Episodio 15: Imperio

^^^Brendan Relish.^^^

Nuestro padre nos llevó al palacio imperial sin permitirnos antes recorrer la capital. Agradecí que estuviéramos en un lugar menos público, pero Lisha estaba un poco decepcionada con su decisión.

Ella quería recorrer la capital y disfrutar de las nuevas experiencias. Yo me sentía incómodo entre tantos extraños y todo el ruido a nuestro alrededor me comenzaba a fastidiar.

—Debo hablar con su Majestad, así que no quiero que se alejen de aquí.—Ordenó nuestro padre.

—Después de esto nos iremos a la catedral para que ambos sean examinados por un sacerdote.—La forma que dijo eso nos envió un escalofrío hacia el cuerpo tanto a mi gemela como a mí.

Nuestro padre no perdió más tiempo con nosotros y se marchó para asistir a su reunión con el emperador.

—¿Nos llevará con un sacerdote porque piensa que somos brujos?.—Me pregunta Lisha con su ceño fruncido.

—Padre no cree en los brujos.—Niego con la cabeza.—Tal vez tiene otros asuntos en la catedral.

—Pero dijo que un sacerdote nos examinará.

—Sé lo que dijo.

Lisha me frunce el ceño.—No tienes que ser tan antipático al responder. Si te lo pregunto es porque tú conoces mejor a nuestro padre.—Ella se cruza de brazos.—Dijiste que era un hombre de ciencia, entonces no entiendo por qué ahora decide confiar en un sacerdote charlatán. La brujería y todo lo que dice el papa es una tontería.

—Tal vez no todo sea falso.—Me encojo de hombros.

Mi hermana y yo no creemos en la religión de nuestro imperio, pero estamos de acuerdo con un ser superior que dio inicio a todo lo que nos rodea.

O sea, es imposible venir de la nada y ese algo que inicio todo debe ser nuestro Dios. Más allá sobre la vida después de la muerte, ya sean fantasmas o brujos, no son más que cuentos que inventa la gente con demasiado tiempo libre.

—¿Y si nos llevan a la hoguera?.—Pregunta mi hermana con verdadera preocupación.—Padre debe creer que estamos malditos y ahora quiere deshacerse de nosotros.

—Mamá no lo permitiría.—Rechazo.

—Pero ella no está aquí.—Dice lo obvio como si yo fuera un idiota.—Padre nos sacó de la mansión sin darle aviso a mamá. Tal vez está haciendo todo esto a su espalda porque no quiere que nada interrumpa nuestro sacrificio.

—¿No has pensado que quizás nos lleva a un sacerdote porque estuvimos extrañamente muy enfermos por casi dos semanas? Piénsalo, los doctores no tuvieron una respuesta cuando vieron nuestros síntomas. No es normal sentir que eres mi mundo y que todo se derrumba cuando no estás conmigo.—Le digo casi como si le estuviera reclamando por lo que nos ocurre, aunque sepa que ninguno de los dos es responsable de nada.

—Eso es...—Frunce sus labios.—Sí, es extraño.

—Habrá que confiar en papá.—Continuo.—Si llegase a hacer algo que no nos guste, entonces podemos ver que haremos para regresar con mamá.

—De acuerdo.—Acepta Lisha.

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