¿QUE ES ESTO?.

**** Vivían ****

¿Ahora que quiere?, no le basto hacerme sentir una basura ayer después de todo lo que pasó, después que lo cuide y vele por él como una imbecil, debí dejarlo delirando y muriendo con su enfermedad, esto me pasa por tentarme el corazón y sentir lastima de personas que no se lo merecen, ya se que no pasará una segunda vez.

De mala gana lo sigo, ya me imagino lo que me espera, lo más seguro es que me sermone por mi falta de atención, pero yo tampoco le pedí al chico nuevo que se me acercara, pero al menos es el único que me trata con normalidad y no como una plaga o bichos raro por su culpa y los malditos estandares. Resignada a lo que me espera ingreso a oficina y trato de tomar asiento, pero antes que lo pueda hacerlo me toma del brazo y recuesta a la puerta, dejándome indefensa ante su enorme cuerpo.

- Pensé que era el único que tenia permitido llamarte de esa forma, pero veo que no. Tan rápido te encariñaste con él.- sentencia, bajando su mano hacia el pomo de la puerta y colocándole el seguro.

Confundida por sus palabras, trato de liberarme, pero este no lo permite, al contrario, sigue sacando su enojo.

- No dirás nada, no te excusaras.- dice alterado, reposando un golpe en la puerta.

Calmada, empiezo a hablar.

- No, no tengo motivos para hacerlo, yo soy libre de hacer lo que quiera con mi vida y menos tengo que darle explicaciones a un desconocido, así que le pido que recapacite y vuelva a sus sentidos, profesor Adams.- declaro.

La verdad no entiendo su actitud y menos cuando el fue el primero que me trato como una mierda y me hizo saber que todo fue una confusión y malentendido, creo que esta loco.

- Ja, ja, ja.- se empieza a reír como un maniático.- Me lo merezco, ¿verdad?. Fui un idiota y entorpecí todo, de verdad lo siento.- dice, alejándose y permitiéndome respirar nuevamente.- Ya puedes marcharte, no interferire más en tu vida, Vivían.- se despide,dejandoo mi mente en blanco.

¿Qué le sucede?, ¿a que esta jugando conmigo?, un día me aleja y el otro me reclama, estoy por perder mi cordura.

- Porque eres tan cobarde.- lo confronto, ya no puedo aguantar esto.- No te entiendo, me exasperas, ¿Qué te hice para que me trates de esta manera Thomas?.- me sincero.

Mierda, que estoy haciendo, si el no tiene motivos para pedir una respuesta, yo para reclamarle y decirle sus verdades en la cara, menos. ¿Cómo fue que llegamos a este punto?.

- ¿Yo?, es una broma. Tu eres la que se comporta inmaduramente, un día me odias, pero el otro día me cuidas, me tratas como si fuera el único que mirara tus ojos, pero hoy admiras a otro, No soy un niño Vivían- exclama muy irritado y no entiendo porque.

- En serio, lo pareces y al fin a la cuenta que te importa a quien mire, sonríe o me acueste, es mi vida no la tuya, así como y..- me empuja con su cuerpo provocando que choquemos de nuevo contra la puerta.

Pobrecita, perdonamos. Haz sido el objeto de toda nuestra frustacion.

- Calla, no quieres ver mi ira Vivían- declara, haciéndome temblar.

Ingenua y sin creerme lo que ha salido de su boca parpadeo, que se cree, con que autoridad dice tal atrocidad.

- ¿O sino que?.- le reto.

- Te enseñaré a comportarte.- dice, acercándose a mi y tomándome de los labios.

Ahogada en este sentimiento y muy confundida solo acepto, perdiéndome en él hasta que se rompe el beso

- Ahora ya sabes, no te quiero cerca de él y ninguno otro, porque a la próxima no será un beso.- dictamina dejándome estupefacta.

- No debes estar hablando en serio.- digo tartamudeando, no se que esta pasando.

- Estoy hablando muy en serio, así que no me provoques, porque soy un maldito psicópata, solo puedes reírte y mirarme a mi, rojita - sigue hablando.

- Thomas..- dejo salir su nombre un tanto temerosa, no se como lleguemos aquí y su nueva personalidad me aterra.

En este momento siento que no lo conozco.

- No me temas rojita, puedo ser un carvernivola pero jamas te haria daño, porque jamás haría algo en contra de tu voluntad, que te quede claro.- dice, acariciando mis labios con sus dedos, eliminado ese miedo momentáneo que recorrio mi cuerpo.

¿Qué es lo que estoy sintiendo?, la verdad no lo se a ciencia cierta, pero sus caricias y besos no me desagradan, a pesar de ver sus comportamiento toxico no me disgusta, al contrario, me atrae que no esconda su naturaleza, es mejor conocerblos defectos de la otra persona desde el principio.

- Pero ya lo hiciste, ¿o quieres que te lo recuerde?.- lo acuso, aun si procesar bien lo que esta ocurriendo.

- Ha, ha, ha, lo recuerdo muy bien, pero digamos que eso fue una torpeza.- se esconde bajo esas estúpidas palabras.

- Para ti, porque para mi si lo fue, eres un abusador.- le sigo reprochado.

- Entiendo y te pido una disculpa, no mejor dicho te pido perdón por todo, soy un hombre terrible.- me abraza, colocándome rígida.- Creo que tienes que volver, ya soy un abusador, no quiero ser un degenerado por privarte de tu educación, así que ve a tu otra clase.- dice, finalizando la oración.

Con mucha confusión en mis pensamientos, lo dejo actuar.

- No lo tomes personal.- digo, permitiendo que una nuestros labios, sin importarme cuanto me lo reproche mi mente.

Sé que me adentre en un camino del cual me costará mucho salir, es evidente la tensión que existe entre los dos. Embelesados en el otro, nuestros labios se acarician mientras se devoran, es como si nada importarse, es que sentir como recorre y roba mi aliento me hace perder la cordura y toda lógica, Thomas es como ese estudiante, serio, guapo, malo y playboy del que debes de alejarte, pero con la leve diferencia que el es mi profesor. Que irónica es la vida.

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