Episodio 11: Alivio

^^^Naenia Relish.^^^

Al día siguiente desperté en mi cama, sin mi marido a un lado y con mi cuerpo sensible por las cosas que Draven me hizo. Mi corazón se acelera y mi rostro se calienta cuando los recuerdos me golpean uno tras otro.

Me siento en la cama y veo la luz del día iluminar la enorme habitación. Las sirvientas no tienen permitido entrar en el dormitorio porque mi esposo es demasiado celoso y posesivo, así que estoy segura de que él fue quien las abrió para mí.

Una vez hace más de 7 años le dije que me encantaba despertar con la luz del sol golpeando mi cara. Me vio extraño luego de mi confesión, pero desde entonces siempre que se encuentra en el ducado deja las cortinas abiertas para mí.

—Me encantaría quedarme aquí por el resto del día.—Acaricio las suaves sábanas que me tientan a quedarme.—Pero debo ver a mis hijos.

Espero que los gemelos hayan pasado una buena noche ahora que estaban juntos. Ayer no pude descubrir nada de utilidad en la biblioteca, pero seguiré investigando sobre la condición de mis hijos.

Draven piensa que nuestros pequeños están mimados y que mienten para salirse con la suya, pero yo conozco a mis niños y sé que su dolor es real cuando ambos se distancian.

Brendan y Lisha no pueden vivir sin el otro.

Por ahora eso no es un problema porque todavía son unos niños y pueden permanecer juntos cada hora del día, pero eventualmente, eso tendrá que cambiar y debo encontrar una solución para ellos antes que ocurra porque no soportaría verlos sufrir como lo hicieron los 12 días que los mantuve separados.

—Espero que me perdonen.—Suspiro.

Los gemelos deben verme como su nueva villana porque los hice pasar por un muy mal rato. No debí dejarme influenciar por las quejas de Draven, pero incluso yo pensé que no era saludable estar las 24 horas del día juntos.

Terminé levantándome de la cama y vistiendo un vestido holgado fui al dormitorio de Brendan.

La sirvienta que había dejado anoche vigilando no se encontraba, era lógico que tomara un descanso luego de una larga noche, pero me sorprendió que no haya dejado a nadie al cuidado de mis hijos.

Odio que se queden completamente solos sin la supervisión de nadie. Tendré que hablar con esa sirvienta más tarde, pero por ahora me voy a enfocar en mis prioridades.

Abrí la puerta de la habitación y mi corazón se detuvo por unos breves segundos cuando no encontré a mis chicos dentro.

Los gemelos rara vez salen del dormitorio y cuando lo hacen siempre lo hacen conmigo acompañándolos.

—¿Lisha?.—La llamo, aunque sé que no responderá.—¡¿Brendan?!.—Intento con más fuerza.

Estoy a un segundo de salir corriendo para darle aviso a los guardias y buscar a mi marido, pero cuando salgo del dormitorio casi choco contra la misma sirvienta que había dejado al cuidado de mis hijos la noche anterior.

—Mi señora.—Ella se sorprende al verme.

—¿Dónde se encuentran los gemelos?.—La pregunta la hago con demasiada violencia contenida.

Ella rápidamente baja la mirada y junta sus manos para calmar el temblor. No acostumbro a tratar al personal con frialdad, así que la sirvienta debe sentirse confundida y asustada por el cambio.

—El señor se los ha llevado a la capital esta mañana.—Responde casi tropezando en las palabras.

Mi corazón finalmente comienza a latir con naturalidad y mi cuerpo abandona el peso que se había instalado hace poco.

—Draven se los llevo.—Sonrió con el significado de ello.

Los niños por fin pasarán tiempo con su padre y estoy segura de que no hay lugar más seguro que estar al lado de Draven.

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