Era de noche, y el frío aumentó cuando Leo tocó la puerta de la mansión. En pocos segundos, le abrió un hombre de aspecto robusto y grotesco, más alto que él por algunos centímetros.
—¿Eres al que llaman Diablo? —Preguntó el hombre con voz gruesa, la misma que escuchó en la llamada.
—Si, soy yo.
—Adelante.
El hombre se hizo a un lado, dejando pasar a Leo al interior de la mansión.
El sitio, a pesar de tener cosas modernas en su fachada, también poseía cosas un tanto... inusuales, que no se veían en cualquier lado.
Pinturas y cuadros en las que mostraban imágenes crudas, sangrientas, junto a pieles falsas que parecían ser humanas. Hubo un cuadro que le llamó la atención: era de una mujer, desnuda y con la boca sangrante, quien sostenía un cartel con un escrito en letras rojas “Gracias por alimentarme”.
El guardaespaldas lo guió hacia el patio de la mansión, donde Leo centró su vista en el humo de lo que parecía ser una parrillada nocturna a orillas de una piscina.
Aunque aparentaba ser un ambiente agradable, el frío de la soledad era lo único que le arrebataba cualquier sensación de calidez, pues solo una persona disfrutaba de la parrillada.
El aspecto de aquella persona se le hizo familiar a Leo. Cuando se le acercó para hacerse notar, esa persona lo encaró y pudo ver con claridad que se trataba de él famoso mafioso de raíces alemanas: Roth Volker.
Roth Volker era un viejo de 64 años, se había dedicado al crimen por más de cuatro decadas. Nacido en Kassel, Alemania, fue la típica "oveja negra" de la familia debido a su carácter agresivo y perturbador. Tuvo en sus manos el control de una vida cuando apenas era un niño, asesinaba animales y mordía a los niños que se le acercaran hasta sacarles sangre.
Su familia era de escasos recursos, y cuando entró en la adolescencia se dedicó a robar negocios, asaltar y estafar. Al cumplir la mayoría de edad asesinó a toda su familia, menos a un hermano, y luego se comió a su padre, quien era al que más odiaba.
Luego de eso, su carrera como asesino por trabajo y caníbal por gusto le dió la vuelta al mundo, convirtiéndose en una leyenda en el mundo oscuro de la mafia en los años 80, especialmente en Francia, donde vivió un tiempo considerado.
Actualmente a sus 60 años, Volker era un anciano que se teñía el cabello de blanco, retirado de los oficios pesados del crimen para vivir a costa de una organización de narcotráfico que él mismo controlaba.
Y a pesar de todo lo que logró durante su vida, él realizaba esa parrillada en aquella gran mansión. Solo. Sin ninguna otra compañía que no fuese la pena misma.
—Diablo, bienvenido. —Saludó el alemán, amablemente.
—Con que las leyendas nunca mueren, ¿Eh? —Comentó Leo, cruzándose de brazos.
Leo nunca pensó llegar a conocer a Roth Volker, puesto que este siempre fue bueno escondiéndose, y desde que se retiró muy pocos tenían su contacto o ubicación. Mucho menos pensaría que Italia fuera uno de sus destinos.
—Un placer conocerte también. Ven, siéntate por favor. —Volker apuntó a un sillón que estaba junto a la parrillera.
Leo le dió un vistazo al asiento y a la parrillera con la carne asándose en la brasa. Por un momento sintió repulsión, al pasarle la idea de que esa no era una carne de res común.
—No, gracias. —El joven Diablo se quedó parado. —Solo dígame lo que quiere.
—¡Jaja, nun dem! Los rumores eran ciertos, eres más rígido que la verga de un viejo. —Volker tomó unas pinzas para darle vuelta a la carne. —Bien, directo al grano. Verás, necesito que asesines a un engreído apodado Toreno, ese cabrón me ha estado robando y necesito que le den su merecido.
—Deme su ubicación. —Demandó Leo mientras tomaba su celular.
—No, no, aún no. A medianoche te enviaré la ubicación y todos los detalles. Una vez que lo mates, me mandarás una foto y recibirás tu paga.
—Vale, sólo le informo que le saldrá muy caro, por lo que debería ir preparando unos cuantos miles...
—Si, si, no te preocupes muchacho. —Dijo Volker en lo que cortaba un pedazo de carne, para luego insertarla en un tenedor y ofrecérsela a Leo. —¿Gustas?
Leo negó de inmediato con la cabeza, sintiendo náuseas por un instante. El viejo se alzó de hombros y se comió la carne.
—Te lo pierdes... ¿No se te ofrece algo de tomar?
—No gracias, ya debo retirarme. Pero otra cosa... —Anunció Leo, captando la atención del alemán. —Si no me paga a tiempo, lo pagará de cualquier forma, así sea con su vida.
—No te preocupes Diablo, te pagaré. —Aseguró Volker con una sonrisa.
El mafioso alemán se despidió de Leo con una amable actitud. De no ser por el pasado que lo persigue, cualquiera pensaría que es un abuelito buena onda. Pero Leo no se iba a confiar.
Dejó la mansión y se dirigió a su casa a esperar la información. Vió la hora, y se percató de que faltaban bastantes horas para la medianoche. Tenía casa sola, por lo que decidió holgazanear.
Encendió su computadora y buscó información sobre Roth Volker para rememorar su historia. El Caníbal Alemán tuvo sus buenos tiempos enloqueciendo a la policía europea e internacional. Cualquier criminal ansió tener su vida.
Sin embargo, cuando mirabas al viejo actual no había más que tristeza en su alma, y no se explicaba porqué. Volker podía tener todo lo que quisiera con solo pedirlo, y eso era lo único que bastaba en esta vida. El poder... ¿Cierto?
De repente, Leo tuvo curiosidad en investigar sobre el tal "Toreno" por adelantado. Se hacía la idea de que si le robaba a Volker era porque quizás fue uno de sus socios en alguna de sus redes criminales, o un cliente mala paga.
Realizó su búsqueda y lo único que encontró fue la siguiente información:
"Marco Toreno, alias el "Gunrun o Tiroteo" fue capturado y arrestado el pasado jueves después de varios meses de búsqueda. De origen extranjero, Toreno es responsable de ejecutar secuestros y tráfico de sustancias por todo el mundo. El arresto fue posible gracias a que alguien anónimo cooperó con la policía y lograron dar con su paradero. La policía se encargó de apresarlo en la cárcel de Santa María Capua Vetere en Sorrento..."
Leo siguió buscando, pero esa fue la única información que consiguió. No había nadie apodado Toreno, solo ese tal Marco Toreno que a pesar de estar en Italia contaba con el detalle de ser extranjero.
En ese momento a Leo le llegó un mensaje, y junto a eso vió la hora: 00:00.
Abrió el mensaje, y como era de esperarse era de parte de Roth Volker con la ubicación de la víctima.
Todo estaría bien, de no ser por lo que estaba viendo.
La foto del Toreno que debía asesinar, era la misma foto del Marco Toreno arrestado, y la dirección si mal no recordaba lo llevaba a las afueras de Nápoles, en el medio de la nada, lejos de donde estaba Toreno encerrado.
Leo no entendía nada, ¿Por qué Volker le mentiría? ¿Y por qué de una manera tan mala?
¿Quién inculpó a Marco Toreno?
¿A quién iba a matar realmente?
¿Y si era una trampa?
Todas esas preguntas giraban en su cabeza, haciendo que Leo se confundiera más. El Diablo pasó un largo rato pensando en qué hacer o de qué trataba esta situación.
Al final, decidió buscar las respuestas él Mismo.
Una vez, Leo escuchó un dicho que decía: "Si hay más de dos personas, existen más de dos verdades." Por lo que decidió darle una visita a su víctima y saber la parte de su historia.
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Comments
More more ❤️❤️
Eyyy autora una persona de 50 no es anciana.....Que conte que no estoy en los cincuentas 😂
2023-11-19
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