Episodio 12: Mimados

^^^Draven Relish.^^^

Esta mañana fui al dormitorio de mis hijos con la intención de ver que tan mal estaban supuestamente. No fue una sorpresa cuando los encontré despiertos en pleno amanecer.

Lisha me vio con desconfianza y tomó una postura precavida mientras cerraba el libro que estaba leyendo y lo ocultaba entre sus brazos.

Nunca he sido bueno descubriendo las emociones del resto, pero mi hija estaba claramente disgustada con mi visita.

Brendan, en cambio, supo ocultar su molestia en una expresión más suave. Fue quien se acercó y Lisha se mantuvo detrás de él, viéndome con ese ceño fruncido que me recuerda a su madre cuando hago algo que no le gusta.

—Bienvenido a casa, padre.—Saluda Brendan con respeto, manteniendo la distancia justa entre cerca y lejos a la vez.—Madre no nos ha dicho sobre tu regreso, así que no hemos podido saludarte antes.

—Regresé anoche.—Le digo.—Pensé que ustedes dos estaban al borde de la muerte luego de escuchar a su madre, pero parece ser que ella estaba exagerando.

—Mamá no miente.—Se apresura a decir Lisha detrás de su hermano.

Me molesta que mi hija se aferre al brazo de su gemelo en búsqueda de protección cuando mis ojos se fijan en ella.

Puedo ser llamado monstruo por mis propios trabajadores, pero nunca le tocaría un solo cabello a mi hija para lastimarla. Odio que ella no lo sepa, pero supongo que es mi culpa.

—De todos modos no vine para hablar de ella o de ustedes.—Hago un gesto de manos para restarle importancia al tema.—Quiero que se preparen porque los llevaré al palacio imperial.

Los gemelos fruncieron sus ceños cuando me escucharon, pero obedecieron y en menos de 15 minutos nos encontrábamos en el carruaje de la familia porque el viaje tardaría al rededor de tres a cuatro horas.

—Es la primera vez que vamos a la capital.—Comenta Lisha para su hermano cuando el carruaje comienza a moverme.—Se siente extraño salir sin mamá.

—Espero que no se asuste demasiado por nosotros.—Añade Brendan.

Mis hijos han vivido como marginados toda su vida bajo el cuidado de mi esposa. Ambos estudian con un tutor privado en las comodidades que Naenia les ha entregado.

Aunque mi mujer lo niegue, tiene a los gemelos muy mimados y por ello en la mayoría de las ocasiones consiguen lo que quieren. Incluso los niños tienen la capacidad para manipular a los demás.

Brendan y Lisha tienen la apariencia gentil de su madre, pero estoy seguro de que su personalidad se aferra más a mi lado que del lado de Nae. Si eso es así, no es de extrañar que consigan todo lo que desean con el más mínimo esfuerzo.

—¿Ambos se sienten bien?.—Decido preguntar luego de un rato.

—Lo estamos ahora.—Responde Brendan mientras Lisha sigue viendo el bosque que rodea nuestro hogar.

—Es extraño que hayan mejorado drásticamente de la noche a la mañana cuando su madre aseguraba que ambos estaban en peligro de muerte.

—Es extraño.—Acepta.—Pero no estamos mintiendo. Ni siquiera el mejor farsante del imperio podría engañar a los doctores que madre trajo para nosotros.

Me molesta que tenga razón, pero sigue siendo raro los síntomas que tuvieron por estar separados unos cuantos días. Al menos ahora podremos resolver unas cuantas dudas cuando lleguemos a nuestro destino.

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