Hombre misterioso:
Me removía de un lado y del otro… no lograba conciliar el sueño… las imágenes de cada una de las situaciones que me habían pasado venían a mi mente, era una película sin cortes comerciales que quería que desaparecieran…
PUM!!!! PUM!!! PUM!!!
Hombre: NOOOOO….
Abrí mis ojos sentándome en la cama… mi respiración estaba tan acelerada que no podía controlarla. Mi cuerpo estaba húmedo del sudor que tenía en todo mi cuerpo, fruncí el seño llevando mi mano hacia mi rostro soportando el dolor de mi pierna, mi pecho y de mi hombro de las heridas que tenía del ultimo enfrentamiento.
Me levanté de la cama, miré por la ventana mirando la nieve que caía… mi móvil sonó, miré la pila que estaba por agotarse. Lo tomé mirando un mensaje.
“Habrá una tormenta de nieve después de las 7:00 pm, por que no regresas a casa, aquí te puedo cuidar”
Rodé los ojos, apagué el móvil, lo ultimo que quería era leer mensajes y menos de esa persona que me había jugado sucio. Me puse de pie tomando el bastón para mi apoyo. Solté un gran respiro, aun estaba claro. Entré para darme la ducha. Abrí la llave de la regadera, necesitaba tomar una con agua tibia. Mi cuerpo necesitaba relajarse un poco. Me quité la ropa entrando directo al agua. Cerré los ojos dejando que caiga en agua sobre mi cuerpo. Me puse un poco de shampoo lavando mi cuerpo. Respira con un poco de mas tranquilidad. Esta nevada hacia que rápido se enfriara el agua. Abrí mis ojos disfrutando un poco más del agua. Cuando empecé a sentir que ya se estaba enfriando cerré la llave. Tomé la toalla enrollándola en mi cadera, la otra toalla la pasé por mi cuerpo, quitándome la humedad. Salí mirándome hacia el espejo, pasé mi mano retirando un poco el vaho. Pasé mi mano por la barba…
Hombre: Necesito afeitarme.
Negué con la cabeza, aun no era el momento. Salí del baño apresurándome hacia la habitación, estaba el frío a todo lo que daba, me sostuve en la pared resintiendo un poco el dolor de las heridas. Tragué saliva miré la hora eran casi las 5:30 pm, ya empezaba a oscurecer. Me puse los pants y una playera de manga larga. Aun así había demasiado frío. Tomé la bata del baño, esta siempre me quitaba un poco el frío. Caminé hacia la cocina mirando que me quedaba es estofado que había preparado en la mañana.
Encendí la estufa… puse un poco de agua a calentar, necesitaba un buen café en este momento. Movía con la cuchara larga el estofado, no quería que se quemara. Miré hacia un lado donde estaban mis medicinas. Me acerqué a ella sacando las que me tocaban en este momento. Serví un poco de agua a medio llenar tomándomelas una por una.
Solté un gran respiro. Me serví un poco de comida. Me sentí a un poco débil y ahora más que tendría que ir por un poco de troncos para la chimenea. Por suerte Marshall los había dejado cerca y no me alejaría tanto. Preparé mi café. Me senté en la mesa comiendo, solo…
Tragaba mis bocados, recordando lo que mi vida era antes de irme de casa. Todo era perfecto, todo. Tenía la ilusión que mi vida fuera tan tranquila… Pero eso nunca sucedió. En mi mente de nuevo estaba en mi cabeza nuestra ultima misión. Los disparos, los gritos de desesperación….
“Al otro lado”
“vigilen la frontera”
“cuidado”
Solté un golpe en la mesa… Negué con la cabeza.. Esos recuerdos eran peor que tener el engaño en vida. Me levanté, abrí la puerta de la cocina que daba en la parte de atrás de la cabaña. Jalé el carrito que me ayudaba con los troncos. Puse unos cuantos donde el frío hacía que mi pierna me doliera mucho más de lo que esperaba. Empujé de nuevo el carrito para entrar a la cabaña.
Hombre: Nada como estar dentro.
Caminé hacia la chimenea. Empecé arrojando un poco más de troncos, no quería quedarme sin fuego, me agradaba la cabaña calentita. Arrojé un poco del liquido sobre los troncos arrojando un cerillo. El fuego empezó a esparcirse en los troncos. Las llamas iluminaban mi rostro. Caminé de nuevo a la mesa, terminando mi café. Pronto las medicinas iban hacer su efecto causándome sueño. Llevé mis trastes en el fregadero. Los miré lavándolos. Los sequé poniendo en el trastero. Solté un gran respiro. Me dirigí hacia el baño, me tenía que lavar los dientes…
Me miré de nuevo en el espejo, removí un poco la ropa mirando la herida de mi hombro. Negué con la cabeza…
Pasaba de un lado y del otro lado… Me detuve. Levanté mi mirada hacia el espejo. Bajé mi mirada haciendo completo silencio. Podía escuchar el crujir de la madera. Alguien había dado conmigo. Rodé los ojos.
Abrí la llave enjuagándome… Pasé una toalla por mis labios.
TOC!! TOC!! TOC!!
Isabella: Hola…. ¿alguien en casa?
Escuché la voz de una mujer… Negué con la cabeza. Me quedé quieto en completo silencio, si no hacía ruido se iría por completo.
TOC!! TOC!! TOC!!
Isabella: Hola… ammm. ¿Tendrá un teléfono? Hooolaaaa…
Rodé los ojos… al menos decía que solo necesitaba un móvil. Solté un gran respiro. Me asomé de la puerta del baño, tomé el bastón, caminé hacia la mesa de estar de la entrada, abrí el cajón tomando mi arma, pegué el arma en la puerta.
Hombre: ¿Quién?
Isabella: Disculpe, ¿tendrá un teléfono? Mi auto se quedó varado en la cuneta y…
Abrí la puerta lentamente, sin apartar mi arma de la puerta, miré a la chica que se quedó muda en su totalidad. Era una chica como de 24 años o hasta menos. Bajé mi mirada viendo que no estaba con la ropa adecuada para andar por la nieve. Solté un respiro, tampoco la iba dejar afuera a que se congelé. Miré que la nieve se iba intensificando. Estaba claro que estaba por entrar la nevada. Solo esperaba que haga su llamada y se vaya.
Hombre: Entra.
Isabella: Amm, amm… solo requiero de un móvil.
Rodé los ojos al escuchar su voz nerviosa, de seguro esperaba a un príncipe azul, ella no me quitaba la mirada para nada. Solté otro respiro dándome cuenta que ahora si me había quedado sin luz por la nevada.
Hombre: Te vas a congelar si no entras. Además estas mojando la madera.
Ella sonrió dando pequeños pasos para entrar, no me quitaba su mirada, sus ojos verdes tan intensos… Ella tragó saliva cuando entró apartándose por completo de mi lado. Cerré la puerta poniendo la llave… su mirada se fue directo hacia mi arma. Le sonreí, levanté el arma sacudiéndola un poco.
Hombre: ¿Acaso nunca has visto un arma?
Ella asintió, pero luego negó con la cabeza, me causó algo de gracia, pasé de su tonta mirada. Estaba como un completo maniquí.
Isabella: Me…
Me detuve mientras me senté en el sillón, mis brazos en los reposeros, levantando mi mano llevando mis dedos hacia mis labios rosándolos. Estaba muy nerviosa esta chica. Con mi mano donde estaba mi arma le hice señal para que tomara asiento. Ella negó con la cabeza.
Hombre: ¿Cómo es que se te quedó varado tu auto?
Isabella: Amm, venía a la cabaña de mis padres. Me distraje por un momento y estuve a punto de estrellarme con un trailer.
Negué con la cabeza, por eso las niñas no deben conducir.
Hombre: solo a ti se te ocurre apartar tu mirada en una carretera donde la mayoría ya es hielo.
Ella rodó los ojos. Me iba reír pero la chica ya bastante asustada estaba con el arma.
Isabella: Realmente solo necesito un teléfono o un móvil. Pagaré por la llamada.
Hombre: Después que hagas la llamada ¿Te marchas cierto?
Ella sin pensarlo dos veces asintió con la cabeza. Rodé los ojos mirándome que estaba ya demasiado oscuro, solo nos iluminaba las llamas del fuego de la chimenea. Miré por la ventana donde el aire estaba ya demasiado fuerte, se podía escuchar con claridad. Rodé los ojos. Negué con la cabeza.
Hombre: Te darás cuenta que no hay luz. Mi móvil no tiene pila y el auricular solo funciona si hay electricidad.
Isabella: Bueno… en ese caso gracias.
La chica se dio la vuelta girando la llave. Negué con la cabeza, parecía un poco inteligente pero por lo visto no lo era del todo. Abrió la puerta dando un paso, para luego meter el pie.
Uuuuuuhhhhhuuuuuuhhhh…
Podía escucharse lo intenso que estaba el aire y la nieve ya había empeorado al caer. Se dio la media vuelta mirándome, mordió su labio inferior.
Isabella: ammm.
Hombre: No hay muchas opciones.
Isabella: ¿Me puedo quedar un momento? Prometo que cuando pase me marcho. Por favor.
La miré fijamente, no parecía mala persona… Dijo que sus padres tienen su cabaña por aquí así que al menos pasaría unos días aquí.
Hombre: ¿Un rato?
Ella asintió. Cerró la puerta, levantó su mirada fijándola en mi.
Hombre: Es una nevada niña. Tarda de 3 a 5 díass. Eso si tienes suerte mañana podrá ceder un poco y te podrás marchar.
La chica solo me miró entrecerrando los ojos. Le hice de nuevo señal con el arma para que toma asiento.
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Isabella
Hombre Misterioso
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Updated 170 Episodes
Comments
Adela Rojas Gimenez
no parece que quiera hacerle daño
2023-08-04
2
Norma Romero
esta super interesante ☺️
2023-07-30
1
Lerys Del Valle Granados
Hasta cuando sufrimiento?
2023-07-29
1