Episodio 7: Necesidad

^^^Naenia Relish.^^^

Escuchar a mi marido ha calmado gran parte de mis preocupaciones como madre. Draven no es alguien que pueda mostrar afecto como los demás, es demasiado cruel y despiadado como para saber hacerlo. Pero con el tiempo he aprendido a leer a través de sus acciones bruscas y sé que ahora intenta ponerse en mi lugar y calmar mis angustias.

Ahora estoy segura de que no importa lo que ocurra en un futuro. Sé que mi esposo hará hasta lo imposible por el bienestar de nuestros hijos.

Aunque sigue sin gustarme su forma de tratar las cosas.

Me aparto del calor de su pecho para encontrarme con esos ojos verdes que han estado ausente por casi tres meses.

—Estoy feliz de que hayas regresado a salvo.—Le digo lo que tuve que decirle desde un principio cuando le vi en el pasillo cerca de la biblioteca.

Siento sus manos en mi cintura, bajando hacia mis muslos y volviendo a subir. Mi cuerpo comienza a calentarse cuando me doy cuenta en la posición que me encuentro a horcajadas sobre su regazo.

—Estás feliz.—No lo formuló como una pregunta, pero de todos modos asentí.

—Muy feliz.—Mi voz se escuchó demasiado necesitada para mis propios oídos.

Suspiré en medio de un jadeo cuando me acercó más hacia su cuerpo y sentí la punta de su nariz recorrer mi cuello desnudo.

—Te necesito, Nae. Tres meses es demasiado tiempo lejos de ti.—Sus labios le hicieron cosquillas a mi piel cuando habló.—Dime que también estás necesitada de mí, que no has logrado calmar tus necesidades porque no estaba yo para atenderlas.

Sus manos subieron por mis muslos, apretando su agarre a poco y nada de mi núcleo.

—Te necesito.—Aseguré.—Oh Dios, te necesito tanto.

Han sido tres meses tan largos sin la compañía de mi marido. Aunque es un poco aterrador, sé que nunca me hará daño, es todo lo contrario.

Draven ha sido el único hombre en mi vida y es la única persona que tiene el deber de darme placer. Es lo mismo para él. Aunque la mayoría de los nobles le son infieles a sus parejas, Draven no cae en esa categoría.

Yo soy la única que puede complacer a mi esposo y eso enciende mi cuerpo tanto que debería avergonzarme.

—Mírame, Nae.—Su orden, como siempre, estaba cargada de autoridad y dominio.

Por supuesto que le obedecí, a menudo era un regalo encontrarme con las joyas verdes que le había heredado a mis hijos.

Sentí una punzada dura en mi intimidad cuando me acomodé en su regazo y supe que era aquello duro que se clavaba en mi núcleo.

Mi marido se encuentra tan necesitado como yo me siento necesitada de él.

—Mañana debo notificarle al emperador sobre los resultados con el Sur y es posible que decida enviarme lejos otra vez para dirigir la guerra.

Niego con la cabeza porque no quiero escuchar lo que tenga por decir, pero su mano se clava en mi mandíbula y me obliga a verle.

—Una guerra estallará pronto y me tendré que ir por quien sabe cuantos años.—Declaró.—Así que esta noche no puedo ser suave contigo, no cuando pasé tres meses sin ti y ahora pasaré los próximos 5 o 7 años lejos todo de ti, Naenia.

—No quiero que seas suave.—Mi corazón vuelve a doler con nuestra posible despedida.—Quiero sentirte con mi cuerpo, alma y corazón. No necesito que seas suave.—Le aseguro una vez más.

Sus labios se encuentran con los míos en un beso abrasador y feroz. Mi cuerpo reaccionando a él tan rápido que comienzo a moverme hacia atrás y adelante para hacer fricción entre nuestras partes más necesitadas.

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