Lobezna (+21)

Francisca

Dante comienza a avanzar mientras nos besamos. Su cuerpo cae a la cama y me apresuro a subir sobre él. Necesito su cercanía casi tanto como necesito mi próximo aliento.

Saco su camisa y lo que le queda de ropa con impaciencia.

–¿Qué me hiciste? –pregunta acunando mi rostro–. Desde que te vi te quise, y no creo que pueda tener suficiente de ti.

Beso su cuello y muerdo su mentón. –Tampoco puedo tener suficiente de ti –me sincero–. Necesito tu toque. Necesito tu calor.

Bajo por su cuerpo besando cada músculo, cada tendón. Es maravilloso. Amo tocarlo y sentir su sabor y calor en mis labios.

–Eres más tentador que el chocolate –mascullo antes de morder su oblicuo. Podría estar horas besando su cuerpo.

–Lo mismo te digo –dice girándose conmigo–. Me tienes loco, mexicana.

Sonrío y acaricio su mejilla. –Me alegro.

Gruñe antes de besar mis pechos nuevamente. Mi piel duele por sus mordiscos y fuertes succiones, pero preferiría morir que pedirle que se detuviera.

Baja por mi vientre y besa la piel sobre mi ombligo, y luego sin previo aviso hunde su lengua en él. Afirmo mis talones en la cama y mi cuerpo se levanta al sentir un placer que no conocía.

–Tienes un ombligo precioso –dice antes de volver a hundir la lengua y sacarme ruidos que parecen aullidos.

No sabía que podía hacer esos sonidos.

Se aleja y se acerca a su velador, pero lo detengo.

–No quiero usar condón. Te tuve en mi boca. Te quiero dentro de mí sin nada que pueda separarnos. Uso el implante –digo mientras le enseño mi brazo.

Nunca le he pedido a nadie que me tome sin preservativo, pero no puedo tolerar tener algo entre nosotros.

Dante sonríe y los hoyuelos en sus mejillas aparecen para deleitarme.

Vuelve su lengua a mi vientre y muerde la piel bajo mi ombligo.

–Yo también quiero sentir cada parte de ti –murmura contra mi monte de venus–. Dime que esto está pasando y que no estoy soñando.

–No lo estás –devuelvo y tomo su mano y entrelazo sus dedos con los míos–. Demuéstrame que tomé la decisión correcta –pido con la respiración acelerada.

Dante se arrodilla sobre mi cuerpo. –Me gusta jugar en la cama –dice con voz tan sensual que siento como todo mi cuerpo se derrite contra el colchón. Toma una de las almohadas y rompe la tela–. ¿Te gusta jugar?

Asiento de inmediato y le enseño mis manos.

–Buena chica –dice con una sonrisa y me amarra las manos. Una vez que están listas las mueve hacia atrás contra el respaldo de la cama–. Sujétate de esos barrotes. Si te sueltas, te castigaré –advierte con voz seria.

–¿Por qué siento que me gustará el castigo?

–Yo que tú no me arriesgaría –dice y luego sonríe y besa la punta de mi nariz–. Pero si quieres desobedecer no seré yo quien te detenga.

Devuelvo su sonrisa. –Bésame –le pido–. Te quiero en todos lados.

Dante toma mi rostro y me besa, levantándome un poco de la cama, tanto por el placer como por la fuerza que aplica en sus besos.

Sus dedos desordenan mi cabello sin llegar a deshacer la trenza. –Me gusta esto –dice tirando un poco de ella, despertando mi cuero cabelludo.

Su boca recorre mi barbilla y mentón, y luego besa bajo mi oreja, sacándome otro aullido.

–Si sigues aullando así quedarás sin voz –susurra en mi oído antes de volver su boca a mis pechos.

Mis puntas duelen, pero es un dolor al que podría volverme adicta. Tira de una de ellas y mi espalda se despega del colchón.

–Por favor –le ruego–. Termina con esta agonía.

–¿Terminar? Estamos empezando.

Toma mi pierna y la sube a su hombro y luego se acomoda. Sin darme un aviso me penetra con fuerza y tengo que morder mis labios para no gritar. El placer y el dolor al sentir mi piel estirándose a su alrededor encienden mi piel. Estoy casi segura que puedo oler como se quema.

–Pensé que sería bueno, pero esto es demasiado –masculla contra mi cuello–. Me encanta cómo me tomas –susurra antes de besarme para acallar mis aullidos.

Dante se mueve despacio y luego vuelve a entrar en mí con fuerza, sacándome un grito silencioso.

Mi boca se abre y el saborea mis labios y mi lengua.

Su polla llega tan adentro y ocupa tanto espacio dentro de mí, que siento que en cualquier momento me partiré en cientos de pedazos.

Se mueve despacio nuevamente, jugando con ese delicioso lugar dentro de mí. Lo acaricia con su punta y luego me da estocadas pequeñas para golpearlo, sacándome gemidos y groserías.

–Dante –suplico mientras reúno el control que necesito para no soltar los barrotes–. Es demasiado… No soportaré –susurro y grito cuando vuelve a entrar con fuerza dentro de mí.

–Deja que yo me preocupe por eso, tú disfruta. Quiero escuchar tus aullidos, mi preciosa lobezna –susurra en mi oído–. ¿Cómo te gusta?, ¿rápido, lento?

Gimo. –Me gusta todo cuanto venga de ti –declaro sin poder detener mis palabras. Nunca me he sentido tan llena, tan satisfecha, tan deseada.

Me siento en el puto cielo.

–Buena chica –susurra–. Veamos cuántas veces puedo hacerte llegar –agrega con una sonrisa orgullosa.

Se incorpora un poco y toma mi cintura. Se mueve más rápido y más profundo volviendo mi piel cenizas con cada estocada.

–Ojos abiertos –gruñe cuando comienzo a cerrarlos–. Tus ojos siempre en mí, lobezna.

Aplasta mi vientre y sin poder evitarlo salto por el precipicio. Sin cuidado, sin pensar, salto y caigo al vacío.

Mi cuerpo tiembla y convulsiona sobre la cama. Trato de mostrar un poco de autocontrol, pero no puedo, ni siquiera siento mis brazos.

Dante toma mi trenza y me obliga a incorporarme. –Te soltaste de los barrotes –masculla.

–Oh –susurro sorprendida.

Sale de mi cuerpo y me toma en sus brazos. Me lleva sobre el enorme mueble donde está el televisor y me sienta en la dura madera.

Se aleja de mí, se sienta sobre la cama y comienza a masturbarse.

–Ni siquiera intentes bajarte –advierte–. No te toques –añade cuando mis manos aun atadas se acercan a mi centro.

–Te deseo –susurro sin poder despegar mis ojos de él.

–Te soltaste.

–No quise hacerlo –digo porque es verdad–. No sentía mi cuerpo.

Sonríe satisfecho. –¿Quieres que termine en ti?

Asiento con desesperación. Quiero sentir su calor dentro de mí.

Se levanta y se acerca a mí. –¿Serás buena, lobezna?

Asiento.

Abre mis piernas y me acerca a la orilla del mueble. Cuando entra en mi cuerpo sé que no volveremos a la cama, está demasiado lejos y no puedo esperar.

Pensé que mi cuerpo se había acostumbrado a él, pero sé que me equivoco cuando siento un exquisito dolor.

Subo mis brazos y los dejo caer sobre sus hombros, abrazándolo. Quiero más cercanía, quiero más dolor. Quiero más de Dante.

Se mueve con fuerza y el televisor y yo comenzamos a temblar con la fuerza de sus estocadas.

Dejo caer mi cabeza hacia atrás cuando mi cuerpo comienza a tensarse nuevamente. Dante besa mi cuello y pasa sus dientes por mi barbilla sacándome un aullido.

Mi cuerpo suda al igual que el suyo, pero sé que quiero más calor, más cercanía. Lo abrazo con fuerza con mis piernas, abarcando todo lo que puedo alcanzar.

–Eres mía. –Asiento en respuesta–. Dilo –exige.

–Soy tuya. Dante, por favor –le ruego con desesperación.

–¿Vas a volver con ese pelele?

–¿Con quién? –pregunto sin entender.

–Buena respuesta –dice.

Toma mi cintura y acelera sus movimientos. Mi cuerpo cae hacia atrás y escucho un estruendo, pero no miro qué fue lo que pasó. Lo único que hago es mirar sus ojos hambrientos e intensos, que me exigen que me entregue a él, y eso es lo que hago cuando no soporto más.

Me dejo ir nuevamente con otro grito, perdiendo hasta el último gramo de control y entregándoselo todo a él. Dante me sigue con un gruñido que rebota en las paredes.

Mi cuerpo no me pertenece, le pertenece a Dante y a las sensaciones que invaden mi piel.

La marca que ha dejado este hombre en mi cuerpo no podré borrarla ni siquiera con lejía. Y no quiero hacerlo. Nunca me he sentido tan bien en mi vida.

Siento como Dante me toma en sus brazos y me devuelve a la cama. Me niego a abrir los ojos. Quiero quedarme en esta burbuja que creamos un poco más.

Me rio cuando escucho un ruido en mis oídos y de pronto vuelvo a escuchar. Mis oídos se taparon igual que cuando un avión aterriza. El enorme placer que sentí cambió la presión atmosférica a mi alrededor.

Lo primero que escucho son nuestras respiraciones. Ambos estamos tratando de recuperar el aliento y  estamos fallando estrepitosamente.

Abro los ojos y me recibe la visión del pecho tatuado de Dante. Sus dedos están deshaciendo mi trenza, que ya estaba arruinada.

Lo siguiente que veo es el televisor en el suelo con la pantalla quebrada.

–Mierda, lo siento –me disculpo.

Dante me obliga a mirarlo, sujetando mi mentón. –Créeme, nena, no podría importarme menos el puto televisor.

Miro los libros en el suelo y lo que parece ser un trofeo.

–Sí que hicimos un desastre. –Sonrío antes de girarme hacia él–. ¿Fue como lo soñaste? –pregunto insegura.

Sé lo intenso que es Dante e imagino que quizá pensó que esto sería mejor de lo que realmente fue. Aunque no sé cómo podría mejorar, para mí fue perfecto.

Me besa con una sonrisa en sus labios. –Esta noche está siendo la mejor puta noche de toda mi vida.

Suspiro aliviada. –Me alegro –digo y luego abro mis ojos al entender lo que quiso decir–. ¿Está siendo la mejor noche? ¿Es que acaso quieres más?

–Quiero todo cuanto me quieras dar, mi hermosa lobezna. Cada pedazo de ti que me quieras regalar lo tomaré.

–Estás obsesionado.

–Lo sé –dice serio–. Siento ser tan intenso.

Acaricio su mejilla. –Creo que me está gustando tu intensidad –susurro antes de sentarme sobre su cuerpo a horcajadas–. Te enseñaré como nos movemos las latinas, americano –agrego antes de besarlo y perderme nuevamente entre sus brazos.

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Comments

Dolores Hernandez

Dolores Hernandez

escritora te luciste con la entrega de Fran con Dante ahora sí con esa entrega borro al imbécil vicioso de daniel quien es Daniel jajajaja ahora llevará tatuado a Dante en todo su cuerpo este si le beso asta la sombra 😂😂 este par si que son intensos creo y la familia va a crecer los hijos de la china y el Gabo van a tener primitos muy pronto jajajaja escritora felicidades capítulo genial mucho éxito y bendiciones lo sabes

2023-11-22

56

Anonymous

Anonymous

muuuy buena/Smile/

2024-04-20

1

Momys.rub

Momys.rub

Ayyyy papaya de Celayaa!!!!! Ahora q mi querida bushona le dieron duro contra el muro y macizo contra el piso!!!!
Ese Dante va a saber lo q es estar HECHO EN MEXICO!!!
Amanodssss!!!

2024-03-16

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