Capítulo 12

Tammy

Soy una ingenua, una tonta, como pude caer redondita en sus malditas mentiras. Estaba terminando de arreglarme para salir a hacer mi turno en la librería. Tenia un sueño atroz y mi humor estaba por el suelo. Al pasar por la sala, veo a mi madre junto a una gran maleta.

–Tammy, estaba esperando que salieras. Ayer llegaste más tarde que yo y no pude contarte que me voy de viaje.

–¿De viaje mamá? –Dije sorprendida. Sabe que odio quedarme sola por más de un día en esta casa.

–Cariño, me voy por una semana a Las Vegas. –Sonríe como si me hubiera dicho que nos ganamos la lotería. Bueno, para ella es como si lo fuera, probablemente algún cliente con mucho dinero quiere llevarla como amuleto.

–Nunca te habías ido por tanto tiempo.

–Lo sé mi amor, pero después de este viaje me voy a tomar un descanso y podemos hacer algo tu y yo. Lo que tu quieras. Cenar, cine, hasta ir a la discoteca si quieres.

Desde que comenzó esta vida, nunca se ha dado un descanso. Siempre trabajaba y trabajaba y me decía que si dejaba de hacerlo nos moriríamos de hambre. Prácticamente vivíamos al día y por eso yo decidí comenzar a trabajar. Para aminorar la carga de mi madre. Y ahora que me sale con esto, me sorprende, pero me hace feliz por un lado, saber que pasaremos tiempo de calidad juntas. No recuerdo la última vez que salimos al cine. En general, que salimos las dos.

–Cuídate mucho mamá. Llámame todos los días, hazme saber que estás bien. –Me acerque a ella y la abrace.

–¿No se supone que sea yo quien te diga a ti esas cosas? A veces pienso que te deje madurar muy rápido. –Me envuelve en sus brazos y aspiro su aroma. Me hace recordar cuando estaba pequeña y me abrazaba mientras veíamos películas con papá, sentados en el sofá.

–Llegó tarde al trabajo mamá, cuídate mucho. Espero tu llamada. –Deshicimos el abrazo y camine hasta la puerta.

–Te llamo cuando llegue a Las Vegas. Te amo Tammy.

–Y yo a ti.

Estaba feliz lo veía en sus ojos. Asentí y salí de casa. Camine hasta la parada y tome el autobús. Media hora después estaba llegando a mi trabajo. Ryan llegaba despues del medio día, el sabado se invertían nuestros turnos y el domingo la librería no abría.

Abrí la puerta, giré el letrero a abierto, encendí las luces, encendí los equipos y comencé a barrer. A esta hora de la mañana no venía nadie y menos un sábado. Así que podía hacer las cosas tranquilamente. Pero mi tranquilidad se vio interrumpida con una llamada.

–¿Hola? –Dije al contestar.

–¿Tammy?

–Si... –Respondí dudosa.

–Soy Andrew. –Solté la escoba y separe el celular de mi oreja para verificar que hora era y sobre todo la llamada.

–¿De donde sacaste mi número?

–Un amigo mio, compañero tuyo me lo dio.

–¿Le pediste mi número a Cristopher? –Es el único amigo que tiene en mi curso.

–Puede ser...

–¿Como él consiguió mi número?

–Se está acostando con la encargada de la clase. Y ella tiene los contactos de todo tu grupo.

–¿Qué quieres Andrew?

–Quiero hablar sobre lo que pasó anoche.

–Creo que ya es suficiente Andrew. Continua tu vida y déjame en paz.

–Es que no quiero. Quiero que hablemos, que arreglemos las cosas. –Me quedé en silencio y al final el continuo. –¿Puedo ir por ti cuando termines?

No entiendo que es lo que quiere de mi Andrew, cualquier tipo en su lugar al enterarse de mi vida y de mi familia, corre kilómetros lejos de mi. Y con todo lo que pasó ayer, solo pude pensar que como todos en esa preparatoria el también quiso burlarse de mi. Pero nadie se toma tantas molestias por otra persona solo para molestarla. Quisiera darle el beneficio de la duda, pero algo en mi inconsciente me mantiene alerta con el.

–Salgo a las 4:00 pm.

–Entonces nos vemos pronto Sapito.

Cerró la llamada y continué mi turno. Al medio día Ryan cruza el umbral de la puerta, me saluda rápidamente y se va detrás del mostrador para tomar la caja. unas horas más tarde se acerca a mi cuando estoy acomodando las estanterías.

–¿Estas ocupada mañana? –Su pregunta me sorprendió.

–Emm.. Pues hasta ahora no he hecho planes. –Sonríe.

–¿Saldrias conmigo? No se si quieres ir a un lugar en especial. Haremos lo que tu quieras, tu mandas.

Ryan era un buen chico, siempre ha sido muy amable conmigo. Pero no imagino con él nada más allá de una amistad. Y a demás de las cualidades que tiene, también es muy guapo, es un castaño de ojos marrones, de unos 5 o 6 centímetros más alto que yo.

Cuando quise responder su pregunta, la campanilla de la puerta sonó, indicando que alguien había entrado a la librería. Mire a Ryan, le sonreí y cuando caminamos fuera del pasillo, Andrew estaba allí.

–Creí que algo había pasado. Son las 4:15 Tammy. –Me lo dice a mi, pero no aparta la mirada de Ryan.

–Ya estaba terminando. Dame un minuto. – Camine detrás del mostrador y recogí mi bolso.

–Ya no tienes que responderme Tammy, lo entiendo. –Sentí un poco de pena por Ryan. Pero preferí no aclarar que Andrew y yo no somos nada. Sonreí un poco apenada y me despedí de él arrastrando a Andrew conmigo fuera del local.

–¿Paso algo con ese tipo? –Me pregunto un poco serio cuando subimos al auto.

–No.

–Él tipo tenía cara como cuando te rechazan.

–Qué vas a saber tú de rechazo.

–Pues más de lo que crees, he visto muchas caras de desilusión. –Sentí una leve punzada en el pecho. por un momento me sentí tonta al haber dicho eso. Por Dios. ¡¡es Andrew!! Este tipo ha rechazado a tantas mujeres como con las que sé ha acostado.

–Ya... pues no era nada de eso. solo trabajábamos.

–Lo que dije sonó muy mal ¿Verdad?

–Nada que no supiera ya. No se ni porque te dije eso. Olvidado.

Vi arrepentimiento en la forma en que me miro, pero por favor, ser así con las mujeres es su día a día y que me este tratando a mi de forma diferente no quiere decir que lo sea. Aún no descubro sus verdaderas intenciones, pero no puedo alejarme de él cada vez que el se acerca a mi, me atrae como a un imán.

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