Sueño interrumpido

Dante

Me seco el cabello con la toalla mientras camino a la cama. Es una habitación pequeña, pero creo que podré vivir aquí un tiempo. Tiene todo lo que necesito.

Me siento y tomo el anillo que dejé sobre ésta. Es una baratija, no es digna de una chica como Francisca. Pero el amor es ciego, al menos eso le he escuchado decir a mi nona. Quizá su prometido sea un hombre humilde y esto sea todo lo que pueda costear, pero aun así pienso que podría hacerlo mejor. Tener a una mujer como ella no es algo que deba darse por sentado, la pobreza no es una excusa para dejarse estar.

Miro mi mano y recuerdo el calor que sentí cuando tomé la suya, fue inesperado y violento, pero fue ahí cuando vi el anillo. No tenía planificado tomarlo, pero cuando lo vi en su dedo anular, supe que tenía que quitárselo. No pertenece en su mano. No lo hace. No es digno de su extraordinaria belleza.

Recuerdo sus movimientos cuando aniquiló a aquellos hombres y no puedo evitar ponerme duro nuevamente. Es como una gueparda, elegante, rápida y certera.

Mañana tendré que presionarla para conseguir una reunión con ella. Por lo menos ahora tengo con que presionarla. Espero que mi atrevimiento no me haga empezar con el pie izquierdo. Necesito cerrar ese trato lo antes posible. Gabriele me matará si no lo hago, ya ha tenido mucha paciencia conmigo.

Me acuesto en la cama y cierro los ojos. Hoy ha sido un día largo, y no he dormido bien desde hace dos días.

Creo que ha llegado mi momento de descansar. Por fin.

*****

Sé que estoy soñando, pero algo me hace estar alerta. Algo externo al sueño. Antes de despertar bien estoy de pie sosteniendo a alguien por el cuello y clavándole mi pistola en su cabeza.

–Pero que reflejos –masculla una voz femenina que recuerdo bien.

–¿Francisca? –pregunto y enciendo la luz de la lámpara que está al lado de mi cama–. ¿Qué mierda haces aquí? –pregunto a la vez que la suelto, pero no guardo mi arma, no me fio de ella.

–Mi anillo –pide mostrándome la palma de su mano.

–¿Cómo supiste dónde estoy? –pregunto sin poder evitar bostezar.

–Estás en mi territorio, americano, tengo ojos en todos lados.

–Por supuesto que los tienes. No es un buen momento para mí, tengo sueño y mi nona dice que nunca negocie con sueño ni con hambre. Sobre todo lo último.

Veo como su rostro se transforma con cada palabra que digo. Está furiosa y que hermosa se ve.

Tomo su trenza en mi mano. –Me gusta –susurro sin pensar–. Pareces una mujer más accesible con ella, no como en las llamadas que compartimos. Sabía que tenía que conocerte.

–¿Sigues durmiendo? –pregunta en un siseo–. Entrégame mi puta sortija si no quieres que acabe con tu vida.

Me río. –Mi vida vale más que esta porquería –digo mientras miro el anillo–. Debió comprarlo en una feria o algo así.

–Eso no es verdad –gruñe con sus ojos castaños ardiendo de ira.

–Mi familia maneja una de las firmas más importantes de joyería, y créeme cuando te digo que sé reconocer una buena pieza, y esta no la es.

Intenta quitármela, pero levanto mi mano.

–Tendrás que ser más rápida que eso –la molesto.

Se lanza sobre mi cuerpo y caigo a la cama con ella encima.

–No pensé que estaríamos tan pronto donde yo quería estar.

–Cállate –espeta y sigue moviéndose sobre mí tratando de alcanzar su baratija–. ¿Eso que siento entre mis piernas es lo que creo? –pregunta seriamente, soplando un mechón de su pelo que escapó de la trenza.

–¿Qué esperas? Te estás moviendo sobre mí, no soy de hierro.

Me mira y todo su cuerpo se congela. –¡Estás desnudo! –me acusa e intenta levantarse, pero la sostengo.

–Sería mejor para los dos si te quedaras quieta unos segundos, ya sabes –digo–. Solo pensaré en mi tía Lucía con su gigante lunar en el mentón, con pelos y pelusa saliendo de él. Ya bajará, lo juro.

–¡Serás imbécil! –grita y comienza a moverse para intentar golpearme.

–Quieta, Fran, solos unos minutos.

–¡No me llames Fran! –devuelve furiosa, pero se queda quieta.

Cierro los ojos cuando pensar en mi tía no funciona. Claro que no funciona si tengo a la mujer más hermosa que he visto en mi vida sobre mi cuerpo desnudo. Recuerdo cuando mi tía me obligaba a besar su mejilla y por un milagro logro controlar mi cuerpo.

Suelto a Francisca y esta se levanta en un movimiento.

–Cúbrete –ordena sin poder evitar mirar mi polla.

–¿Ves algo que te gusta, cariño? –la molesto, pero me cubro. Después de todo estoy frente a una dama. Mamá y mi nona me criaron bien.

Sus ojos recorren mi torso y luego vuelven a mi rostro.

–Mi anillo –exige–. No lo volveré a repetir.

Lo tomo y exhalo sobre la piedra, la cual se llena de vapor de inmediato.

–Como lo sospeché. ¿Lo ves? Esto no es un diamante, cariño.

–Dámelo –dice y me lo quita. Lo limpia y exhala sobre la piedra, llegando al mismo resultado–. No me importa –agrega mientras lo devuelve a su dedo–. No todo tiene que ser caro para tener un valor. Quizá significa algo para Daniel.

–Si significara algo ya te lo hubiese dicho, ¿no lo crees?

–No es tu maldito problema –espeta.

–Tienes razón, no lo es y no podría importarme menos. Necesito una reunión, no me iré de este lugar sin conseguir el contrato.

Es hora de volver a los negocios.

Mira al techo. –No tengo tiempo para eso en estos momentos. Tengo muchas cosas que hacer, y además debo planear mi boda.

–Tu agenda no es mi problema. No me iré de aquí sin firmar el contrato. Estamos perdiendo millones.

Se ríe. –Eso dices tú.

–Eso lo dirás tú también cuando te sientes a revisar las putas proyecciones que te envié hace meses –siseo perdiendo el control–. Has abusado de nuestra paciencia, Fran. Nos pidieron recuperar el sur de Estados Unidos y lo hicimos, sacamos a La Cosa Nostra del mapa para tener una vía directa.

–Papá pidió eso, no yo.

–No me importa quién lo hizo, lo importante es que ya está hecho. No pienso seguir perdiendo tiempo y dinero con ese territorio disponible para usarlo. Si no me das una reunión iré a hacer trato con el Cártel de Jalisco.

–No te atreverías –gruñe.

Me levanto sin importarme que vea mi cuerpo desnudo.

–Oh, cariño, tú sigue haciéndote la difícil y verás lo que pasará.

–Te mataré antes de que llegues a su territorio.

Me rio. –Nadie ha podido. La Bratva, La Cosa Nostra e incluso La Triada lo intentaron y no pudieron. ¿Qué te hace pensar que tú podrás hacerlo, mexicana?

–Fácil, apuesto que nunca ha intentado matarte una mujer –dice con una hermosa sonrisa–. No me tientes, americano. Si te acercas a la organización de Jalisco, estás muerto –agrega antes de salir de mi habitación.

–Quiero mi puta reunión o lo haré –devuelvo furioso.

Si quiere jugar con fuego, bien, eso haremos. Pero no quiero escucharla quejarse cuando se queme.

Más populares

Comments

patry

patry

Chicas apoyen dando like 👍🏼 🎁 viendo vídeo y comenten mucho ✍️ apoyemos a nuestra autora

2023-11-08

73

katius

katius

pero que caballero...ajá 🤭

2024-05-06

1

katius

katius

mmmm

2024-05-06

1

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play