Capítulo 16

Tammy

El sonido de el despertador me asusto, eran las 7 de la mañana. Me levanté de la cama y me metí al baño. Adrew pasaría por mi en una hora. Me di una ducha, y me puse un Jean azul con una blusa blanca de manga caída, tomé mis deportivas blancas del armario y me senté en la cama para ponérmelas. Ate mi cabello en una cola alta dejando sobre mi frente un fleco ladeado. Toque dos beses mis labios con un labial rojo y difumine bien para que se viera muy natural. Mire el reloj y justo cuando marcó las 7:50 am, el timbre sonó. Salí de mi habitación para abrir la puerta.

–Buenos días. –Y allí estaba la persona que deseaba ver esta mañana. Pero el golpe que tenía en la mejilla, perturbó mi felicidad.

–¿Qué te pasó? –Dije sin poder evitar levantar mis manos y tomar su rostro entre ellas para ver la herida de cerca. Cuando lo mire a los ojos lo solté y retrocedí. –Lo siento. –Dije al darme cuenta que evadi su espacio personal.

–No te disculpes, no me molesta. –Me responde levantando su mano hasta mi mejilla y apretándola suavemente. –Solo es un pequeño golpe, no te preocupes.

–¿Peleaste anoche?

–No, –respondio. –Me deslice en el baño y me golpeé con el borde de la bañera.

No le creía. Sabía la vida que él llevaba y estaba segura que ese pómulo morado y partido era  producto de un golpe.

–Traje el desayuno. –Levanta una bolsa frente a mi y sonrió.

–No debiste. Había pensado en comer algo en el camino.

–¿Me ibas a invitar a desayunar? –Pregunto divertido.

–Iba a ser un chocolate y algo para picar. Tampoco era un desayuno bufete. –Soltó a reírse y se hizo camino para entrar en la casa.

Descargo sobre la mesa la bolsa y saco de esta dos vasos, me señaló la silla a su lado y agregó un "¿me acompañas?" Le sonreí y me acomode en la silla a su lado. Al probar la bebida me di cuenta que era chocolate, le sonreí. era nuestra bebida favorita.

–No debiste molestarte.

–No te preocupes sapito. Traje pasteles de pollo. –Metió la mano en la bolsa y saco una cajita que contenía dos pasteles de pollo.

Tome una servilleta y sujete un pastel. Me daba mucha curiosidad saber de sus padres. Siempre escucho en la escuela a la mayoría quejarse de que tienen que compartir las comidas a una hora indicada con su familia y era obligatorio. Así que di por hecho que la familia de Andrew era así. Pero parece que estaba equivocada.

Terminamos de desayunar y fui al baño a cepillarme los dientes. Recogí mi bolso y salí a la sala lista para comenzar el día.

–¿Nos vamos? –Me pregunto Andrew recostado al espaldar del sofa. –Por cierto, estas hermosa sapito.

Mire de nuevo su rostro y el al notarlo arrugó la cara restandole importancia. No podía ocultar mi preocupación por Andrew y no me gustaba que se involucrara en ese tipo de situaciones. El Andrew que me ha estado dejado conocer es tan lejano a ese frío e inalcanzable que es para el resto del mundo. No iba a insistir en el tema. Así que asentí ante su pregunta y salimos de mi casa.

Llevábamos 15 minutos haciendo la compra y todo lo que ponía en el carrito el lo sacaba.

–Déjame ver esa lista Tammy. –Me arrebato el papel que tenia entre las manos. –¿Esto es lo que siempre comes? –Me pregunto mirándome y señalando la lista con un dedo.

–Mi madre no está y yo no se cocinar Andrew. Para mi es más fácil comer sandwich o sopas instantáneas y cuando me aburro ordenó algo.

–Esto es increíble. Préstame el lápiz. –Comenzó a tachar varias cosas de la lista, bueno. Todo lo tacho y giro la hoja. Comenzó a escribir. Su caligrafía era hermosa y elegante. Tanto, que senti vergüenza de que haya visto mis horribles garabatos. –Esto es lo que compraremos para la semana.

Me tendió la lista para leerla, había una gran cantidad de nombres de verduras y otras tantas cosas más que nunca había comprado y que de seguro lo que mi madre me dejó para la semana no me iba a alcanzar. No sabia como decirle que no podíamos comprar eso y me daba vergüenza. Andrew al notar mi cara volvió a quitarme la lista y sonrió.

–No hagas esa cara sapito. Yo voy a cocinar esta semana, así que yo me encargo del dinero para la compra.

Según la lista que el había hecho, el dinero que yo tenía, con suerte cubriría una cuarta parte y no lo podía permitir.

–¿Qué? No, no, no, ¿estas loco? No puedo permitir que pagues por mi comida.

–Yo también voy a comer, así que me parece justo que yo también aporte dinero y no voy a discutirlo.

Tomó el carrito y lo arrastro por el pasillo dejándome atrás. Avance unos cuantos pasos para seguirlo y me detuve en seco cuando me di cuenta de lo que había dicho. ¡¿El cocinaria toda la semana?! Corrí para alcanzarlo. Lo sostuve del brazo y me miró riéndose.

–¿Cómo que cocinaras? ¿Que quieres decir con eso?

–Creí que hablábamos el mismo idioma sapito. No entiendo que palabra es la que no entendiste.

–No te hagas el tonto. ¿Piensas cocinar para mi toda la semana? ¿Por qué?

–¿No te había dicho que dejes de cuestionar todo Tammy? Y no solo voy a cocinar para ti, voy a enseñarte y también voy a cocinar para mi mismo. Para mi no es ningún esfuerzo. Todo lo contrario. Voy a poder tomarme el tiempo que desee para hacerlo sin la presión de que tengo que terminarlo todo rápido antes de que mis padres lleguen.

–¿Tus padres no te dejan cocinar?

–Preferirían desheredarme antes que dejarme cocinar. Esto es lo que quiero hacer Tammy. A esto es a lo que quiero dedicarme toda la vida, pero es algo imposible para mi. Así que solo déjame tener ese espacio en tu casa esta semana. Juro que no te arrepentirás.

Sonreí y no se muy bien en que momento se llenaron mis ojos de lagrimas. Andrew acababa de hablarme de su sueño en la vida. Y no se si el lo noto, pero su rostro se puso tan rojo y sus ojos brillaron tanto que la emoción al verlo fue demasiado para mi y sin pensarlo lo rodee con mis brazos. Se tenso, pero al segundo me rodeo con los suyos apretandome fuerte a su cuerpo sin hacerme daño. Sentía las pulsaciones de su corazón en mi mejilla, estaba enamorada de Andrew Storm y aunque se que no lo puedo tener, me conformo con ser su lugar seguro. Con darle mi amistad incondicional y tambien mi amor aunque el no lo sepa.

Al separar nuestros cuerpos, él estaba tan rojo como seguramente yo también lo estaba. Agarre el carrito y camine rápido aparentando que nada había pasado, mientras escuchaba sus pasos detrás de mi.

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Comments

Alicia Cardinali

Alicia Cardinali

Creó que el lo que más valora es que ella tiene el poder de dejar que el sea como quiera sin que lo cuestionen , y mostrarse como el hombre que todos quieren que sea.

2023-09-17

6

Rocio Raymundo

Rocio Raymundo

así es como nuestra sapito se enamoro de el por la cocina así le llegó el amor solo

2023-08-29

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