Reunión

—No, no tiene que responder. Canto y bailo de todo tipo de música.

—Me gustaría que algún día me acompañe a alguna fiesta u actividad que tengamos, quisiera saber cuán buena es.

—Cuente con eso.

—Quiero que evalúe lo que ellas están haciendo, algún día será usted quién lo hará.

Cada vez que me dice usted, es como si los años me cayeran encima.

—No me gusta usted.

Giró el cuello casi como el exorcista y me miró.

—¿Qué dijo?

—Quise decir que, no me gusta que me digan usted, es como si los años ya se me notaran, Sr. Jasper.

Eso sonó muy extraño de mi parte.

—Oh, lo siento. Creo que es la costumbre— suspiró —. Entonces le llamaré Srta. Nichole, espero así se sienta cómoda.

—Sí, mejor.

Sé que no debo estar pidiéndole eso, pero es tan raro que me trate así, siendo casi de la misma edad. Jasper me fue explicando el proceso y todo lo que necesitaba saber, mientras iba anotando todo lo que dijo. Me impresiona la buena memoria y calma con la que explica. Me gustaría ser como él, lástima que en eso de memorizar soy un desastre. No olvido la cabeza porque la tengo pegada.

Luego de evaluar la respuesta y el pequeño desfile de cada una, Sally y Jasper se reunieron para votar por quiénes serían las elegidas. Debe ser tan sacrificado ser modelo. Yo jamás podría ser eso. Hacer dieta no es lo mío, ejercicios tampoco, ni siquiera usar tacones, y ahora menos. Ahora siento pánico de usarlos para el trabajo.

Al terminar, escogieron a las tres modelos y pasamos al área de los vestidores. Jasper les dio las indicaciones y, mientras lo hacía, me dio con mirar su agenda y tenía una cita en 10 minutos.

—Permiso, no quiero interrumpirlo, pero tiene una cita en 10 minutos. Siento mucho no haberme dado cuenta hasta ahora.

—Continúa explicándoles lo que deben hacer, cualquier cosa me llamas, Sally. Hagan un buen trabajo, chicas.

Caminamos rápidamente a su auto y él quiso manejar.

—Es en el Restaurante Kishiuo — le informé.

—Estamos a tiempo.

Miré el reloj y faltaban 7 minutos. El restaurante queda a 10 minutos de aquí, y más si hay tráfico.

—¿A tiempo? Faltan 7 minutos, Sr. Jasper. Llamaré para retrasar la cita y disculparme. Fue mi culpa.

—Como se nota que no me conoce — aceleró el auto repentinamente y casi me orino encima.

—No debería ir tan de prisa. Podemos tener un accidente, Sr. Jasper— le dije asustada.

—No me diga que le tiene miedo a la velocidad o la bajaré del auto enseguida.

—Le tengo respeto, mucho respeto— me tapé la boca y me miró de reojo.

—No me vomite el auto, o la dejaré en plena autopista.

—¿Tiene que ser tan drástico?

—Claro— aceleró más el auto y tenía temor, no solo por la velocidad, sino también por la policía.

Nos pueden detener y todo por mi culpa. Si hubiera estado pendiente a todo, nada de esto estaría pasando.

Al llegar, frenó el auto de golpe y si no llego a tener el cinturón, me hubiera comido el cristal.

—¡Usted maneja como un demente! — le grité del susto.

Es mi jefe y todo eso, pero ¿pensaba matarme de un ataque? Mi corazón estaba agitado. Él se giró repentinamente hacia mí y me encaró.

—No debería gritarme así. ¿No me diga que desea tanto que la castigue?

Por primera vez me dejaron sin palabras. Él sonrió y se alejó.

—Hace tiempo no lo hacía. Esto es terapéutico— se estiró y me miró nuevamente —. Baje su falda, puedo ver claramente sus piernas. Debería broncearse un poco— se me quedó viendo y la bajé rápidamente.

—¿Y qué hacía mirando eso? — tenía tantas ganas de llamarle pervertido.

—Los ojos se hicieron para mirar, nadie la manda a ser descuidada y dejarme verlas. Hay que irnos— se bajó y tuve que salir rápido para seguirlo.

¡Es un atrevido! Tiene tanta suerte de que es mi jefe, o de lo contrario, le hubiera respondido muchas cosas que no le iban a gustar. Estaba tan asustada que ni cuenta me había dado. Para el colmo, ni disimuló.

—Buenos tardes, Reportero Kim. Le presento a mi asistente, la Srta. Nichole.

—Es un placer conocerlo, Sr. Kim — le saludé y bajé la cabeza.

—El gusto es mío, Srta. Nichole. Pueden tomar asiento.

Jasper me ayudó a sentar en la silla y se sentó al lado mío. Iba a sacar la libreta, pero me sujetó la mano, evitando que lo hiciera.

—Aquí no la va a necesitar, no se preocupe.

Sus manos eran muy suaves y pequeñas. No me había dado cuenta de eso, hasta ahora.

—Escuché sobre el despido de su otra asistente. Veo que fue definitivo.

—Sí, lo fue.

—Yo que pensé que estaban saliendo. Bueno, no soy el único que pensaba eso.

—Se equivoca. Ella era solamente una empleada, nada más ni nada menos.

—Entiendo. Me contaron un rumor sobre usted, donde mencionan su mala relación con Los Robles. ¿Es cierto sobre qué ustedes alteraron los votos en la pasada temporada?

—Nosotros no hicimos eso. No dudo que hayan sido ellos mismos para hacernos quedar mal en público. Aparte de eso, es solo un rumor, si no tienen pruebas, ¿por qué perder el tiempo hablando sobre eso, Sr. Kim?

—Es una de las preguntas que tenía más adelante, pero ya que está aquí, debo aprovecharlo. ¿Qué tal está la condición de su padre? Escuché que ha estado teniendo problemas de salud recientemente, y que lo han visto salir varias veces de una clínica, en menos de un mes.

Me pareció que Jasper se molestó con la pregunta. Kim solo sonrió, como si se hubiera dado cuenta. El ambiente se sentía bastante cargado.

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