Isabella:
Levanté mi mirada hacia el reloj de pared, pasaban ya de las 8:40 pm de la noche, solté un gran respiro… Negué con la cabeza al ver que no había logrado terminar mis expedientes que me habían solicitado para el día de mañana que era una de las juntas extraordinarias en el despacho de abogados donde laboraba como asistente de estos abogados pretenciosos que siempre me ponían a llenar los formularios de los clientes que tenían sus casos.
Isabella: Todo a ultima hora… todooo…
Solté una carpeta de mala gana haciendo que el cerro de las carpetas amontonadas se cayeran al piso. Rodé los ojos al ver mi tontería de lo que había causado. Hice mi puchero de tristeza ya que se habían regado todos los documentos y ya se habían revuelto algunos.
Hombre: Niña Isabella, ya es tarde. Todos se han ido.
Levanté mi mirada esbozando una sonrisa nerviosa, el hombre de la limpieza como siempre tan lindo y gentil, se inclinó quedando de cuclillas para ayudarme a levantarlos. Me apresuré negando con la cabeza, el pobre hombre ya es de avanzada edad y no por mi culpa lo iba a poner a trabajar en algo que no le correspondía. Lo miré fijamente sosteniendo sus manos arrugadas, su piel muy frágil por su edad.
Isabella: No jacinto. No se preocupe ahora lo levanto. Fue mi error.
Jacinto: Vamos niña. Ya es tarde, vaya a casa… la deben estar esperando.
Sonreí negando con la cabeza, lo ayudé aponerse de pie, pasé mi mano por su cabello blanco mientras lo miraba.
Isabella: Lo cierto es que nadie me espera…
Jacinto: ¿Cómo no? El joven, Reigi.
Isabella: No, eso ya se terminó hace más de 6 meses.
Jacinto: Hay niña, que lastima. Se veía buen muchacho.
Asentí con la cabeza… pero la realidad era que él prefirió a otra mujer que además era casada, así que no podía hacer nada por él y por la decisión que había tomado. Levanté mis hombros en señal que no me importaba.
Isabella: Ya, mejor me voy…
El hombre me asintió con la cabeza, él se dispuso a empezar a limpiar el área de las oficinas donde mis jefes siempre exigían que estuviera limpio por que los clientes no podían llegar a un lugar donde predominaba el polvo. Se me hacía un poco injusto cuando la chica de la mañana venía y solo se la pasaba de oficina en oficina con los altos mandos. A ella ni la ocupaban para hacer su trabajo real, mientras que al pobre Jacinto lo trataban con la punta del pie valiéndose que solo tenía su permiso para trabajo en el país…
A mi mente se vino mi padre que también era de mayor edad cuando falleció, el eterno trabajo que se dedicaba hacer para lograr que me tuviera una profesión, mientras que tomaba mis estudios y lo poco que podía ganar de pequeños trabajos de mesera, en los restaurantes de lujo… Lugar donde solo mi jefe acudía por ser un hombre demasiado soberbio y muy egocéntrico… Rodé los ojos al recordar que mi jefe es de esos hombres que te miraban por debajo, no había mujer suficiente para él y claro, siempre se fijaba en esas mujeres de alta alcurnia donde su cuenta bancaria también estuviera llena de ceros…
Levanté todas las carpetas, las miré sabiendo que si me ponía ordenarlas sería un cuento sin final. Total mañana lo puedo hacer que llegue desde temprano.
Escuché unos pasos y una risa que llenaba todos los pasillos. Jacinto se puso del otro lado para que no lo vieran que estaba aun trabajando.
Anton: (Jefe) Vaya… aun aquí…
Isabella: Buenas noches señor… Ya me voy.
Él pasó su mirada viendo las carpetas que estaban revueltas, caminó hacia donde estaba mi escritorio. Su mirada de intimidación era muy de él, pero conmigo no funcionaban así las cosas.
Anton: DIME QUE NO SON LOS EXPEDIENTES DE MAÑANA.
Los miré sin apartar la mirada de las carpetas. Levanté mi mirada hacia él donde entró una de las chicas que él siempre estaba acostumbrado.
July: Vamos Anton, no perdamos el tiempo con esta tonta.
Pasé mi mirada hacia la chica… ¿A quien le estaba diciendo tonta?
Isabella: ¿Disculpa?
La chica me miró de arriba abajo dándome una tremenda barrida, como si además de tener que aguantar a mi jefe también tenía que aguantar a su noviecita…
Se llevó la mano en la cintura levantando una ceja mientras me desafiaba de manera prepotente como era lo típico de todas a las que le he conocido.
July: No se te olvide niña que eres una empleada.
Isabella: ¿Por ser empleada tengo que soportar sus groserías pues no? FIJATE QUE NO.
Anton: Isabella…
Isabella: No Anton, lo siento, se me cayeron las carpetas… pero eso no me hace tonta.
July: ¿No?
Anton levantó una mano para que no se acercara la loca esta, él la miró sin decir nada, solo se limitó a quedarse callada…
Ella rodó los ojos saliendo de donde nos encontrábamos… La seguí con la mirada, no me fiaba para nada de esa chica y aunque la verdad sé que solo hoy la veré por que mañana la botaran como un trapo, pues me tenía que aguantar.
Anton: ¿De cuando aquí crees que puedes hablarle así a mis amistades? ORDENA ESO DE YA.
Solté un gran respiro mirando que me había dado la espalda pero no me iba a quedar callada y tampoco me iba a quedar más tiempo mientras que él tomaba su tiempo con esa yo seguir trabajando pues no.
Isabella: Dije que mañana lo haré.
Él se detuvo dándose media vuelta… Tomé mi bolso y mis llaves de mi auto, no pensaba quedarme más tiempo para escuchar los gemidos de esa mujer y no por que me interese o me importe su vida de mi jefe, solo que no estoy para recibir ordenes de esa manera. Se apresuró a llegar hacia mi tomándome con fuerza del brazo… Me miró fijamente mientras me asusté terrible al ver su mirada como que deseaba matarme en este instante… sentí cierto miedo al sentir el fuerte agarre en mis brazos.
Anton: NO TE CONFUNDAS ISABELLA, TRABAJAS PARA MI…
Metí mis manos con fuerza… empujándolo por completo haciendo que me soltara, me miré mis brazos que me había dejado la huella de sus manos en mi piel.
Isabella: ESO NO TE DA DERECHO DE DARME ORDENES DE MALA MANERA…
Él me miró sonriendo… negó con la cabeza mientras daba pasos hacia mi.
Anton: No me digas que aun sientes algo por mi, y lo que estas sintiendo son celos…
Entre abrí mis labios sorprendiéndome de sus palabras… Negué con la cabeza mis ojos se llenaron de lagrimas al recordar la vil burla que hizo con los demás apostando que si me llevaba a la cama me ascendería.. que por suerte la mía nunca pasó, ya que una de las abogadas que era nueva en el despacho me lo hizo saber con tiempo, y claro que si me enamoré por lo lindo que siempre había sido conmigo… sus detalles y su forma de tratarme pero de allí a sentir algo por él, solo era repulsión y cierto odio.
Tomé unas cuantas carpetas, no quería entablar platica con él.
Isabella: Será mejor que me vaya. Me las llevaré y en mi departamento las ordenaré.
Anton: ahora no quiero que te vayas hasta que me digas que lo que sientes son celos.
Negué con la cabeza, tomé como unas 20 o más, mis lagrimas empezaron a caer, traté de apartármelas cuando Anton se acercó a mi.
Anton: Isabella, lo sien…
Isabella: No digas nada. El daño ya lo hiciste. Solo te puedo decir, que lo que sentía por ti en su momento era honesto y real, lastima que no supiste aprovecharlo y solo te has dedicado día y noche a querer destruirme… Lo lograste Anton… fue mucho el daño que me hiciste al hacerme parte de un juego sucio y una apuesta con tus amigos. Ve… Te están esperando.
Anton se quedó callado por completo, pasé a su lado abrazando con fuerza las carpetas, esperaba que no se le ocurriera venir detrás de mi, al menos no en este momento. Llegué a la puerta del ascensor donde estaban abiertas… entreí dándome media vuelta, levanté mi mirada encontrándome a la de Anton que solo me miraba mientras me marchaba… Oprimí el botón viendo que las puertas se iban cerrando.
Cerré mis ojos reposando mi cuerpo en la pared del ascensor… negué con la cabeza una y otra vez… Juré mantener mi palabra de nunca decirle sobre el daño que me había hecho.
Las puertas del ascensor se abrieron me apresuré a salir, levanté mi mano para despedirme del portero del despacho… Salí mirando que caía una leve llovizna.. Me detuve mirando mi auto que estaba algo apartado, no me quería mojar… saqué mi mano hacia el espacio… Levanté mis hombros en señal que no me importaba mojarme. Salí corriendo desesperada, no podía mojarse los documentos que todos eran documentos notariados y legales…
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Isabella McMichael
Anton Gold.
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Updated 170 Episodes
Comments
Anonymous Carmen diaz
Que bajo hombre que apuesta aúna chica antes sus amigos y más si es su jefe
2025-01-16
0
Zulema Corpus
Me ha gustado el inicio y se que me gustará como todas las historias que has escrito
2023-09-01
3
Joana Boran
Hola Autora. se ve interesante esta novela. Ojalá y espero que así sea
2023-08-13
1