Amor De Madre
Hace un año exactamente que me liberé de él, mi único amor, el único que amé o amaré, sentada en esta banca mis lágrimas salen sin poder detenerlas, aún recuerdo lo que pasó ese día.
Me llevaron ante él como otras veces, ya sabía por qué, me dijeron que había conseguido a una nueva chica, lo que vi me dejó asqueada, se trataba de una jovencita, ¿cuántos años tendría quizá apenas era mayor de edad? fue mi pensamiento, mientras mi esposo jugaba con ella salvajemente, a estas alturas ya no me interesaba cuántas veces me había engañado, pero no debía darle importancia decía él, necesitaba demostrar quién era el jefe, el hombre; nunca terminaba en ellas, sólo en mí, sólo yo podría ser madre de sus hijos. Qué hipócrita, él mismo sabía que yo nunca tendría hijos propios, mi útero había sido dañado por quien nos crio. Cuando estaba por llegar al orgasmo pidió que yo fuera puesta en la cama, casi sin preparación entró en mí, viendo a la adolescente que aturdida y enfadada me miraba aguanté a que él terminara, odiaba disfrutarlo a veces porque me hacía sentir sucia.
- Sáquenla de aquí – señaló a la chica que gimió negándose– páguenle – me miró de nuevo y siguió unas dos horas más conmigo, ninguna mujer lo satisfacía como yo decía, me amaba juraba, había cambiado tanto que apenas le reconocía, mis lágrimas llenaban mis mejillas desesperadamente
- Mateo – susurré cansada reprochándole como muchas veces antes – era casi una niña, ¿por qué?
- Shhh amor, le pagué cien mil por su virginidad, ella me lo rogó, debo mantener las apariencias– acarició mi rostro dejando un beso en la comisura de los labios, estaba segura que había consumido de nuevo, sus ojos rojos lo delataban, cuando inició el cambió fue tremendo me dolía más que sus infidelidades, no hay nada peor que ver al amor de tu vida convertirse en aquello que más has odiado
- Prometiste que no serías como él – recriminé llena de resentimiento, con los sentimientos encontrados de amor odio, por perder a mi pareja, amigo, confidente - En este mundo no se puede ser así, ingenuo, nos hubieran asesinado hace mucho – me tapó con la sábana – Apolo – llamó a su mano derecha y mi amigo Apolo entró, me miró apenas por lo que acababa de suceder de seguro se sentía como yo – llévala a casa, que se dé un baño y descanse – siempre era lo mismo hacía un mes que yo no salía de “casa”, se temía que yo fuera capaz de huir obviamente la idea no salía de mi cabeza, me conocía muy bien; tomó mi cuerpo envuelto por la sábana, dispuesto a cargarme y llevarme a un vehículo que me llevaría a casa, un pensamiento se apoderó de mi
- Deja que me bañe y vista, ¿sí? – pregunté, ya casi nunca miraba a mi esposo, casi nunca despertábamos juntos como antes ¿cómo sucedió esto sin que me diera cuenta?
- Está bien – respondió tomando un vaso de whisky con hielo lentamente, Apolo salió se notaba aliviado, me duché y vestí, ahí tenía ropa mía en el club la Luciérnaga que era donde Mateo hacía sus negocios, en donde ambos nos criamos y fuimos “educados”, cuando me vestí con un pantalón de mezclilla y un suéter holgado muy delgado; mi esposo me miró fijamente
- Eres hermosa – comentó al verme era la misma mirada que indicaba que me amaba, odiaba que fingiera que todo estaba bien, aún no comprendía quién le había envenenado de este modo yo sólo le contesté enfadada
- Aun así, prefieres estar con muchas otras – la humillación que tenía hacía hervir mi sangre, esta no era mi verdadero yo, me estaba ahogando en estas circunstancias
- A ellas les hago cosas que no podría hacer contigo, tú eres mi esposa, ellas son golfas – me contestó como miles de veces antes, suspiré resignada, llevaba mi bolso conmigo, lo sujete con casualidad, el pensamiento de antes me golpeó con fuerza, me había preparado tres meses antes, llevaba una identificación falsa, efectivo y una cuenta fantasma que me había creado, mi plan de escape de emergencia, en ciudad Magnolia nadie me
ayudaría a huir de Mateo eso lo sabía perfectamente, mejor que nadie, era la mente criminal más grande de la ciudad o del país así que no pondría a nadie en peligro. Decidí ignorar lo que me decía porque era tiempo perdido a estas alturas.
Abrí la puerta y lo primero que recibí fue un golpe en el vientre, era la chica de antes, me miraba furiosa, estaba despeinada sólo la miré confundida; porque se supone que ya debería haberse marchado, ahora sí me encontraba bastante enojada. Tratando de tomar distancia en posición defensiva, levanté mis manos y cerré los puños dispuesta a regresar lo que me había hecho hace un momento, una cosa era que mi esposo me engañara, otra muy distinta que cualquiera quisiera humillarme.
- Maldita desgraciada Mateo es mío – gritó con cara de desquiciada, obviamente esta mujer me estaba retando, entrecerré los ojos retrocedí medio paso para lanzar una patada mientras ella gritaba – yo gobernaré la ciudad a su lado – Apolo me sujetó al tropezar con su espalda, observó a la chica y negó con la cabeza no sabía a quién provocaba
- Infeliz, ¿Qué acabas de hacerle a mi mujer? – la voz de Mateo indicaba que estaba mortalmente enojado había salido de la habitación aparentemente tras de mí, para él había dos cosas intocables sus cuatro hermanos y yo, aunque mi posición siempre fui superior
- Yo le amo señor y ésta vino a interrumpir lo que estábamos disfrutando – tenía odio en sus ojos, era casi una adolescente, no podía creerlo, Apolo seguía sujetándome, creo que era más para controlarse que por otra razón, estaba claro que la chica también había consumido lo que
- Ella es MI esposa – siseó Mateo fuera de sus casillas con los ojos llenos de furia la chica abrió los ojos con
incredulidad – la única digna de ser mi reina, - sacó una pistola y le disparó directo en la frente, eso me abrió los ojos, Mateo se había vuelto en el nuevo Ronaldo, el infeliz que me dejó en este estado, con tantas cicatrices en mi
vientre, en el hombre que Mateo asesinó por mí, grité llena de dolor liberándome del agarre de Apolo que estaba igual de incrédulo que yo; comencé a correr hacia la puerta de salida sabiendo que de no huir terminaré siendo
asesinada – deténganla – ordenó con desesperación mientras esquivaba a los hombres que intentaban bloquear mi camino sin hacerme daño, algunos ni se atrevían a tocarme, más de uno sufrió castigos por hacerlo en el pasado, esto era una ventaja para mí
Corrí con todas mis fuerzas abrazando mi bolso pues en él estaba mi futura vida, sabía las rutas de autobús que pasaban por ahí, Apolo estaba muy cerca subí al vehículo y cuando mi amigo iba a subir me miró a los ojos, entendió que ya no podía más lo vi volver a mirarme y dejó que el autobús partiera sin él, sin bajarme a mí un suspiro dejó mis labios casi sin ser consciente había contenido la respiración. Estaba condenando a Mateo y a mí misma con esta acción, jamás amaré a nadie como a él, ni él a nadie como a mí, sólo entonces recordé que ese día era nuestro aniversario, el día que nos conocimos cuando yo tenía cinco años, el mismo día que se me declaró cuando cumplí dieciséis, el mismo que nos casamos cuando cumplí 18 y el día que murió Ronaldo. El mismo hacía diez años. Lloré en el autobús todos me veían como loca, cuando pasamos tres paradas me bajé con una gran cantidad de personas cubriéndome, para evitar ser captada por las cámaras, me dirigí a la estación de metro con rapidez, subí a la línea 6 la que me dejaba en el aeropuerto, revisé el contenido de mi bolso, pasaporte, dinero, tarjeta todo. Tomé el celular y lo apagué sacando la batería me dirigí al mostrador y compré boleto para el país extranjero más próximo a partir, se trataba de Trana uno muy alejado, donde casualmente Mateo aún no metía sus manos, me alegré este debería ser el destino, justo antes de abordar coloqué la batería de nuevo, llamé a mi esposo.
- Mateo – susurré apenas con la duda en mi cabeza, con el corazón deseando volver y la mente suplicando huir
- Amor, vuelve, por favor – suplicó llorando en un susurro, era la única con la que se comportaba vulnerable, la única que lo conoce realmente, mis lágrimas rodaron y las personas delante de mí me miraron molestas
- No puedo, ya no más, si me quedo me volveré loca – sollocé mientras caminaba por el túnel para abordar el avión ignorando las miradas de lástima, molestia y curiosidad – te amo
- Yo te amo a ti – escuché como la desesperación se apoderaba de su voz, mi alma estaba destrozada, quizá provocaría la muerte de quien amaba, quizá por fin abriera los ojos, no lo sabía, la imagen de saltar al vacío me pareció la más probable para describir este momento en mi vida – no me dejes - su súplica me destrozaba
- Tú me abandonaste hace mucho amor - le recordé un poco dolida
- Si es por las mujeres no volveré a estar con ninguna - juró de nuevo
- No son sólo las mujeres – repliqué porque esta era la verdad, sabía que en realidad a él no le importaban estas mujeres, ¿lo justificaba? claro que no, pero de lo que había vivido no era lo peor de todo, además entre Mateo y yo había un lazo inquebrantable, no era ceguera de mujer, esta era la verdad
- Yo… - sé que intentaba decir algo más, pero no podía él sabía que tenía razón llevaba dos semanas mirando cómo me deprimía paulatinamente, aunque suene extraño sé que ese día me sacó para sacudirme, sin sospechar que me daría la oportunidad de huir, su máximo temor, el de perderme, se estaba haciendo realidad
- Mateo – sonreí, eso me lo había prometido muchas veces antes jamás ser como Ronaldo – sabes que no cumplirás, déjame marchar por favor
- No puedo – replicó – malditos para qué les pago – gritó a sus hombres - ¿dónde estás?
- Me iré muy lejos, feliz aniversario – dije en una voz, colgué y quité la batería del teléfono, y así abordé el avión que me alejó de mi país natal Mirra y me llevó a Trana.
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Updated 27 Episodes
Comments
Paloma
es Mateo o Apolo 🤔
2023-11-23
2
C Matacruz
pues soy yo 😃 oh no se cómo que me confundí, 😅
2023-11-09
2
Sara Ximena Cifuentes
Ooohhh llore pobre hombre está poseído por el diablo y el amor
2023-11-03
0