Capitulo 8

3 días después:

Solté un gran respiro, llevaba conduciendo casi 3 días… me sentía algo agotada.. Mis ojos me pesaban un poco, tanto que había ingerido café, que ni eso me estaba ayudando, el frío era tan intenso que hasta mis huesos ya me dolían de tanto que no había estirado las piernas.

Tenía una baja velocidad ya que por la carrera estaba la nieva dejando una capa delgada de hielo. Solté un gran respiro. Lo poco que me había mantenido en contacto con Crista y Luca era de dos llamadas nada más. Hasta el momento esos hombres aun no habían ido a buscarme. A lo mejor y si pero no me querían asustar así que solo me quedaba llegar a la cabaña…

Miré hacia el frente viendo que no venía nada, quité mi vista del camino buscando el croquis, miraba el camino, mientras con mi mano intentaba sacar el croquis que me había entregado Luca. Sentí que no podía encontrarlo, aparté la mirada del camino mirando por el bolso que tenía en el lado del copiloto… Volvía a mirar el camino viendo que estaba aun sin nadie que estuviera a mi alrededor.

Aparté de nuevo la mirada, solté un poco el volante… Sonreí viendo que ya tenía agarrado el croquis

PIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!

Salté de un brinco por el claxon de un trailer donde estaba abarcando su carril, tomé el volante con mis dos manos girando un poco el volante…

Isabella: ahhhhhhhhhhhh……..

El auto empezó a zigzaguear sin poder controlarlo, empezó a dar vueltas por la carretera que prácticamente estaba con hielo… el auto patinó por completo donde me salí del camino intentaba frenar pero por la desesperación estaba pisando el acelerador, yendo directamente hacía una cuneta…. Donde por la nieve quedé estampada…

Abrí y cerré mis ojos varias veces, mi pecho subía y bajaba por la respiración acelerada que tenía. Solté un gran respiro, cerrando los ojos. Dejé recaer mi cuerpo hacia el respaldo del asiento. Podía ver el vaho de lo helado que estaba el lugar. Tragué saliva… Me llevé mi mano hacia mi pecho… solté un gran respiro…

Isabella: Hay Isabella, solo a ti se te ocurre no mirar por el camino.

Giré la llave…

Clic… Cli… Clicc.

Solté tremendo golpe al volante. Me había quedado varada en medio de la nada. El auto no encendía… abrí la puerta bajándome. Había un frío de los mil demonios. Hasta mis dientes estaban titilando. Miré que la llanta se había metido en una zanja cubierta de nieve. Miré por ambos lados viendo el conductor del trailer ni siquiera se detuvo. Estaba completamente en medio de la nada. Sople un poco sobre mis manos cruzando mis manos. Negué con la cabeza… Me adentré al auto tomando el croquis, no había ningún señalamiento mínimo para indicarme donde estaba. Empecé a observarlo bien, me di cuenta que el último señalamiento lo había pasado. Hace como 1 hora. Eso quería decir que no estaría tan lejos de la cabaña del primo de Luca. Exhalé un poco de aire, tendría que caminar hasta dar con algún pueblo o con alguien que pudiera ayudarme. Tomé la llave del auto metiéndola en mi bolso. Cerré la puerta verificando que no pudiera abrirse.

Mis pies se hundían un poco por la nieve. Me fui hacia la cajuela, necesitaba sacar mi maleta. Saqué de nuevo la llave intentando meterla en la cajuela pero por más que intentaba abrirla no cedía.

Solté una patada con fuerza viendo que ni así se abría.

Isabella: MALDICIÓN… SE CONGELÓ LA CERRADURA.

Rodé los ojos, no podía creer que tan mala suerte hasta en este momento. De nuevo miré por todos lados, ni sabía que camino tomar. Negué con la cabeza, tenía que apresurarme, pronto quedaría a oscuras y eso era peligro. Podría ver algún tipo de animal o lobos que pudieran comerme. Solo en pensarlo hasta se me había erizado los bellitos de mi cuerpo.

No me quedaba de otra. Tenía que caminar en cualquier dirección, en el croquis mostraba muchas propiedades privadas, así con que consiguiera dar con alguna para pedir una grúa o ayuda ya era suficiente.

Empecé a caminar por un lado que al menos pintaba como que fuera un camino, crucé mis brazos para no sentir tanto frío. Poco a poco empecé alejarme del auto, lo miraba cada cierto tiempo en que iba avanzando de tal manera que casi ya no lograba ni verlo. Sentía como la nieve empezaba a caer pero de una manera fina. Estaba humedeciendo mi ropa, mientras que él frío se iba intensificando. Me di la media vuelta viendo que ya hasta el camino estaba ya oculto, ni el auto miraba.

Isabella: Flor que da fulgor con tu brillo fiel, Mueve el tiempo atrás Volviendo a lo que fue… Quita enfermedad y el destino cruel trae lo que perdí volviendo a lo que fue.. A lo que fue…

Ya ni cantar podía del frío que ya estaba en todo mi cuerpo… Cerré mis ojos negando con la cabeza. Me detuve escuchando ruido. Miraba por todas partes… Me quedé completamente quieta al ver unos lobos que se estaban acercando…

Tragué saliva, miré hacia a un lado donde había unas ramas, me acerqué a ellas lentamente.

Isabella: Lobito… Lobito.. No soy comida.

GRRRRR!!!! GRRRRR!!!!

Me mostraba sus dientes… quebré una rama, el lobo se puso en posición de ataque… Mi respiración empezaba acelerarse un poco.

Isabella: Por favor lobito vete vete… veteee…

Daba pequeños pasos con la rama en mi mano, los lobos pasaron de mi cuando un pequeño ciervo se acercó. Sin hacer bruscos movimientos empecé a caminar alzando mis pies que ya se iban cubriendo un poco más que anteriormente.

Me llevé la mano a mi pecho viendo que ellos se habían alejado.

Isabella: Si no me matan esos oficiales, unos lobos terminaran haciéndolo.

Seguí con mi intensa caminata, rogaba en verdad por ver algo que me diera señal que haya alguien por aquí, pero en un bosque en medio de la nada, que podía esperar. Giré un poco mi cuerpo viendo de lejos un humo que salía de una chimenea… sonreí donde hasta mis ojos se llenaron de lagrimas.

Isabella: Al menos… al menos…

Empecé a medio correr, aunque se me dificultaba mucho, la nieve estaba intensificándose cada vez más, esto si que era para llorar perdiendo toda esperanza… Me acerqué apartando unas ramitas de los arboles viendo una cabaña… la luz estaba encendida. Solté un gran respiro. No me importaba ya nada. Solo necesitaba calentarme un poco y comer algo o pedir ayuda.

Me acerqué viendo que el lugar estaba rodeado de cámaras. Claro como no tener cámaras si este lugar estaba en medio de la nada. Me subí los escalones. Escuchando el rechinar de la madera. La cortina de la ventana estaba alzada. Pasé mi mano limpiando un poco el cristal pero no se veía a nadie… hice mueca de decepción.

TOC!! TOC!! TOC!!

Isabella: Hola…. ¿alguien en casa?

Me esperé un poco pero no tenía respuesta.

TOC!! TOC!! TOC!!

Isabella: Hola… ammm. ¿Tendrá un teléfono? Hooolaaaa…

Escuché el rechinar de la madera, pero esta vez no era por mi, me quedé completamente quieta… Miraba con atención…

Hombre: ¿Quién?

Tragué saliva al escuchar la voz gruesa de un hombre… La había escuchado algo seria.

Isabella: Disculpe, ¿tendrá un teléfono? Mi auto se quedó varado en la cuneta y…

La puerta se abrió… Entre abrí mis labios observado a un hombre que estaba con una bata de baño, sus ojos entre azules o verdes me miraron con una intensidad, estaba demasiado tatuado por lo que podía dejar ver la bata.

Hombre: Entra.

Isabella: Amm, amm… solo requiero de un móvil.

El hombre rodó los ojos cuando miré que se fue la luz… él se giró donde también se percató que también se había quedado sin luz, el leve soplido del viento se podía escuchar.

Hombre: Te vas a congelar si no entras. Además estas mojando la madera.

Miré hacía abajo viendo que la nieve que traía encima de mi chamarra se estaba derritiendo. Asentí con la cabeza, empecé a dar pequeños pasos casi hasta temblando. Tenía pinta este hombre de ser un hombre rudo o peor aun un asesino serial por la manera tan rara que me miraba. Di unos pasos apartándome un poco de su lado. Él sin apartar la mirada de mi cerró la puerta dejando… Me quedé más fría que la nieva viendo que tenía un arma en su mano. Mi corazón empezaba a latir tan fuerte… Santos cielos ahora si estaba en serios problemas donde el hombre puso llave a la puerta. No podía ya ni moverme, mi mirada estaba directa hacia el arma. Él pasó su mirada de mi, hacia el arma, me volvió a mirar sonriendo de una manera que para nada me agradaba.

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