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—No estoy interesada, pero gracias por la oferta.

—Al menos lo intenté— sonrió —. Iré a atender unos asuntos, la buscaré luego para que vayamos juntos a reunirnos con las chicas. Permiso— se fue a su habitación, y me le quedé viendo.

Me pregunto, ¿cuán fogoso será? Tiene cara de ser un pervertido de la peor calaña.

Al tener esos pensamientos sucios, sacudí mi cabeza y el empleado me miró raro. Debe estar pensando que estoy loca.

—Lo siento, y gracias por traer mi maleta— sonreí, y entré a mi habitación.

Este hombre me volverá loca. Casi ni lo conozco y ya hace que mis hormonas se alteren. Esa voz que tiene, hace a cualquiera derretirse. Mi mente perversa saliéndose con la suya otra vez.

Dejé la maleta en medio de la habitación, busqué mi celular y me acosté en la cama. Hace largos meses que no sé de mis padres. Se fueron de vacaciones a Hawai, y aún no han regresado. Me hacen mucha falta. Pensando en esto, me quedé dormida.

                     Jasper

En la noche:

—Tu problema es que siempre crees saberlo todo, pero al final, no sabes nada. Estoy cansado de que cada vez que te pida una cosa, termines haciendo todo lo contrario. No es la primera vez que hacemos esto y se supone que ya conozcas los pasos a seguir, Keyla.

—Lo siento, Sr. Jasper. Mi agenda también ha estado algo ocupada y tengo la mente un poco extraviada hoy.

—Eso es todo el tiempo. Siempre hay una excusa nueva.

—¿Qué es lo que realmente lo trae de mal humor? Nunca había hecho tanto escándalo por olvidar algo tan simple.

—¿Simple? Sin la ropa de ese diseñador, ¿Qué se pondrán las chicas? ¿Les tomarán las fotos desnudas? ¿Le pondrá una cortina de baño para darle un toque más original? Está sesión estaba pautada desde hace más de dos meses. Tuvo tiempo para organizarlo todo. Cualquiera diría que ya no tiene el mismo interés, desde que su querida amiga fue despedida. Ponte hacer bien el trabajo, porque al final, si algo sale mal, usted también se verá afectada — me fui molesto.

                      Keyla

—Veo que Jasper te dio otro regaño, Keylita— me dijo Kloe, una de las modelos.

—Es tan insoportable. No soporto cuando se pone así.

—¿Y qué vas hacer?

—¿Qué más? Debo conseguir esa ropa hoy mismo, o él me quemará viva.

                       Nichole

Dormí demasiado. Al mirar la hora, me levanté de la cama como una loca para meterme a bañar.

Al salir, me vestí adecuadamente y mientras lo hacía, tocaron la puerta. Me terminé de vestir y le abrí la puerta. Se veía muy atractivo en el gabán que llevaba puesto e incluso ese delicioso perfume tan varonil que tenía. La debilidad de cualquier mujer.

—¿Se vistió así para mí? — fingió sorpresa y sonrió.

—No sueñe, Sr. Jasper.

—Debía decir que si.

—Es muy narcisista, ¿Lo sabía?

—No, pero me alegra que le interese tanto, como para conocer mis defectos y mis virtudes. Creo que hay que verle el lado positivo a todo.

—No pierde una, ¿Eh?

Salí de la habitación y dejé mi teléfono. Me acordé cuando las puertas del ascensor se cerraron.

—Dejé mi teléfono en la habitación.

—¿Y qué importa? ¿Acaso está esperando una llamada?

—Sí, de mi amiga.

—Que se quede. Puede ir a buscarlo luego.

—No he sabido de ella y me preocupa.

Jasper puso ambas manos alrededor de mi cuerpo, acorralándome contra la pared.

—¿Qué cree que hace? — tartamudeé.

—Me debe algo— llevó su mano a mi mentón, y giró mi rostro a un lado—. Puedes golpearme si quieres, — susurró en mi oído.

En instantes sus labios tuvieron un contacto directo en mi cuello, y un ligero escalofrío recorrió por todo mi cuerpo, lo que me hizo cerrar los ojos y disfrutar del momento.

—No debería estar haciendo esto— musité, tratando de contener mi voz.

—¿Y por qué no lo has evitado? No veo ni un poco de resistencia de tu parte, al menos, trata de convencerme— besó mi cuello nuevamente, y pude percibir la humedad de su lengua en el.

Esa sensación y suavidad de sus labios, provocó que inevitablemente mi cuerpo se calentara. No sentía ganas de detenerlo, aún sabiendo que no estaba bien que permitiera esto, y menos en este lugar. Cuando fue subiendo lentamente sus labios a mi oreja, el sonido del ascensor al abrirse, lo hizo detenerse. Por un momento desee que el ascensor no se hubiera abierto todavía. Mi cuerpo estaba muy sensible, pues hace mucho no experimentaba esto. Tenía mis piernas cruzadas, y me paré normal; no quería que se diera cuenta de cómo me estaba sintiendo. Él me miró y esbozó una sonrisa maliciosa.

—No va a salir, Srta. Nichole? Nos deben estar esperando.

Por suerte, no había nadie que fuera a entrar al ascensor, o hubiera muerto de la vergüenza. Es difícil disimular, y más cuando tú cuerpo está tan sensitivo. Me he convertido en un juguete para él. Disfruta jugando conmigo y poniéndome nerviosa.

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