Fuego

Orien observó la isla con algo de melancolía. Estaban en el barco, Orien, su padre y Noa. Junto a ellos el capitán que maniobraba el timón mientras fumaba su pipa. Había algunas otras personas que iban a la capital para el comercio, una de esas personas traía un cuaderno con diseños de prendas de vestir.

Cuando Orien se despidió de Amelia, no pudo evitar derramar un par de lágrimas. Su madre lloraba a mares, tanto que su tristeza llegó a estremecer a su hijo.

Orien miró a Thomas, quien claramente se veía triste y pensativo. Si Orien obtuviera un buen elemento, era obvio que Thomas regresaría solo y él se quedaría en la capital del imperio. Por otro lado, Noa, también tenía semblante triste, seguramente ya extrañaba a su madre.

La familia real. Sus descendientes mayormente eran rubios y poseían los ojos de color azul, sin embargo, el príncipe heredero era diferente. Después de cumplir los cinco años, uno de sus ojos se puso de color gris y el otro rojo. El emperador, intentó de todo pero, los ojos del príncipe no volvieron a la normalidad y es más, su pelo dejó de ser rubio y de un día a otro era de color azul. Eso fue un evento increíble para todo el imperio.

En una habitación muy grande, sentado en una silla apoyado en la mesa, se encontraba el príncipe heredero. La puerta fue tocada dos veces y el príncipe heredero, le dio permiso de entrar.

—Su alteza. —Una reverencia con mucho respeto. —Hoy es la prueba de revelación. ¿Está listo? —El príncipe heredero asintió al joven, de unos veinte tantos años. Tenía el cabello anaranjado al igual que sus ojos. —También debe ir a conocer a la princesa del reino Glassus, tener una buena relación es importante. —El príncipe heredero suspiró profundamente.

—¿Debo hacerlo hoy exactamente? —El joven negó.

—Como están en la misma academia, puede hacerlo a cualquier hora. Me sorprendió mucho ver a alguien de otro reino asistiendo a la única academia del imperio y la más grande del continente. Después de todo es una princesa, debe tener talento.

—O simplemente tiene muy buena conexión. —El príncipe heredero miró al joven, preguntando con la mirada si había algo más, el joven volvió a negar con la cabeza y con una reverencia nuevamente, se despidió.

Al medio día el príncipe heredero salió a escondidas de los guardias y fue a observar a su alrededor. Dejó la academia y con una capa cubriéndole el rostro y cabello, se mezcló entre la multitud.

Por otro lado, Orien miraba a ambos lados, todo impresionado por la hermosa ciudad. Las palomas se juntaron a comer en la plaza, había puesto de comida, que por su olor Orien determinó su sabor.

—¿Te gusta la capital de Gales? —Orien prestó atención a su padre y respondió.

—Sí, me encanta. ¿Cuándo llegaremos a la academia?

—Después de cruzar el mercado, estaremos justo a unos minutos de llegar.

Orien iba a responder, cuando de la nada un chico más alto que él lo atropelló haciéndole caer. Quedó debajo del chico. Maldijo muy bajo para no ser escuchado por su padre. Su mirada se centró en un orbe rojo y luego uno gris.

—Tenemos casi ojos idénticos, solamente que uno de los míos es de color dorado. —El chico encapuchado se levantó con prisa.

—Disculpa, voy apurado. —Volvió nuevamente a correr, dejando a Orien muy confundido. Thomas se acercó a preguntar si se encontraba bien, Orien asintió y siguió caminando junto a Noa, que parecía desear comer unas bolitas de pulpo.

Noa era muy curiosa y no paraba de mirar a todos los lados, al igual que Orien. Si alguien le preguntara seguro él lo negaría, pero, era alguien que le gustaba admirar y observar a su alrededor. Noa se acercó a Orien, le señaló algo para que lo viera, Orien volteó su rostro en esa dirección. Había una gran estatua de un ángel, sosteniendo en la palma de sus manos al emperador y su trono. Orien se sorprendió por el nivel de detalle que observaba en la estatua, le asombró ver el enorme avance de este mundo, tanto en su tecnología como en conocimientos sobre el arte, la escritura y demás.

—¿Es hermosa cierto?

—Sí, muy bellísima es.

Así como lo anunció Thomas, luego de dejar el mercado, minutos después llegaron a la academia. Un gran letrero encima marcaba: Academia mágica Yhare. Las puertas de madera lisa, color caoba. Después de que fueron abiertas, los tres abrieron los ojos con sorpresa, dentro lucía fantástico, hermoso e increíble.

—Es como dicen, bastante hermosa y preciosa. —Thomas comentó a los niños y ellos asintieron en afirmación.

El portero les saludó y les permitió ingresar. Más adelante un señor le entregó dos tickets a Thomas, uno para ambos niños. Había una gran fila y ellos se sumaron a ella. Sin embargo, Thomas esperó en otra parte. Noa lucía nerviosa y aunque Orien no lo mostrara, también estaba del mismo modo.

—Hoy veo muchos rostros, este año la prueba de revelación se hará lo más rápido posible. Está bola de cristal determinará si son aptos para pertenecer a esta academia, avancen según el orden de sus tickets. —Llamaron al número uno, quien obviamente era el príncipe heredero. Cuando Orien vio sus ojos lo recordó, pero, el príncipe había ido en dirección contraria ¿Cómo estaba allí tan rápido?

El príncipe heredero avanzó, puso su mano sobre la bola de cristal, esta emitió una luz cegadora de color azul cielo. Y luego fue convirtiéndose lentamente de color blanco.

—Como era de esperarse, el príncipe heredero posee el elemento hielo, muy pocos son capaces de despertar el hielo. —Según lo poco que Orien leyó, sabía que existía variantes en la magia, los principales elementos eran agua, fuego, tierra y aire, pero había otros que eran ramas de las principales, como la magia de curación que venía del elemento aire y tierra.

Y así seguían llamando a más candidatos para hacer la prueba de revelación, cuando llegó el turno de Noa, ella depositó sus manos sobre la bola de cristal. La bola no brilló como en las anteriores veces, Noa estaba a punto de llorar cunado una figura de un fénix apareció dentro de la bola.

Uno de los evaluadores se sorprendió en gran manera.

—Un talento, una de mil. El talento de contratista. Luego te explico. —Nadie entendía lo que decía el evaluador, luego fue el turno de Orien.

Orien puso su mano sobre la bola de cristal, esta ardió en rojo. Aunque los demás no lo notaron, cuando Orien iba retirando su mano una pequeña luz morada se visualizó. Solamente Orien la notó.

—Mago de fuego.

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