Capítulo 9

Tammy

Avance lo más rápido que mis pies me daban, ese tipo estaba loco al insinuar de esa forma que pasamos juntos el viernes, ¿en que estaba pensando? Solo fue una casualidad que nos encontráramos. Y en verdad ruego al cielo para no tener repercusiones con Megan, la forma en que me miro cuando Andrew menciono que habíamos estado juntos, era para haberme liquidado.

Al llegar al salón, me senté rápidamente en mi silla al lado de la ventana, habían unos cuantos compañeros que ni se inmutaron al verme llegar. Cuando eso pasaba, lo agradecía enormemente. El echo de que me ignoraran, para mi representaba una pequeña tranquilidad, claro. Hasta que Megan y su grupo llegara.

Pero nada de lo que creí que pasaría, paso. Megan solo me miró con desprecio y continuo su camino hasta la última silla del salón, junto a las arpías que tiene como amigas.

En el almuerzo, camine hasta hasta las mesas de afuera de la cafetería, estaba aproximándose el verano y aprovechaba para estar lo más lejos que podía de las personas. Pero para una persona en particular, el dejarme sola, al parecer no era una opción. Vi por el rabillo del ojo como alguien se deslizaba en la silla que estaba a mi lado y ponía su bandeja al lado de la mía. Al voltear a verlo, allí estaba Andrew con una sonrisa de oreja a oreja.

–¿No me vas a dejar en paz verdad? –Le dije devolviendo la vista a mi almuerzo.

–Defineme dejar en paz. Porque hasta donde yo sé, solo me estoy sentando a almorzar.

–La mayoría de las mesas están desocupadas Andrew.

–Esta en particular tiene muy buenas vistas.

Me sonroje por un momento, sabía que me estaba mirando. Pero se que solo dice esas cosas para molestarme.

–Vas a arruinar tu reputación si sigues acercándote a mi. –Dije bajito, pero lo suficientemente claro para que el escuchara.

–El hambre te hace desvariar. Yo de ti. Mejor comienzo a comer. –Mordió su Sandwich sin apartar su vista de mi.

–No me voy a acostar contigo Andrew.

Al terminar de hablar Andrew se atoro y comenzó a toser. Escupió lo que tenía en la boca en una servilleta y bebió agua. Al final comenzó a reírse, bueno, comenzó a toser y reírse a la vez y yo no pude contener las ganas de reirme con él. Al mirar a mi alrededor, vi como casi todo el mundo nos miraba y me sentí pequeña ante sus miradas acusadoras.

–¿Quién dice que quiero acostarme contigo? Solo me agradas Sapito. Punto.

"Sapito" solo esa palabra hacia que me olvidara de mi alrededor. Ya no me sentía tan molesta cuando me lo decía. Sentía que era algo nuestro, su forma de llamarme diferente al resto. Y si. Era una estupidez, pero Andrew me hacía sentir única cuando me llamaba así.

Toda la semana fue lo mismo. Megan ignorandome, Andrew molestandome en el almuerzo, hasta que el viernes en el almuerzo me pidió, si. Me pidió que lo dejara llevarme al trabajo y pasar por la cafetería antes de recibir mi turno. Por supuesto me negué. Más sin embargo, le dije a Bell que ese día no pasara por mi.

Ya en la salida, el sonido del claxon del auto de Andrew me sobresalto. Bajo la ventanilla y me sonrió como si me dijera que se lo esperaba. Camine hasta su auto y tome el asiento del copiloto sin que me invitara a entrar.

–Tengo media hora, ¿que quieres? –Sonrió y dijo.

–Vamos a tomar algo primero.

Llegamos a la cafetería, tomamos asiento en el mismo lugar donde me encontró con Bell y ordenamos lo mismo. Chocolate y un pastel de pollo. No se si lo hizo porque yo lo pedí, o de verdad le gusta.

–¿Sabes? Si me pusieran a elegir entre el Café y el chocolate, elegiría el chocolate sin dudar. –Dijo emocionado, oliendo la taza de chocolate que segundos antes había dejado la mesera para el, y me di cuenta que este Andrew que tengo delante de mí, es tan diferente al Andrew que deja ver a todo el instituto.

–¿Y eso a que viene? –Pregunte un poco confundida.

–No se, solo sentí ganas de contarte esto y lo hice. Te cuestionas mucho todo Tammy. Tienes que tomarte la vida un poco más relajada. Siempre estás haciendo algo o huyendo. Tienes ¿Cuanto? ¿17 años? –Asentí –Pero te comportas como una mujer de 30 o que se yo.

–No se si aun no haz notado que no nos conocemos de nada Andrew. No sabes nada de mi vida.

–Pues eso hago Sapito. Tratando de conocerte, de entenderte. –Lo miré extrañada. A este tipo le falta un tornillo. –Y porque me esta preocupando tu falta de espíritu adolescente, quería hacerte una invitación.

–¿Invitación?

–¿Tienes algo que hacer después del trabajo?

–No.

–Cristopher dará una fiesta hoy en su casa... –No deje ni que terminara.

–No me apetece trabajar hasta tarde Andrew. Quizás puedo hablar con Bell a ver si ella puede cubrir el evento o si tiene algún conocido que pueda ir.

Me miró como si me hubiera salido el tercer ojo y se río. ¿Se burlaba de mi?

–No quiero que vengas como mesera Sapito. Quiero que vengas conmigo. Quiero que veas de lo que te estás perdiendo.

¿Me estaba invitando a salir? ¿O todo el acercamiento era una maldita trampa que planeo junto con Megan? Porque si no era así, no entendía que hacía Andrew pidiéndome que vaya a una fiesta de su banda como su acompañante.

–Debes ir a revisarte la cabeza.

Me puse de pie dispuesta a irme, pero Andrew me tomó del brazo antes de que si quiera pudiera dar un paso.

–Ya se a que horas sales. Así que estaré esperándote, te llevo a casa, te cambias y salimos.

–¿Me lo estas ordenando?

–Te lo estoy informando. No voy a dejar que te quedes todo el fin de semana encerrada en tu casa.

–Los sábados atiendo la librería desde la mañana en turno completo Andrew. Pídele a tus zorras que te acompañen. Al final tienes una fila esperando por ti. –Cuando solté esas palabras. Andrew Sonrió.

–¿Celosa Sapito?

–Sigue soñando. –Andrew se rió y me soltó el brazo para dejarme ir.

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