La fuerza en la debilidad

Dante

Espero afuera de la hacienda dentro de un SUV por ellas. Gabriele me pidió que estuviéramos a las siete en su casa para cenar. Estoy ansioso porque quiero conocer a mi ahijado y ver a la preciosa Sofía y a Mía, y por supuesto a mi amigo y a mi familia.

Espero poder quedarme un par de días en Nueva York.

Veo a Fran y a su hermana caminar hacia el SUV. Me bajo y espero por ellas.

–Está lloviendo en Nueva York –le digo a Fran cuando la veo con unos inmensos lentes de sol que cubren gran parte de su rostro.

No responde nada y se sube al auto. Miro a Inés, pero ésta se encoge de hombros.

–No la molestes. Tiene el corazón roto –susurra cuando me saluda.

¿Fran tiene el corazón roto?

De inmediato pienso en Daniel y me subo al auto de mal humor. Miro a la mujer que me tiene en este vaivén de emociones, esperando que me mire también, pero no lo hace. Su rostro está pegado en la ventana.

Vuelvo mi rostro a Inés, quién mira preocupada a su hermana.

¿Qué habrá pasado?

–Supe que le cortaste la oreja a Daniel –dice Inés rompiendo el silencio mientras vamos camino al aeropuerto–. Bien hecho. ¿Te molestó?

Me encojo de hombros y luego le sonrío.

–Deberías haberle cortado la lengua también –agrega.

Ambos reímos. Miro a Fran esperando su comentario mordaz, pero sigue mirando por la ventana, ignorándonos.

–Es la primera vez que voy a Nueva York –me cuenta Inés con entusiasmo–. Espero poder visitar el Central Park.

–Te llevaré –le aseguro.

Me regala una enorme sonrisa.

–¿Quieres visitar alguna atracción? –le pregunto a Fran.

No responde.

–Franny, Dante te está haciendo una pregunta –le dice Inés tomando su mano–. Quiere saber si deseas visitar alguna atracción en la gran manzana

–Lo siento –se disculpa–. Estoy cansada. No, no quiero visitar ningún lugar. Quiero volver lo antes posible. Hay mucho trabajo que hacer –responde cortante.

Después de eso nadie habla hasta que el SUV llega al aeropuerto.

Me bajo y hablo con el encargado para no pasar por migración. Quiero salir lo antes posible. Por suerte el dinero todo lo puede y antes de quince minutos estamos frente a mi Jet.

Inés sube en una carrera sin dejar de sonreír. Fran comienza a seguirla, pero cojo su brazo.

–Bonito avión –dice.

–Gracias. ¿Se puede saber qué te pasa?

–Ya te dije, estoy cansada.

–No estás siendo sincera.

–Si no me crees no me importa, Dante. Tenemos una reunión a la que asistir –devuelve antes de soltarse de mi agarre e intentar subir la escalera, pero no la dejo.

–Diez minutos –ordeno a la azafata que espera al pie de la escalera.

La joven asiente como respuesta.

Tomo a Fran y la alejo de las personas que están pululando a nuestro alrededor.

–Habla.

Se cruza de brazos molesta. –No tengo nada que hablar contigo.

–¿Sigues enojada por lo de Daniel?

–Nunca estuve enojada. Solo quería saber por qué.

Frunzo el ceño. Sé que algo le pasa.

–Odio no verte los ojos –digo y quito los enormes lentes antes de que pueda detenerme.

Me congelo por unos segundos al ver su mejilla inflamada y de color violeta.

Fran intenta cubrirse con los lentes nuevamente, pero no la dejo. Tomo su rostro en mis manos y miro el feo golpe.

–¿Quién fue? –pregunto furioso.

–Nadie.

–No me mientas.

–Me golpeé con la puerta –dice y mira hacia otro lado.

–Voy a matarlo –mascullo con la ira hirviendo en mi cuerpo.

Ese idiota es hombre muerto. Se atrevió a tocar a Fran.

A la mierda la cena. Tengo cosas más importantes que hacer hoy.

Camino hacia el SUV, pero Fran me detiene.

–No es lo que crees.

–¡Deja de defenderlo! –le grito.

–No fue él.

La miro sintiéndome desilusionado. –Sigues mintiendo por defenderlo. ¿Qué poder tiene ese imbécil sobre ti?

Golpea mi pecho. –¡No fue él! –grita con rabia. Sus ojos se llenan de lágrimas y mi pecho duele–. ¿Por qué no me crees?

Tomo su rostro nuevamente en mis manos. –Confía en mí, Fran. Dime qué está pasando.

Respira profundamente y luego se recuesta en mi pecho. De inmediato la abrazo y acaricio su espalda.

–No quiso hacerlo –susurra–. Sé que no quiso hacerlo.

–¿De quién estás hablando?

–Lo ha hecho otras veces, pero es un accidente. No quiere dañarme. Sé que no es su intención… No puede controlarlo –agrega con la voz rota–. Es mi culpa, me acerqué demasiado.

Acuno su rostro para mirarla. –¿Quién?

–Mi madre –susurra y lágrimas caen por sus mejillas. Me apresuro a secarlas con mis pulgares con delicadeza–. Está enferma.

–Tiene Alzheimer –digo. Sus ojos me miran con preguntas–. Inés me lo contó la noche que bebiste demasiado.

Suspira y vuelve a esconder su rostro en mi pecho.

–Sé que no quiso hacerlo.

Beso la cima de su cabeza. –No quiso hacerlo. Por supuesto que no –digo tratando de apaciguarla a ella y a mí.

Quiero hacerle daño a la mujer que lastimó a mi chica. Racionalmente sé que no es su culpa, es solo una mujer enferma, pero todo mi cuerpo quiere lanzarse contra la persona que lastimó a Fran. Todo mi ser quiere defenderla y eliminar cualquier dolor que pueda tener. Protegerla de todos, incluso de su propia madre.

Se aleja y seca sus mejillas. –Lo siento –se disculpa–. Esta noche seré el epitome de una mujer de negocios. Lo juro. Sé que no debo mostrarme débil frente a nadie, menos a mis socios.

–Siempre puedes mostrarte débil frente a mí, Fran.

–No es lo correcto.

–Lo es. No tienes que fingir conmigo, nena.

Sus ojos color miel me miran y luego me regala una sonrisa tímida que la hace parecer más joven que Inés.

–Gracias.

Beso su frente y luego afirmo mi mentón en la cima de su cabeza mientras la abrazo.

–¿Quieres seguir adelante con este viaje? Puedo llamar a Gabriele y concretar para otro día.

–Quiero hacerlo. Además, no quiero empezar con el pie izquierdo.

–No te preocupes por eso. De Gabriele me preocupo yo. Si no te sientes bien podemos cancelar.

–Quiero hacerlo –insiste–. Quiero demostrarle a él y a ti que no se equivocaron al elegirnos.

Me alejo y sonrío. –En cuánto te vi supe que no nos habíamos equivocado. Sé que eres la mujer correcta.

Sus ojos se abren y antes de que me pregunte a qué me refiero tomo su mano y camino con ella hacia el avión.

Hoy cerraré el trato de mi vida.

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Comments

Momys.rub

Momys.rub

Ayyyyy papantlaaaaaaa, tus hijos vuelan!!!!

2024-03-15

3

Cinzia Cantú

Cinzia Cantú

El viaje será de buen augurio para varios asuntos 😉😉😉😉😉

2024-02-25

3

Lesly Argumelo

Lesly Argumelo

esa enfermedad es cruel

2024-02-20

2

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