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No es justo que solo él pueda molestarme y yo no pueda hacer nada, porque soy su empleada.

—¿No tienes frío?— me preguntó de la nada.

Lo que estoy es ardiendo de la rabia.

—No, estoy muy bien.

—¿Aún sigue molesta?

—No, no lo estoy.

—Envejecerá muy rápido si frunce el ceño de esa forma.

—Mira quien habla. Le tumbaría los dientes de un codazo— dije entre dientes, y él rio.

—Dígalo más alto, creo que no la escuché bien.

—¿O es que se está haciendo el sordo?

—Me gusta su forma de ser. Es divertido verla molesta, hace que quiera molestarla más.

—Es un atrevido.

—Y usted una gruñona. Es solo conmigo esa actitud, ¿No? Debe ser porque me ve diferente a los demás. Eso me hace sentir especial, ¿Lo sabía? — su sarcasmo fue bastante notable y rechiné los dientes.

—Porque es mi jefe y le debo un respeto.

—La que lo faltó primero fue usted, y no hablo solo de hoy. El primer día de trabajo dejó escapar muchos pensamientos en voz alta. ¿Cree que otro jefe podría pasarle por alto eso? Me gusta como es. De alguna manera, me siento cómodo y puedo ser yo.

—¿Acaso no es esa persona seria y malhumorada de la que siempre hablan?

—Este que ha conocido es mi verdadero yo. La faceta que muestro a la gente de afuera y en mi área de trabajo, no es la misma de ahora, no se confunda.

—¿Y por qué me la muestra a mi? Ni siquiera me conoce.

—Ya lo dije, porque me gusta su forma de ser. Me siento tan cómodo, que no siento ganas de fingir ser esa otra persona. No todo puede ser seriedad, Srta. Nichole.

—Aplíquelo, creo que le hace falta esforzarse mucho más.

—Si prefiere que le muestre la misma actitud que con los demás, dígamelo, así cuando lleguemos, le doy el castigo que le daría a las demás personas.

—Me cae excelente. Es el mejor jefe que he tenido, no tengo ninguna queja.

—Lo imaginé— me miró de reojo, y sonrió.

—Por cierto, ¿Cuándo vamos a alcanzar la guagua?

—No lo sé. No creo que lo hagamos ahora. ¿Le molesta estar a solas conmigo?

—No, mientras mantenga la velocidad de ahora.

—¿Por qué le tiene tanto miedo?

—He visto muchos vídeos de accidentes y le cogí pánico.

—No es para tanto. Haré que se le quite el miedo.

—No se atreva.

—No dije que lo haría ahora. Es divertido, y más, si necesitas un respiro. Para mí es una terapia. Siempre que estoy a punto de perder el control de mi, me puedo recuperar si lo hago.

Se notó pensativo y quise cambiar el tema.

—¿Cuánto tiempo lleva manejando la agencia?

—10 años.

—¿Cuántos años tiene?

Jasper sonrió.

—31.

Joder, no parece de esa edad. Luce demasiado joven para ser verdad.

—¿Lleva desde los 21 en la agencia? Era muy joven cuando empezó.

—Siempre fue mi sueño desde muy pequeño, y cuando tienes un sueño, más las herramientas en tus manos, puedes alcanzar lo que quieras. Fueron muchos sacrificios, pero al final lo logré.

—Su agencia es una de las más conocidas.

—Así es, sirvió de mucho dejarlo todo.

—¿A qué se refiere?

—¿Tiene hambre?— preguntó, claramente cambiando el tema.

—Estoy bien, gracias.

Luego de esa conversación, estuvimos en silencio y él se notó que aún estaba pensativo. No quise comentar nada más por el camino. No sé qué fue lo que hizo que él actuara de esa forma, así que mejor me callé. El tiempo se hacía eterno y estaba loca por llegar.

Cuando llegamos, él se detuvo frente a un Hotel y se giró hacia mí.

—Aquí se quedarán todas, cada una tendrá una habitación, y no se preocupe, todos los gastos están pagados por la agencia. Mañana a primera hora será la sesión de fotos, así que debe descansar bien esta noche. Mañana será un día bastante agotador.

—Sr. Jasper, ¿Dije algo que lo molestó o lo incomodó?

—No, para nada. No le dé vueltas al asunto. Si llega a pasar eso algún día, le diré. La llevaré a su habitación — se bajó del auto y le entregó la llave al valet.

Un empleado vino a sacar las maletas y las llevó con nosotros.

Al entrar al Hotel, las modelos estaban reunidas junto a Keyla.

—¿Cómo están todas? — preguntó Jasper.

—Bien, Sr. Jasper.

—Como ya saben, mañana será la sesión de fotos, así que necesito que descansen bien. Nada de hablar hasta la madrugada con sus noviecitos, o andar en las redes sociales. No se olviden de la mascarilla antes de dormir.

—Sí, señor.

—En la noche reservé el buffet para todas, así que a las 7 nos reuniremos ahí, ¿Fui claro?

Todas estuvieron de acuerdo.

—Muevan esos traseros, cada quien a su habitación. Keyla le dirá mi número de habitación, por si necesitan algo. Pueden irse.

Todas se fueron con Keyla y yo me quedé con Jasper.

—Vámonos.

Caminó, y me fui detrás de él, y el empleado vino con nosotros. Fuimos al ascensor y subimos al piso de nuestras habitaciones. Se paró al frente de la mía tan de repente, que casi me lo llevo enredado también.

—Al menos avise cuando vaya a detenerse.

—¿Está nerviosa? — se giró, y me miró.

—Un poco. Es la primera vez que me quedo en un Hotel.

—Puede ir a mi habitación si quiere.

—¿Qué está tratando de decir? — tartamudeé.

—Que si no puede dormir debido a sus nervios o se siente aburrida y quiere hablar con alguien, mi habitación está al lado— sonrió.

—Sí, le creo tanto que a eso se refirió.

—¿Quería que le ofreciera otra cosa?— me miró fijamente, esperando mi respuesta.

—A eso me refiero cuando digo que sus indirectas me molestan — dije, a lo que se acercó repentinamente a mi oído.

—Lo que quiero decir es que, si desea pasar la noche conmigo, estaré a su disposición en la habitación del lado, ¿Eso era lo que quería escuchar, Srta. Nichole? — soltó una risita traviesa.

El empleado carraspeó y desvió la mirada incómodo, mientras que yo no sabía dónde meter mi cara. A pesar de que lo dijo en mi oído, él debió haber escuchado eso.

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