Capítulo 8

Andrew

Siendo sincero, la seguí. No dejo de pensar en Tammy y a veces siento que mis ojos la buscan sin que yo mismo me de cuenta. Quiero verla todo el tiempo. Este sentimiento se me está saliendo de las manos.

Hace una semana que compré dos libros en su trabajo, cuando me preguntó por el libro de cocina, estuve a punto de ofrecerme a cocinarle. Nunca he hablado de mi gustos con alguien y estuve a punto de soltarle todo a esa chica.

La he observado en la escuela y me he resistido a las ganas que me dan de acercarme a ella. Últimamente siento que Tammy es el sol y yo un planeta, que solo me paso la vida orbitando a su alrededor.

Por más que luché con este deseo incontrolable por verla hoy finalmente decidí dejarme llevar. Es viernes, había una enorme fiesta en casa de Finnick, pero a la mierda las fiestas. Quería verla.

Aparque mi auto frente a la cafetería de la otra vez y entré, según la información que encontre en internet de la librería donde trabaja es que cierra a las 20:00h, pero no se a que hora sale Tammy exactamente, quizás tenga que limpiar o hacer alguna otra cosa más.

Me fijo por la ventana y veo como se acerca a la puerta de cristal, gira el letrero y pone seguro a la puerta. Media hora después, las luces del local se apagan y sale. Me pongo de pie y me acerco al mostrador para pagar la cuenta. La chica de la caja comienza a tardar más de lo que debe mientras me coquetea. Me tiende la tarjeta, la arrebato de sus manos dandole una sonrisa falsa y salgo a toda prisa.

Habían dos tipos reteniendo a Tammy, uno la agarraba de la cintura y el otro le cortaba el paso con una mano mientras ella comenzaba a forcejear.

–¡DÉJAME EN PAZ MALDITO IMBÉCIL! –Alcance a escuchar a medida que me acercaba a ella. Esta vez ese pequeño sapito no se estaba dejando.

–No te resistas preciosa, sabes que también quieres esto. –Réplica uno de ellos.

–¡Suéltala! –Le ordenó cuando llego a su lado.

Lo agarro del cuello y entierro con fuerza los dedos, esto hace que la suelte y cuando intenta liberarse de mi mano, le agarro el brazo para inmovilizarlo. Su acompañante viene hacia mi, así que empujó al que tengo inmóvil haciendo que frene el camino de su amigo y caigan al suelo. Tomo a Tammy de la mano y tiro de ella para que corra.

–¡Corre! –Le grito.

Apretó mi mano y corrió junto a mi hasta mi auto. Quite el seguro y ambos entramos por la puerta del piloto. Tammy al ser tan pequeña, pasó rápidamente hasta el copiloto, cerré la puerta, encendí el auto y pise el acelerador. Alcance a escuchar un golpe en la parte de atrás del auto. Un poco más y nos alcanzan. Y la verdad es que lo que menos me apetecía hoy era que Tammy viera ese lado tan agresivo de mi, porque estoy seguro que les hubiera partido la cara a los dos sin problema.

–¿De donde diablos saliste? –Pregunto agitada.

–Estaba en la cafetería del frente, te vi en apuros. Tenía que ayudarte.

–¿Y por qué estabas ahí? –Mierda, hable de más.

–Un gracias Andrew basta.

–¿Qué hacías en esa cafetería Andrew? –Sentía su mirada sobre mi y me estaba poniendo nervioso.

–No se, solo salí a dar una vuelta y termine ahí. ¿desde cuando doy explicaciones? –Esa pregunta la formule más para mi, que para ella.

–Gracias Andrew, no se que hubiera hecho si no hubieras aparecido. –Su voz se quebró y por primera vez en mi vida, orille el auto y tome a una chica en mis brazos para consolarla.

–Ya... no paso nada, no va a pasarte nada. –Yo me aseguraré de eso, pensé para mi mientras la sujetaba más a mi cuerpo.

Su cabello era suave y olía de maravilla, su cuerpo era tan cálido y tan pequeño que me sorprendí a mi mismo de estar muy agusto con ella. Tenía que alejarla de mi.

–Voy a llevarte a casa. –La solté y volví a poner mis manos en el volante. –Dime la dirección.

Tammy se quedó callada y voltee a verla. Estaba mirándome fijamente con las mejillas muy rojas y por un instante se me cruzo la idea de besarla. Pero así como me llego esa idea, se fue. Me sentía maniatado, sentía que si la toco, lo único que haría es mancharla, ensuciarla, contaminarla con todos mis demonios y ella merece algo mejor que yo. Aclare mi garganta y parece que también saqué a Tammy de su letargo. Me explico brevemente como llegar y puse el auto en marcha.

–Últimamente haz sido como mi ángel de la guarda. –Soltó a penas llegamos a su casa.

–Sabes que puedo llegar a ser cualquier cosa, menos un ángel Tammy.

–¿Ya no soy la chica sapo? –Reí ante su ocurrencia.

–Solo por hoy. –Sonrió.

–Buenas noches Andrew.

Abrió la puerta del copiloto y salió. Me quede allí hasta que ella entró a su casa y puse en marcha el auto a casa.

El lunes me quede un poco más al lado de mi casillero, esperando a Tammy. El suyo estaba a 5 casilleros al lado del mío. Megan se acercó a mi justo cuando Tammy había llegado.

–Te estuve esperando el viernes toda la noche, ¿Dónde estabas?

–Que te importa. –Al parecer Megan olvido mi código.

–¿Por qué tan cortante bebé? No te comportaste así la última vez.

Cerré los ojos intentando contenerme, me exasperaba estas situaciones.

–Piérdete de mi vida Megan. No te acerques a mi nunca más.

Megan me miró con sorpresa y la ignore. Cerré mi casillero, la rodee y me acerque a Tammy.

–Buenos días.

–Si me sigues hablando tu novia las va a tomar conmigo.

–Cuando alguien te dice buenos días. Tu respondes buenos días.

–Buenos días Andrew. ¿Contento?

–Mucho, solo que hoy estas diferente, el viernes no estabas tan cortante.

Tammy abrió mucho los ojos y miró a mi espalda, sabía que Megan estaba detrás de mí y era obvio que nos estaba escuchando.

–¿De que estas hablando? Déjame en paz Andrew.

Tammy se escabullo como un gato por el pasillo y cuando me disponía a seguirla Megan me detuvo con otra pregunta estúpida.

–¿Estuviste con la limpia culos? ¿Es una maldita broma Andrew? ¿Me estás cambiando por eso?

–No es "eso", es ella. Y yo no cambio a nadie, porque nunca tengo a nadie. Aléjate ya de mi. Sabes que me cabrea estos números. Estas advertida. –Le di la espalda y continúe mi camino a clase.

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