11

Tocaron la puerta y suspiré aliviada. Por suerte, me salvó la campana.

Me levanté a toda prisa y sonreí.

—Debo atender la puerta, Sr. Jasper.  

Jasper me miró y se quedó en silencio.

Abrí la puerta y era la recepcionista.

—Necesito la firma del Sr. Jasper en estos documentos.

—Yo se los paso — sujeté los documentos y ella se fue.

Maldición, creí que se lo llevarían a otra parte, así como sucede en las novelas, pero me equivoqué. Ahora tengo enfrentarlo.

Cerré la puerta y al girarme, me encontré cara a cara con Jasper.

—Aún no ha respondido mi pregunta, Srta. Nichole. ¿Podría responderla ahora que no hay interrupciones? — sonrió y se acercó, hasta quedar a centímetros de mi rostro—. Si me hago cargo de lo que digo, ¿No sé molestará?

—No sé supone que haga esto en hora de trabajo.

—Muy bien. Le doy un receso de dos minutos para responder mi pregunta— miró su reloj y luego me miró—. Está en receso, así que puede hacer y decir lo que le plazca, y está fuera de la hora de trabajo, ¿Ahora sí puede responder?

—Veo que está muy interesado en mi respuesta.

—Por supuesto. No me ando con rodeos.

—Pude darme cuenta al llegar.

Jasper sonrió.

—Eso sonó a celos.

—¿Celos?— reí—. ¿Por qué habría de tener celos de mi jefe? Solo digo que no me gusta que me tiren indirectas, y más, si es en horas de trabajo. No quiero que mis respuestas afecten mi empleo. Soy su asistente, no una amiguita. ¿Lo comprende?

—Entonces trátame como tratas a un amigo. Entre más confianza creemos, más interesante se pone la cosa— esbozó una sonrisa —. Quiero que te sientas cómoda en tu ambiente de trabajo, ¿y qué mejor que fortaleciendo esos lazos de jefe y asistente? Eso no le va afectar, mientras haga su trabajo adecuadamente como hasta ahora.

—¿Qué es lo que se trae conmigo?

—¿Quiere que le diga? — miró mis labios y luego me miró—. Tendrá que ser en otra ocasión. Ya pasaron sus dos minutos— sonrió, y caminó a la silla.

¡Maldito desgraciado! Acaba de alborotar mis hormonas. Quise hacer de cuenta que nada pasó y me senté en la silla. ¿Por qué tiene que ser mi jefe?

Estuve maldiciendo casi todo el día. Luego de haber terminado, fuimos a almorzar y luego al Centro de convenciones. Estuvimos toda la tarde ocupados. Estaba loca por llegar a la casa, pero me acordé de lo que quedamos Claudia y yo esta noche.

Al salir del trabajo, fui a la casa a comer y a darme un buen baño. Mi amiga Claudia ya estaba lista cuando llegué. Estuvo esperándome hasta ahora.

—Espero no tomes demás. No quiero tener que traer a una borracha arrastrada por las greñas— le dije.

—Solo serán dos o tres tragos.

—Eso espero.

Nos fuimos a la barra donde nos íbamos a encontrar con los dos chicos, y el que se presentó, se llamaba Josh. Claudia estuvo hablando con su amiguito y yo me quedé con Josh, buscándonos conversación.

—¿Y en qué trabajas? — le pregunté.

—Soy cantante en una banda, ¿Y tú?

—Asistente.

—¿Cuántos años tienes?

—25, ¿Y tú?

—19.

—Eres un bebé al lado mío.

—No es para tanto.

—Lastima que no puedes tomar alcohol.

Me sentía muy aburrida, ya quiero irme a casa. ¿Cómo se le ocurre traer a un mocoso a este lugar? Estuvimos unas dos horas más, y ya estaba tan cansada que planeaba irme, cuando vi a un hombre subirse a una de las mesas. Estaba borracho y bailando.

—¿Ese no es Preston, el padre de Jasper? ¿Qué está haciendo?

Todos se le quedaron viendo y rieron. Un guardia llegó a bajarlo y me acerqué.

—Espere, yo lo conozco — le dije al guardia.

—No podemos permitir este tipo de comportamiento aquí.

—Lo siento, yo me encargo de él.

—¿Eres tú la muñeca del otro día? Que sorpresa verla en este lugar— dijo Preston, dándome una *** y retrocedí.

Estaba borracho como tuerca, solo por eso se lo paso.

—Así es. Debo sacarlo de aquí. ¿Por qué está en este estado, Sr. Preston?

—No tienes que ser tan formal, linda. Puedes tutearme. No estás en horas de trabajo, y aunque lo estuvieras, no me quejaría.

—Debo llevarlo a otra parte. ¿Trajo su auto?

—Sí, está afuera.

—Pero no puede manejar así. Será mejor que llame a su hijo.

—No, tú puedes llevarme. Me gustaría que una linda mujer me lleve en auto por primera vez, es que mi mujer ni siquiera hace eso.

No quise protestar, y lo saqué del lugar. Ni siquiera hablé con Claudia, pero después le explico.

—¿Cuál es su auto?

Me llevó a su auto y me dio las llaves. Lo ayudé a subirse y le puse el cinturón. En los líos que meto, pero no podía dejarlo allí.

Le pedí la dirección y me fue dirigiendo hasta llegar a una casa. Era bastante grande y tenía un portón eléctrico, que al acercar el auto, se abrió. Estacioné el auto enfrente y al bajarme, vi a Jasper salir de la casa.

—Sr. Jasper— me puse nerviosa al verlo.

Él miró al auto y vio a Preston.

—Otra vez lo hace. Perdona las molestias que le ha causado mi padre.

—No sabía que esta era su casa.

—Lo es.

Fue al auto y ayudó a bajar a Preston. Me hizo entrar con ellos y sentó a Preston en el sofá de la sala. Me quedé en una esquina, fuera de ambiente.

—Relájate, papá. Ya me haré cargo. Debes dejar de estar tomando así. ¿Qué pasa contigo?

—Solo fueron una cervecitas.

—¿Cervecitas? Veo que estaban bien fuertes esas cervecitas.

Jasper me miró.

—¿Cómo es que están juntos?

Le conté yo y luego miró a Preston.

—Eres un descarado, viejito lindo. ¿Cómo te aprovechas de la Srta. Nichole?

—No fue nada. Yo ya me tengo que ir. Ya me encargué de traerlo sano y salvo. Que se mejore, Sr. Preston— bajé la cabeza para luego tratar de irme.

—Espérame afuera. No sé vaya todavía— me pidió Jasper.

Salí y me quedé en la entrada. ¿Y ahora qué quiere?

                      Jasper

—Está fue otra de las tuyas, ¿No? No estás tan borracho como para que estés haciendo planes por tu cuenta, ¿Eh?

—No sé de qué hablas, hija.

—¿Por qué no le dijiste que te llevara a tu casa, si la tuya está más cerca que la mía?

Se quedó pensando y sonrió.

—Estoy muy cansado. Me acostaré a dormir, yo estaré bien— se recostó en el sofá para ignorar mi pregunta.

Viejo necio. Él y sus impulsos. 

                     Nichole

Jasper salió y abrió el garaje.

—Ven, no te quedes ahí parada.

—¿A dónde?

—¿Cómo que a dónde? Te llevaré a tu casa.

—No, no tiene que molestarse.

—Súbete.

—Yo puedo llamar un taxi o un Uber, no se preocupe.

—Tiene unos tacones muy lindos hoy. ¿Dónde los compró? — miró mis tacones y sonrió.

—¡Ya entendí!

Me subí al auto y Jasper rio.

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♡☆💫Eve💫♣

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