...NÁPOLES, ITALIA....
Luego de haber hecho su obra de arte, Leo se fue en dirección a su casa. Durante el camino se puso a pensar en toda la información, aunque la verdad no hacía falta pensar mucho para saber que algo no cuadraba, y que lo más probable era que Volker le estaba tendiendo una trampa, y que su plan era matarlo a el mismo.
Pero Leo no iba a quedarse de brazos cruzados, y también decidió elaborar un plan en caso de que fuese una trampa. Porque quien jugaba con fuego, se quemaba.
Después de varias horas, eran aproximadamente las 2:30AM, Leo llegó a su casa, buscó su moto y partió a la dirección que le envió Volker en el mensaje. Y luego de un largo camino llegó al lugar que parecía ser el punto de reunión, y no se equivocaba cuando sabía que era un lugar en medio de la nada.
Se bajó de la moto y comenzó a caminar por el terreno, buscando algo o alguien con la mirada. Hasta que recibió un golpe en la cabeza que lo hizo caer al suelo inconsciente.
Fue cuando despertó que lo entendió todo. Se encontraba en la casa de Volker, amarrado a una silla y al frente de él estaba el mismo Volker, pero esta vez no tenía una pinta para nada amigable.
—No puedo creerlo, tengo a mi merced al mismísimo Diablo Leonardo Vindobi. —Rió Volker con altanería, mostrando sus dientes amarillos con cada carcajada. Quizá un rasgo de familia de estos alemanes era la dentadura descuidada. —¡Ja! ¡Tú mismo lo dijiste, las leyendas nunca mueren, y esta hazaña me otorga el título aún después de viejo! ¡Jaja!
Leo ni se inmutaba a responder, solo lo veía fulminante.
—¿Qué pasa, Diablillo? ¿Un mousi te corto la lengua? —Se burló Volker, riendo con satisfacción mientras sacaba un arma. —He hecho lo que muchos no han podido. Me pagaran muy bien por tu cabeza, y acabaré finalmente con el calvario de mi socio para dartelo a ti, ¡Que bien te lo mereces, sucio mocoso!
Leo recibió un fuerte golpe en el rostro por parte del alemán, y a pesar de que fue muy brusco y su nariz terminó sangrando, nunca cambió la expresión rígida de su rostro ni emitió sonido alguno.
—Habla Diablo, antes de que te vayas al infierno por todos tus sucios actos. —Demandó Volker, apuntando a Leo con la pistola justo en la frente.
—Si supieras que los actos dicen más que las palabras, bruder...
Volker escuchó esas palabras detrás de el para después sentir el gatillo de un arma en su nuca. El alemán quedó petrificado en su lugar, y Leo se deleitó con su cara de asombro.
—¿He-Hermano? —Balbuceó el Volker.
Toreno soltó una risilla, pues la reacción de Volker era como si él estuviese viendo un espectro.
—Hola, Volker. —Dijo Toreno con veneno. —Cuanto tiempo sin verte.
—¡I-Imposible, tú estás en la cárcel!
—Estaba, ahora tengo una deuda con el Diablo. —Añadió Toreno quitandole el seguro al arma. —Hice un pacto con el, para ajustar cuentas.
Volker quiso defenderse pero Toreno le dio un puñetazo que lo hizo ver estrellas.
—¡Gu-Guardas! ¡Inútiles! ¡¿Dónde están?! —Gritaba Volker a las paredes.
—Tus guardias no servirán de nada, mucho menos ahora que están muertos. —Pronunció Toreno en un tono maquiavelico que despertó el pánico en el mayor.
—O-Oye... ¿No vas a matarme, cierto? —Preguntó Volker dando pasos hacia atrás, pues su hermano se le acercaba de manera amenazante con el arma en la mano.
—Oh no, no, no... para nada.
Toreno lo golpeó en la cabeza, dejándo a Volker inconsciente. Luego fue hasta Leo, que lo había presenciado todo, para desatarlo. Al menos Volker ya no estaría tan solo.
—¿Sabes, Vindobi? Sé que hiciste esto por un bien personal, pero igual, gracias Diablo. Quedo en deuda contigo.
Toreno se quedó con su hermano en aquella mansión para seguir con su linda reunión familiar. Leo no se fue con las manos vacías, después de agradecerle Toreno le dio un reloj de hora antiguo muy valioso. Aunque las palabras y el agradecimiento de Toreno, fueron los más significativos para Leo. Y eso le resultaba extraño, pues esa noche entraría en la lista de una noche de trabajo cualquiera, pero presentía que esa nunca la iba a olvidar por ese detalle.
Al salir de la mansión encontró su moto, su medio de transporte para ir a su casa. Cuando buscó en su bolsillo las llaves para encenderla, encontró la servilleta donde estaba el número que le dejó aquella muchacha de nombre Alessia. Leo por alguna razón al verlo y recordarla, el sentimiento raro que tenía aumentó, como una mezcla de incomodidad, pero era agradable. El no sabia mucho de eso, nunca había recibido afecto.
Vio el papel unos segundos, y decidió llamarla, pero nunca contestó, y esto lo terminó frustrando un poco. Aunque después vió su celular y se fijo de que era muy tarde, las 4 de las mañana, y por tanto ella debía estar dormida, era obvio que no podía contestarle. Así que lo guardó y se fue a su casa.
Después de varias horas llegó a su casa junto al amanecer. Al entrar decidió tomarse un baño y dormir unas horas hasta que recibió un mensaje, pensó que era un cliente, pero al verlo notó que era el número de Alessia.
Hola Leo :)
perdón por no contestar
pero estaba durmiendo
se supone que tu también deberías,
pero bueno, como sea
Oye, si quieres estaré mañana
en el café donde nos conocimos
Ven si quieres, ya sabes
Para que hablemos un rato
Ciao!
Leo no respondió el mensaje, en cambio solo apagó el celular y se fue a dormir. Y estaba agradecido de estar cansado, pues seguía sintiéndose extraño... pero bien.
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Comments
Julia Monta88lvan
Buen Capítulo ,buena novela me encanta como se desenvuelve la historia ufff... /Drool/
2023-11-20
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