Maná

Debido a que el cuerpo de Orien se encontraba muy mal, tuvo que quedarse en la habitación por tres días, así le había prescrito el médico.

La fiebre era alta y muchas veces sintió dificultad para respirar en la noche.

Justo ahora era el último día, y pronto podría regresar a clases y a las actividades.

—¿No irás a clase hoy? —Orien le preguntó a Darién.

—No, voy a quedarme a leer. —Orien durante el tiempo que estuvo en cama, despertó al príncipe heredero para que no perdiera las clases y se pusiera gritón o molesto. Lo único que quería era un poco de paz por el momento. No le apetecía estar peleándose con un niño.

—¿Cómo te sientes? —Orien que estuvo perdido en sus pensamientos, cuando escuchó al príncipe abrió los ojos de la sorpresa. —No creas que me preocupo por ti o algo.

—Supongo que mejor, al menos sigo vivo.

—¿Qué enfermedad tienes? —Él volteó su silla en dirección a la cama de Orien. Mirando a Orien con curiosidad.

—No sé, mis padres nunca me dijeron. —Orien respondió vagamente. Tampoco él tenía tantas ganas de saber de qué padecía.

El príncipe heredero se quedó observando a Orien por varios segundos.

—Deja de mirarme, me da escalofríos.

—¿Me tienes miedo? —Cuestionó Darién.

—Quisieras. —Orien se acostó a un costado dándole la espalda. Y así permaneció hasta quedarse dormido.

Al día siguiente Orien se levantó con mucha energía y también felicidad. Ya sus huesos no dolían y no sentía ese frío extraño en todo los huesos. Así que, estaba mejor.

—Princesa arriba o perderás las clases nuevamente. —Orien movió al príncipe heredero con su pie.

—Cinco minutos más. —Darién habló adormilado.

Orien se paró al pie de la cama y le quitó toda la cobertura de encima.

—Arriba princesa. —Orien ordenó con voz firme.

El príncipe heredero se levantó frotándose los ojos. Miró a Orien haciendo una mueca.

—Deja de llamarme princesa.

—Ups, la costumbre.

—No parece. Usaré el baño primero.

Se iba a parar de la cama, sin embargo, Orien lo tomó por los hombros y lo volvió a sentar.

—No, eres muy lento. Te duchas como una señorita.

—Y tú no te lavas bien, por eso duras poco.

Orien chasqueó la lengua y no le siguió el juego. Más bien corrió al baño y desde la puerta le sacó la lengua.

—¿Por qué es amable ahora? —Murmuró el príncipe heredero y luego se acostó en la cama de nuevo. Un ruido sorprendió al príncipe heredero y su cuerpo se sobresaltó, casi se estaba quedando dormido nuevamente. —¿Qué sucede? —Preguntó sentándose en la cama. Pasaron varios segundos y no hubo respuesta, así que, se levantó de la cama y fue a la ducha para ver que sucedía. —Guau… —Se quedó sin palabras al ver las manos de Orien ardiendo en fuego.

Orien por su parte estaba asustado por no saber cómo apagar las llamas, que poco a poco empezaban a afectar las cosas que habían en el baño. Media cortina yacía quemada y la paredes se estaba oscureciendo.

—Mete las manos en agua. —El príncipe heredero intentó mostrarle una solución.

—Ya lo hice y cuando las saqué del agua volvieron a encenderse, ya me estoy desesperando.

—Espera aquí, iré a llamar a Sebastián.

Orien asintió y el príncipe heredero se fue en busca de Sebastián. Pasó alrededor de media hora exactamente.

Por otro lado, Orien seguía metiendo las manos dentro de la bañera, pero, seguían sin apagarse.

«No entiendo nada. ¿Qué hice ahora? Este cuerpo débil es muy bueno con la magia, pero yo no entiendo nada ¿Es como hacer yoga? ¿Debería calmarme?»

Con cada pensamiento Orien se desesperaba más. Aunque su cuerpo no era consumido por el fuego y este no le provocaba daño alguno, se sentía extraño ver sus manos prendidas como velas gigantescas.

La puerta del baño se abrió y Orien vio como Sebastián entraba. Este lo examinó por unos segundos y luego tocó su espalda hasta bajar a la mitad.

—Tu maná interno está desviándose. ¿Cuándo absorbiste tanto maná?

Orien miró con confusión a Sebastián, él no había hecho nada, así que, era imposible que el hubiera absorbido maná.

—No lo he hecho, ni siquiera lo intenté.

Sebastián observó a Orien con una gran sonrisa.

—Un genio, supongo.

—¿Genio por qué?

—Mejor dicho, un cuerpo perfecto para ser un mago. Absorbe maná por si solo. Es como algo parecido a respirar en automático, lo haces sin darte cuenta.

El príncipe heredero escuchaba todo desde la puerta.

—¿Cómo las apago?

—Solamente has que todo el maná vuelva a tu núcleo.

«Fácil ¿No? Ni siquiera se absorber maná y este piensa que puedo hacer que vuelvan a mi núcleo».

Orien se ríe y luego vio a Sebastián con una cara que lo decía todo.

—Es fácil, no me mires así. Solamente tienes que concentrarte en esa energía que sientes que fluye en tus manos y todo tu cuerpo. Muchos la siente de forma diferente, pero es común que los elementos fuegos sientan como un calor en todo el cuerpo, en tu caso serían las manos donde ahora está todo el fuego, entonces has que ese calor vaya a tu núcleo.

—No siento nada, nada de calor, más bien siento frío y no sé dónde esta mi núcleo.

—¿Cómo no vas a saber? Eso lo di en la primera clase.

—No puedo hacerlo. Y no entiendo muy bien tus clases. —Orien volvió a meter las manos en agua y los sacó suspirando.

—Oh… se apagaron. —Dijo el príncipe heredero.

—Supongo que estás tranquilo ahora. —Sebastián le palmeó la espalda a Orien. —Ahora muévanse, en minutos empiezan las clases.

—Me debes una. Voy tarde por tu culpa. —Orien miró al príncipe heredero sin poder creerlo, gracias a él se levantó y no durmió hasta el mediodía, pero que ingrato, pensó Orien.

Nuevamente, Orien no entendía nada de lo que Sebastián estaba explicando. Al menos estaba algo tranquilo porque Arthur y su grupo no lo molestaron otra vez, bueno él había llegado tarde.

—Deben sentarse con las piernas cruzadas, eso es lo básico. Cuando entiendan mejor los conceptos y la magia en general, sin importar la pose pueden absorber maná. Por ejemplo ahora mismo, yo estoy absorbiendo maná de mi alrededor. Cómo les dije antes el maná es la energía natural que tienen todos, pero para que esa energía pueda ser utilizada como poder debe haber una gran cantidad. Nuestro núcleo puede albergar maná y nosotros le robamos a la naturaleza para ser más fuertes. Un árbol no puede utilizar esa energía, así que, nosotros lo tomamos.

—Maestro yo intenté absorber maná como usted me dijo, mi padre ha dicho que lo he hecho bien. Solamente es algo cansado y doloroso hacerlo.

Sebastián miró a Arthur y luego se acercó a él.

—Felicidades por completar la tarea. Al principio duele, pero es porque aún no sabes cómo fusionar la energía externa con tu propia energía.

Arthur se sintió orgulloso, ya que, era el primero en realizarlo y lo había hecho tal y como Sebastián lo había pedido.

—Veo que los únicos que han podido completar son Orien y Arthur, los demás tienen menos cinco en su calificación. Para los que si completaron tienen una nota de diez.

Arthur abrió los ojos sin poder creer que Orien hubiera completado la clase.

—Maestro, ¿cuándo Orien completó? No digo que se equivoca, pero también queremos ver.

Los demás asintieron y miraron a Orien, quien tenía la cabeza sobre la mesa.

—Por lo que vemos, Orien es un vago maestro. Bueno de esa clase social no hay que esperar nada—, Arthur volvió a hablar. La expresión de Sebastián era neutra. Esto era obviamente una enfrentamiento entre alumnos y él no estaba dispuesto a responder por ninguno, también en su momento de estudiante él pasó por lo mismo.

—Orien, ¿puedes hacer una demostración?—, Sebastián sonríe de un lado. En una situación como esa, quería ver qué cosas haría ese niño. Últimamente, había estado dudando si realmente era un niño, ya que, la forma en como Orien hablaba y se comportaba eran características de un adulto o mejor dicho un niño criado con una gran educación desde el momento de su nacimiento. Y solamente los nobles instruían a sus hijos de esa manera, los pobres no tenían ningún recurso para eso.

Orien levantó la cabeza y miró a sus compañeros, ellos le observaron con burla esperando que él no pudiera hacer nada. Orien vio a Sebastián, preguntándose por qué lo ponía en una situación como esa, aún sabiendo que ese maestro jamás había estado de su lado. Más bien, Sebastián estaba del lado del más fuerte y del que no lo avergonzaría en nada.

«Supongo que solamente tengo que desesperarme como la otra vez».

Sin embargo, antes de imaginar momentos de descontrol total, sintió un calor por todo su cuerpo y recordó lo que Sebastián le había dicho.

Llevó todo ese calor a su mano derecha y lo sintió muy caliente, pero no le quemaba, era extraño. Orien miró su mano y esta estaba ardiendo en llamas, Arthur y los demás quedaron atónitos.

Sebastián sonríe ampliamente, justamente esa mañana Orien parecía no entender nada, pero ahora había encendido las llamas por si solo. Sebastián aclaró su voz y dijo: —Como pueden ver Orien es el mejor de la clase, él no necesita absorber maná ya que, su cuerpo lo hace.

—Eso es imposible. —Arthur se levantó de su asiento.

—No es imposible, es el primero que veo capaz de hacerlo. Investigaré más en los libros, sobre alguno igual a Orien—, Sebastián habló con calma e hizo una señal con las manos para que Orien apagara sus llamas.

—Un momento. —Orien olvidó la sensación de hace un momento, no sentía el calor y solamente frío. —Problemas técnicos—, sopló su mano, como si apagara un vela, esta se apagó y no volvió a encenderse. ¡Funcionó! Pensó Orien y luego tomó asiento nuevamente.

A la hora del almuerzo Orien llegó muy contento al comedor, la primera en abrazarlo era Noa. Ella no había podido ir a visitarlo porque sus clase habían sido complicadas y las horas habían aumentado, Raquel solamente lo fue a ver una vez y él dormía. Kristian no sentía que era necesario ir a verlo.

—Noa, espera, me vas a matar—, Orien se alejó del abrazo de la chica y luego sonrió muy contento. —Tengo algo que mostrar, siéntense.

—¿Te sientes mejor? —Le preguntó Raquel y Orien asintió.

—Era algo así—, Orien se concentró en todo su cuerpo buscando nuevamente ese calor, cuando lo sintió lo volvió a dirigir a su mano derecha. —¿Qué les parece?

—Guau, impresionante. Ya sabes absorber maná y expulsarlo. —Dijo Noa, Orien la miró y negó con una sonrisa.

—El maestro Sebastián dijo que mi cuerpo lo absorbe por si solo y yo solamente aprendí a expulsarlo un poco—, Orien sopló su mano y apagó la llama, de fondo se escucharon murmullos de los que habían visto la bola de fuego que Orien había creado. —También me di cuenta que puedo darle la forma que me imagino, luego aprenderé a controlarlo y podré apagarlo sin tener que soplar.

—Lo veo genial el tener que soplar, sería algo único. —Kristian habló y Raquel lo miró con las cejas arrugadas.

—Felicidades Orien. —Raquel dijo algo avergonzada, era muy evidente que ella sentía algo por Orien, sin embargo, este ni cuenta se daba.

—Esta mañana estaba asustado, se encendieron mientras me bañaba y no querían apagarse.

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Comments

Alicia Salamanca Hernández

Alicia Salamanca Hernández

la cara de todos pero más d Arthuro sorprendido 😯😯

2025-02-07

1

Alicia Salamanca Hernández

Alicia Salamanca Hernández

jajajaja jajajaja manos calientes a jugar 😅😅😅

2025-02-07

1

moon 1

moon 1

ah si, fácil, vaya y hágalo sin tener idea/Sweat//Sweat//Sweat/

2025-01-28

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