TENTACIÓN.

Cegados, empezamos a intensificar nuestras caricias, provocando que la ropa comiencen a incomodar y que nuestros cuerpos griten por ser liberados. Embelesado en este ardiente momento, desplazo mis manos por sus caderas y abdomen, hasta llegar a sus pecho, los cuales se estremecen a sentir mi calidez, causando que un sonido de satisfacción surja de sus hermosos y dulces labios.

- Eres muy sensible..- digo en susurro pesado, siento que mi cordura depende de un hilo.- No te contengas, te quiero escuchar.- digo, volviéndola acariciar y que el infierno venga a la tierra.

Cuando esto se encuentra por descontrolar, beso su labios una vez más antes de alejarme, aunque me muera por tenera de espaldas en contra del escritorio recibiendo cada una de mis embestida, me detengo, este no es el lugar ni el momento para hacerlo y más cuando se que no está preparada.

- Detengamos aquí, habrá mucho tiempo en el futuro, no tienes que presionarte.- digo, besando su frente.

- Pero..- trata de llevarme la contraria, típica cosa de ella.

- Ningún, pero, es mejor que te arregles y vayas a tus clases, Rojita. Daremos este paso cuando se tenga que dar.- le sonrió, reconfortándola.

Es mejor ir a paso lento, no quiero apresura nada con ella.

- Si.- asiente con su cabeza.

- Ok. Ve al salón, nos veremos después.- le guiño el ojo, mientras me despido y la llevo hasta la puerta.

Una vez más, estando solo, me arreglo mis ropas y tomo mis cosas, revisando que todo esté en perfecto orden. A paso seguro y como si lo anterior no hubiese pasado, camino entre los pasillos hasta llegar al salón, el cual por cosa del destino se encuentra mi Rojita, la cual me dirijo una mirada de timidez y complacencia. Supongo que las escenas anteriores aún están en su cabeza.

Guardándome la sonrisa, reposo mis libros en el escritorio y empiezo a dar la lesión, pero sin quitar mi atención de ella, quiero captar cada una de sus expresiones hasta saciarme.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

**** Vivían ****

Sentí que mi corazón iba a explotar, realmente lo pensé mucho ayer y me repetí una y otra vez que no se la podía poner fácil y mírame, embobada con su sonrisa coqueta, mientras aparenta que nada sucede entre nosotros. Mordiéndome los labios, observo su sexi andar, es todo un espectáculo observar como esa camisa vino tinto se ajusta a sus músculos y contrasta con su pantalón negro, a veces pienso que el tiene un estilo Dark o algo parecido, No obstante, eso no importa, sus tatuajes a medio ver me tienen cautivada, aún persiste en mis memorias su imagen, la cual se vuelve borrosa con el tiempo, tengo esa curiosa necesidad de querer recorrer su silueta con mis dedos.

Atrapada en esta ilusión no me percato de sus palabras y peticiones, solo vuelvo a regresar en sí cuando sus ojos azules profundos me devoran, los cuales demuestran picardía y malicia.

- "Me encanta que tengas tus ojos en mi".- dice a travez de un mensaje.

- "Es coincidencia".- trato de hacerme la loca.

- "Si es así, alabada las coincidencias".- dice con cinismo, dejando en claro que no me cree.

Golpeándome las mejillas con mis manos, desvío la mirada. Siento que voy a explotar si sigo manteniéndosela, lo que conllevaría que fuéramos descubiertos y que este floreciente idilio se marchite. Cuando creo que no podré más, nos permite salir, no si antes recalcar una y otra vez el guion que debemos tener listo para mañana. Confundida y sin decir ni una palabra, me levanto y me dirijo a mi siguiente clase, en la cual solo pienso en él y en sus ojos, es como si mi mente pensara en una cosas y mi cuerpo hiciera otra. Sin entender nada de esta lección, salgo apresuradamente a su oficina con el pretexto de ir a mis tutorías, las cuales son una fachada, digamos que aún no se lo que quiero. Al entrar me recibe su pícara sonrisa, la cual es señal que también me esperaba ver.

Inconsiente de mis actos, cierro la puerta y me dirijo a él, el cual me recibe con los brazos abiertos. No obstante, trato de esquivarlo, pero me aprisiona antes que pueda hacerlo.

- Tanto te gusto, que te arrojaste en mis brazos.- se burla.

- Idiota, lo hiciste tú, no yo.- sigo colocando excusas.

- ¿Si?, tocar mi pecho también es parte de eso.- me contrataca con argumentos muy sólidos.

- Bobo.- digo, trato de alejar mis manos. No obstante, este me detiene.

- No tienes que cohibirte, puede hacer lo que sea conmigo y no habrá resistencia.- murmura muy cerca de mí cuello, provocando que su respiración choque con mi piel.

- ¡Thomas!- digo casi en exclamación, siento que mís fuerzas me abandonan.

- ¿Qué bonita?, que quieres mi rojita.- dice dulcemente.

- Basta, deja de jugar.- trato de resistir el impulso que recorre mi cuerpo.

- A que estoy jugando según tú. porque te lo aseguro, que si quisiera jugar, tú estarías gozando de un exquisito placer.- afirma, acaricando mis labios con sus dedos, mientras se remoja los suyos con su lengua.

Al ver que no me podré controlar más, digo lo primero que se me viene a la cabeza, es mejor decir una estupidez que hacer una locura.

- Porque de la nada pides un guion, no es muy precipitado.

- Cambiando de tema, que mala. Sin embargo, no es nada precipitado, soy su profesor y debo exigirles, ¿no crees?.- curva sus labios, en símbolo de satisfacción. Se que es consciente de cada uno de mis actos.

- Lo sé, pero es complicado, tendré que desvelarme toda la noche haciéndolo.- hago un puchero de molestia inconscientemente. No soy de trasnochar.

-Eso sería un problema, no quiero ver ojeras en ese hermoso rostro a menos que no sean por una buena causa.- sigue con su malicia.- mmm, aunque no puedo pasarte o hacerme de la vista gorda contigo ¿que clase de profesor seria?, pero si puedo ayudarte, eso no seria trampa.- proclama sin despegar su visita de mi.

- Buena idea.- asiento ante sus palabras, siempre es bienvenida una mano extra.

- Que buena niña, ve por tus cosas que nos vamos.- afirma risueño.

- ¿A donde?.- pregunto intrigada, pensé que lo haríamos aquí.

- A donde crees, obviamente a mi casa, hay estaremos más cómodos y tranquilos.- exclama haciéndome estremecer.

Todos mis sentidos se alarman, es como si supieran que una vez que salga por esa puerta, todo cambiará entre nosotros y todas esa palabras dicha entre jugo y burlas se harán realidad.

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