Capítulo 11

Andrew

–¿Bailas conmigo? –Le pregunte descolocandola en el acto.

–No bailo. –Me soltó de golpe, cortandome el rollo.

–Vamos que no muerdo Sapito.

–¿Sabes que esa frase es muy cliché?

–No me importa. –Sonrió ante mi respuesta y negó con la cabeza. –Ven. No te traje aquí para que cuidarás las sillas.

–Normalmente lo hago. No me molesta.

–Si, pero hoy no haz venido a eso.

Tome su mano y me levante del sillón arrastrándola conmigo pocos pasos adelante donde habían varias personas bailando al ritmo de un reguetón latino. Tammy con expresión escandalizada al ver como bailaban, me toma del cuello de la camisa y me hala hacia abajo para hablarme al oído. Mentiría si digo que no me exite cuando me tomo de esa manera tan ruda.

–Estas mal si crees que voy a bailar así. –Me soltó y volteo a ver a las parejas que nos rodeaban.

Casi todas... no, perdón. Todas las parejas tenían sus cuerpos pegados unos a otros mientras se recorrían con las manos por todas partes.

–Solo es un baile Sapito. Solo déjate llevar. –Dije para molestarla mientras acercaba mi cuerpo al suyo.

–¡Andrew! –Me reprendio y solté una carcajada.

–Ya entendí el punto Sapito.

Volví a acercarme a ella pero esta vez tome su cintura con mis manos y ella puso las suyas en mis hombros. Y conforme la canción avanzaba, nosotros nos acercábamos más, hasta el punto de quedar completamente abrazados moviéndonos con una perfecta sincronía, disfrutando completamente el momento. Continuamos bailando dos canciones seguidas, hasta que Tammy se separa un poco de mi dejando nuestros rostros a escasos centímetros de distancia. Verla tan agitada, las mejillas tan rojas por la vergüenza y el baile y todo su cuerpo adherido al mío me hicieron perder la cabeza. Comencé a acortar esos pocos centímetros que separaban sus labios de los míos. Negar a este punto, la quimica tan increíble que hay entre Tammy yo seria estúpido. Cualquier persona con dos dedos de frente lo podía notar. Tenía que besarla, ya no aguantaba más, y ver que ella no ponía resistencia era una invitación directa a que lo hiciera. Mi labio inferior apenas rozo el suyo, pero un empujón en el hombro hizo que retrocediera un paso para evitar caer.

–Perdón, el paso era muy estrecho. –Y allí estaba Lucie fingiendo que estaba apenada por lo que hizo.

–¿Qué diablos haces aquí? –No pude evitar reprocharle. Creí que Cristopher había solucionado este problema. Y se supone, que a estas alturas, esta chica debería estar o en terapia, o en un manicomio o bien lejos de la ciudad. No en una maldita fiesta de mi banda.

–¿De que hablas? Esta es mi casa. –Dejo caer esa máscara de niña buena y miró a Tammy de pies a cabeza. –¿Por la putilla de la escuela me rechazaste a mi? Que bajo caíste Andrew.

Puse a Tammy detrás de mi cuando Lucie se acercó dos pasos hacia ella. La tome del mentón y la acerque a mi rostro. A este punto habían bajado la música y todos estaban rodeandonos.

–Vuelvela a llamar así y juro que te arrepentirás.

–¡LUCIE! –Grito Cristopher y agarro a su hermana por el brazo. –¿Qué demonios haces aquí? Te deje claro que no podías salir de tu habitación.

–Esta también es mi maldita casa Cristopher y no tengo porque encerrarme porque a ti te da la gana. A demás. ¿Que hace esta limpia culos en mi casa?

La sangre me hervía, volví a avanzar a ella y susurre para que solo ella pudiera escucharme.

–Estas acabada Lucie.

Cristopher la alejo de mi, sabia que acababa de cometer un gran error en haber dejado que se acercara a mi y me jodiera la noche. Voltee  hacia Tammy y esta estaba abrazandoce a ella misma con los ojos cristalizados. Tenía que sacarla ya de esta maldita casa.

No tuve ni que decirle que nos íbamos cuando ella ya estaba emprendiendo camino hacia la salida. Una vez afuera, comenzó a caminar más rápido y cuando llegó al auto, en vez de detenerse para que subieramos, ella continuo caminando sola.

–Hey, Hey... ¿A donde vas?

–¿A donde crees idiota? ¿Ya estas feliz? ¿Para eso me trajiste aquí?

–Te juro que no sabia que Lucie iba a estar, lleva obsesionada conmigo y se supone que hoy no estaría. No sabia que iba a hacer esa escena. ¿De verdad estas pensando que lo planee todo para humillarte?

–Él chico más popular de la preparatoria, el más codiciado por todas las chicas, el líder de una banda, un tipo tapado en dinero. Comienza a joderle la vida a la hija de una prostituta. ¿Qué tal te suena eso Andrew? ¿Descabellado verdad? Vete a la mierda.

Oficialmente, Tammy era la primer mujer que me mandaba a la mierda y me dejaba descolocado y con ganas de ir tras ella. Y eso hice. Corrí tras ella para alcanzarla, porque esta mujer enojada, es más rápida que una corredora olímpica.

–Tammy, te juro que no lo hice con intención de hacerte daño. En verdad solo quería que salieras de esa rutina aburrida en la que vives.

–Esa rutina es mi vida y yo no te he pedido ayuda. Y ya déjame en paz.

–Déjame llevarte a casa. ¿Como vas a irte sola a esta hora?

Miro el reloj en su teléfono y freno. Eran pasada la 1 de la mañana, se giró hacia mi y camino de regreso, pasándome por el lado sin siquiera mirarme. Camine de regreso y cuando ella llegó al auto, ya le había quitado el seguro con el mando a distancia. Se subió y cerró la puerta de un tirón. Gracias al cielo yo no era ese auto.

Subí y no dije una sola palabra más. No sé cómo manejar las cosas con Tammy, la conozco tan poco, pero cada faceta que veo de ella me gusta más. Cuando llegamos, abrió la puerta y corrió a su casa. Por hoy iba a dejarlo estar. No pude pedirle ni siquiera su número de teléfono, y no soy capaz de aparecerme por la librería. Esa chica me mataría si me ve allí. Y también se que no voy a poder aguantarme hasta el lunes que regresemos a la preparatoria para hablar con ella.

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