Episodio 20: Laberinto

^^^Draven Relish.^^^

Cuando volví al lugar en donde deberían estar los gemelos me encontré con el lugar tan vacío como la vieja biblioteca del ala oste de nuestra mansión.

Me quedé un tiempo para esperarlos, intentando pensar lo mejor de ellos. Tal vez uno de los dos necesitaba ir al baño, pero luego de unos largos 10 minutos mi paciencia estaba al límite.

Esos niños desobedecieron una orden sin tomar en cuenta las consecuencias, y ni siquiera tuvieron la delicadeza de volver cuando decidí esperar otros 10 minutos más por ellos.

El palacio imperial es un lugar seguro, por lo cual sé que nadie pudo atentar contra ellos. Así que la respuesta era demasiado fácil, a fin de cuentas ambos eran mis hijos y poseían más de su personalidad por mí que por su madre.

Esos niños debieron aprovechar la oportunidad para husmear por el palacio del emperador y ahora quien sabe por dónde se fueron. Este sitio es un verdadero laberinto incluso para aquellos sirvientes que han vivido toda su vida aquí.

Llevo una mano a mi cabeza cuando mi cerebro comienza a palpitar por el dolor. Estúpidos mocosos malcriados y mimados.

Lo lógico sería hablar con los caballeros que rodean el palacio para iniciar una rápida búsqueda, pero hacerlo haría que ellos hablen de con sus esposas sobre el asunto y de alguna manera esas mujeres chismosas le dirán a Naenia.

Mi mujer no puede saber que perdí de vista a los gemelos el primer día que decidí salir con ellos.

Aunque Naenia es una mujer dulce y amable, tiene un temperamento alto y no quiero verla enojada por los próximos días conmigo.

Eso significa que debo encontrarlos por mi propia cuenta si no quiero ser tachado como el peor padre del año. Hasta ahora no he hecho un buen trabajo para mejorar esa opinión sobre mí, pero al menos nadie ha criticado mi manera de hacer las cosas con mi familia.

Por supuesto que cualquiera que lo intente perderá unos cuantos órganos por atreverse a cuestionarme.

—Juro que ni siquiera Naenia los salvará del castigo.—Murmuro para mí.

Un caballero en su guardia se me queda viendo, pero aparta rápidamente la mirada cuando toda la ira contenida va dirigida hacia él con una simple mirada.

Dejo al cobarde vivir porque no quiero derramar sangre innecesaria por culpa de mis hijos. Sigo caminando por los pasillos del palacio cuando veo la cabellera rubia de mis gemelos.

Mi ceño se frunce y mi boca queda medio abierta cuando veo a los pequeños mocosos adentrarse por el jodido laberinto del jardín imperial.

—Brendan y Lisha.—Digo con una calma que no siento.—Les enseñaré lo que ocurre cuando desobedecen a su padre.

Maldigo a todos los dioses cuando salgo del palacio y camina hacia el maldito laberinto.

—Señor.—Me llama un hombre a quien no reconozco. Sea quien sea le gruño y sigo mi rumbo hacia la entrada del laberinto.—Espere, señor... El laberinto se encuentra bloqueado por...

—Cállate si quieres vivir para ver llegar otro día.—Le advierto y me adentro hacia el laberinto.

Bloqueado o no entraré ahí para sacar a los gemelos de las orejas si es posible. Naenia ha sido demasiado buena con ellos, es hora que alguien le enseñe a esos niños una lección para acatar las reglas.

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