró la puerta sin hacer ruido. Orien quería morirse o ahorcar a ese niño.
Esa noche Orien se durmió antes de que el príncipe heredero regresara a la habitación, cuando se despertó para ir a clases lo encontró durmiendo y casi por caerse de la cama. Pasó de ello y fue a tomar una ducha.
Orien no tenía fuerzas ese día, se sentía muy cansado y por alguna razón tenía un mal presentimiento.
Llegando a su aula alguien lo empujó desde atrás y le hizo caer al suelo. Era Arthur, junto a sus otros compañeros de aula.
—Las mierdas como tú, no deberían salir de su pozo. —Arthur dijo mientras le señalaba.
—Miren niños, hoy ando con migraña, no tengo tiempo de limpiarles el culo, vayan a joder a otro lado. —Orien habló de una manera que mostraba su cansancio y las pocas ganas que tenía de lidiar con situaciones estúpidas y más si se trataba de niños mimados.
—¿Tu boca no puede callarse? —Uno de los que hacía compañía a Arthur le agarró la cabeza. Intentó zafarse, pero, le fue difícil debido a la condición de su cuerpo.
—¿No te puedes defender? Lo sabía, ese fuego solo era un truco ¿El más fuerte de nuestra clase? Jah, es solo una burla.
—¿Qué están haciendo? —Sebastián traía una cara amargada. Ellos soltaron a Orien, quien cayó al suelo y escupió algo de sangre. Hasta Orien se sorprendió al ver la sangre. —¿Estás bien?
—Sí. —Orien se levantó y entró al salón, dejando a los demás afuera. Se sentó en un rincón alejado.
«Voy a matar a esos estúpidos».
—¿Dónde nos quedamos? —La clase empezó luego de que los demás entraran. Sebastián comenzó a hablar sobre el núcleo mágico y su función en los magos. Alguien que no tenía magia era porque no tenía un núcleo mágico.
Sebastián dejó como tarea que comenzaran a absorber maná de sus alrededores, cosa muy difícil.
Saliendo del aula, Arthur impidió que Orien saliera y el grupito lo rodeó. Sebastián ya no estaba para interrumpir y ellos aprovecharon.
Uno de ellos lo empujó y la espalda de Orien chocó contra la pared, se hizo mucho daño. Ellos lo miraron desde arriba, sintiéndose ellos inalcanzables y Orien sintiéndose una mierda, por tener tan mala suerte. En su vida pasada también era golpeado de niño por su madrastra y ahora le estaban haciendo bullying.
Después de que se aburrieron de pegarle a Orien, se marcharon y lo dejaron tirado frente al aula, con las prendas rotas y sucias y eso que ya estaban en estado deplorable. Caminó con dificultad al comedor, al entrar todos lo miraron con rareza.
—¿Qué sucedió? —Noa corrió hacia Orien. Ella tocó su mejilla con tristeza.
—No es nada. Supongo que ando muy torpe hoy. —Soltó la típica excusa para no decir que lo acababan de agredir.
Orien se sentó al lado de Khristian, Raquel lo miró con preocupación, pero no le insistió. Noa se sentía mal porque Orien no quiso decirles la verdad.
Y por un momento entre ellos hubo un ambiente incómodo, pero luego se relajaron y conversaron con normalidad.
Las puertas del comedor se abrieron con brutalidad, allí estaba el príncipe heredero con una mirada furiosa y buscaba a alguien con la mirada —obviamente era a Orien— y cuando lo encontró fue con pasos rápidos hacía él.
Tomó de la mano a Orien para sacarlo afuera junto con él. Orien retiró la mano y miró al príncipe heredero con una mirada confusa y molesta a la vez.
—Ven conmigo. Es una orden. —Orien se sorprendió por ver como ese niño no tenía descaro alguno.
—No soy tu sirviente y no quiero mezclarme contigo. Déjame en paz. —Aclaró las cosas, no tenía tiempo para jugar con un niño y mucho menos, uno como el príncipe heredero.
El príncipe heredero volvió a sostener el brazo de Orien. Este intentaba apartarse, sin embargo, el príncipe lo sostuvo fuertemente esta vez.
«Estoy odiando mi cuerpo».
Orien se rindió, la verdad su cuerpo estaba muy debilitado y él solamente se estaba forzando a permanecer de pie, o sino en cualquier momento iba a colapsar.
A rastras el príncipe heredero se lo llevó y muchos quedaron atónitos, con curiosidad de saber lo que iba a suceder entre esos dos.
Noa estaba preocupada al igual que Raquel y Kristian seguía comiendo sin prestar mucha importancia a lo sucedido.
—Mira, hoy volví a perder otra clase por tu culpa y mi padre no me habla también por tu culpa. Está muy enojado conmigo, él nunca me trató así. —El príncipe heredero lo había llevado a un jardín, y le comenzó a contar «sus problemas».
Orien observó al príncipe heredero con una cara de cansado, como la de un empresario que no sabía que hacer con su vida laboral, tirarse desde un edificio no estaría mal.
—¿Mi culpa? Pensé que como príncipe heredero del imperio, sabrías usar el cerebro, pero, al parecer me equivoqué. Niño ya te he dicho que no tengo tiempo de jugar contigo y mucho menos con tus perras. —Orien se señaló la cara mostrando sus heridas. —Estoy harto, así que, déjame en paz. O puede que me olvide tu posición de futuro emperador y te mate.
—¿Me acabas de amenazar de muerte?
—¿Sí y qué? Solamente ignora mi existencia y yo también haré eso.
Orien se iba a ir, pero, nuevamente el príncipe heredero volvió a sostener su mano.
—Lo siento, no volveré a decir nada feo de tu familia. —La voz del príncipe heredero sonaba tan baja que le costó a Orien descifrar lo que decía.
—Supongo que para que el emperador te perdone, debes disculparte. Ya suéltame. No soy un niño como ustedes.
Orien arrebató su mano y salió de esa zona alejada y regresó a su habitación, en donde se hundió en la cama.
Orien tuvo un sueño tan vívido que le dio miedo y quiso escapar pero, por muchos pellizcos que se daba no podía levantarse. Una gran oscuridad quería alcanzarlo.
El príncipe heredero llegó a la habitación molesto porque Orien no había aceptado sus disculpas y eso que él se esforzó mucho en hacerlo. Se sentó en su escritorio para empezar a leer y en eso escuchó quejidos.
—Oye ¿Ahora te vas a vengar? Voy a leer no hagas ruido.
Cuando volteó a ver, el cuerpo de Orien estaba convulsionando, se asustó y se levantó rápidamente.
—¿Es una broma? —Abrió uno de los ojos de Orien, este estaba en blanco completamente. —¿Qué hago?
El príncipe heredero jamás había estado en situaciones como esas, así que se estaba poniendo muy nervioso y estaba temblando.
Salió corriendo de la habitación, en el pasillo un poco alejado de su habitación tropezó con Sebastián y este lo miró sorprendido.
—¿Qué sorpresa verte correr tan desesperadamente? Ni en las prácticas de deporte pones tanto esfuerzo.
—Sebastián, ese niño débil se está muriendo. —Habló tomando aire a cada segundo y luego apuntó a la dirección de su habitación.
El hombre no respondió y comenzó a correr y el príncipe heredero le siguió, aunque estaba cansando y con su respiración incontrolada.
El cuerpo de Orien seguía convulsionando.
—¿Qué pasó?
Sebastián le preguntó al príncipe heredero.
—No sé, llegué y ya estaba de esa forma. Pensé que se estaba burlando de mí, pero, esto es serio. Sentí mucho miedo. —Aún no podía establecer correctamente su respiración.
—Pues en parte es tu culpa, olvídalo. —El maestro comentó de forma irónica.
Sebastián le tomó el pulso a Orien y sintió que su pulso iba disminuyendo poco a poco. Él usó magia de fuego y el cuerpo comenzó a arder.
—¡Lo estás matando!
El príncipe heredero intentó apartar a Sebastián del cuerpo de Orien.
—No se va a morir, ni mucho menos quemarse, solo le estoy produciendo algo de dolor para que pueda despertar. —Sebastián le explicó.
—¿Funciona eso?
—No lo sé, es la primera vez que lo hago, soy maestro no médico.
El príncipe heredero se agarró la cabeza y se despeinó de la frustración. Iba a salir a buscar a alguien más experto, cuando Orien se despertó asustado.
—Chico ¿Estás bien? —Le preguntó Sebastián, pero, Orien parecía perdido.
—¿Qué hace aquí maestro? —Cuando volvió en sí le cuestionó a Sebastián eso.
—Casi te mueres, no me vuelvas asustar de esa forma. —El príncipe heredero se sentó en su escritorio dando la espalda.
—Tengo que irme, pero mandaré al médico para que te pueda revisar. —Orien asintió en repuesta.
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Comments
Alicia Salamanca Hernández
que sustito se llevó el principe y el profe 😰
2025-02-07
1
Ophelia Palafox
jajajaa me imagino sus caras jajajaj
2025-02-04
1
Marlucha💋
El Emperador en persona
2024-11-30
2