Diecisiete

Como les había dicho el médico antes de irse en el siguiente reporte recibieron dos buenas noticias,  ya la droga no estaba en Nora,  había salido totalmente y no había vuelto a causar otro daño y además podían pasar a verla, por el momento solamente podría entrar a la habitación donde estaba una persona, pero los demás la podrían ver por un cristal.

- ¿De verdad crees que estás en condiciones de estar adentro con ella?- le dijo Enzo a su mujer.

- Lo estoy, quiero tocar a mi niña y acompañarla. - le respondió casi rogando.

- Está bien, pero tienes que prometerme que cuando yo te pida que salgas y vayas con Marie a su casa lo harás.

- Te lo prometo, pero que no sea muy pronto, por lo menos dos horas.- Anna sabía que si por su marido fuera ella solo estaría allí cinco minutos así que antes de entrar tenía que dejar claro que no saldría enseguida.

- Dos horas serán entonces cariño, te amo, y dile a Nora que también la amo, que en un rato estoy con ella.- Anna entró a la habitación y dejó junto a un cristal a su marido, al mayor de sus hijos y a los dos mejores amigos que tenía para estar con su pequeña.

Ver a su hija en aquellas condiciones le partió el alma a Anna, pero tenía que ser fuerte, el médico les dijo que ella podía oírlos así qué haciendo su mejor esfuerzo se sentó a su lado y comenzó a hablarle y a pasar sus dedos por dentro de la cabellera roja que tenía tan parecida a la de ella, por suerte ya no tenía un tubo en la boca para ayudarla a respirar, solamente una máscara,  y los medicamentos que se le estaban administrando en las venas se habían reducido a sólo uno y eso resultaba un alivio para el corazón desgarrado de la madre.

Exactamente dos horas después Anna vio a su marido volver a aparecer por fuera del cristal que tenía la habitación y ella supo que el tiempo que él le había prometido había terminado y se dispuso a salir, lo que menos necesitaba era una discusión con él,  le dejó un beso en la frente a su hija acompañado de un te amo y salió.

- ¿Cómo te sientes?- le preguntó Enzo nada más salir.

- Estoy bien mi amor, de verdad que lo estoy.

- Está bien, te creo.- le dijo atrayendola a él y abrazándola.- Afuera está Angelo para llevarte a la casa de Marie,  ya Lucía está allá y Alice se quedó en el departamento de Jack con un guardia dentro para resguardarlos.- la mujer no dijo nada, solamente se quedó pegada al pecho de su marido- Por favor, descansa cuando llegues, yo estaré aquí todo el tiempo con ella y si tiene algún cambio te aviso enseguida, no quiero que regreses para acá hasta que yo no llame, yo sé que quieres estar con ella,  pero piensa que ella te va a necesitar bien cuando despierte,  no quiero que te enfermes por no descansar.

- No te prometo nada,  pero haré lo posible. - fue lo único que ella dijo.

- Ve ya con Angelo mi amor.- él la separó de su pecho con mucho cuidado y dejó un beso en sus labios- te amo, descansa.

- Te amo también- le contestó mientras lo veía tomar el picaporte de la puerta y entrar.

Enzo ya no sabía cuanto tiempo había estado en aquella habitación,  había peinado a su hija varias veces con sus dedos,  le había masajeado los pies, le había hablado y ahora estaba sentado a su lado con los dedos de la mano derecha entrelazados con los de ella mientras dejaba caricia en su brazo con la mano izquierda cuando sintió que se movía y levantó la vista rápidamente hasta el rostro de la chica para verla pestañear.

- Hola pequeña- le dijo acercándose a ella para besarla y podía jurar que por debajo de la máscara de oxígeno la vio sonreír- Voy a avisar al médico que despertaste,  no te muevas.- y se inclinó para tocar el botón rojo de la pared que hizo que aparecieran un médico y una enfermera enseguida.

- Hola señorita luchadora, que bueno verla del lado de acá.- le escucharon al médico mientras le alumbraba las pupilas con una pequeña lámpara- Vamos a quitar esa máscara y si la saturación de oxígeno continúa bien no la volveremos a colocar.- seguía hablando,  aunque esta vez parecía que fuera con la enfermera que enseguida se dispuso a seguir su orden.- ¿Puedes decirme tu nombre y que día crees que sea hoy?

- Soy Nora Parisi Doyle, hija de Enzo Parisi y Anna Doyle y el día de hoy es el que me voy a levantar para hacerle pagar a un imbécil lo que me hizo.

- Wuao,  veo que despertó muy activa, pero siento decirte que hoy no será cuando te pares de esta cama,  eso tendrá que esperar por lo menos veinticuatro horas más, y lo de hacer pagar a quién sea esperará otro poquito más, seguro ya te diste cuenta que estás operada y eso necesita reposo.

- Nora- le dijo el padre imponiendo con su gruesa voz- Cuando el médico diga podrás levantarte, mientras estarás ahí acostada.- la chica no contestó y el doctor siguió con su exploración,  esta vez en la herida de su abdomen.

- Pues señorita,  al parecer usted tiene muchas ganas de estar bien, la herida está perfecta, ahora otra cosa.- la miró a los ojos antes de continuar- Un psicólogo,  ¿le recomiendo uno o usted tiene alguno en mente? Y no me diga que no lo necesita,  esa es la primera señal de que tiene que ver uno.

- Gracias doctor, yo sé que le diga lo que le diga ustedes los médicos, siempre van a intentar ver más allá,  pero no se preocupe,  tengo el mejor psicológico en la familia, mi sobrino se hará cargo.

- Pues si todo ya está dicho me retiro, nada de comida, el suero se queda unas horas más y cuando sea prudente comenzamos a ingerir algún zumo o caldo, pero eso será cuando yo lo indique y puede levantar la cama si ella se va a sentir más cómoda así. -esta vez las palabras fueron para el padre.

- Gracias doctor, hasta luego, y no se preocupe así será. - le dijo Enzo antes de que el hombre saliera de la habitación .- Voy a llamar a tu madre y a tu hermano Nico para que vengan.- le dijo ahora a su hija mientras tomaba el teléfono y la chica asintió,  lo escuchó hablar y terminar la llamada.

- Lo siento papá, perdóname. - le dijo cuando su padre volvió a mirarla.

- ¿Por qué pides perdón?¿Me estás diciendo que tú eres la culpable de todo esto que sucedió?- la increpó su padre.

- En parte sí,  yo insistí para venir aquí sola.

- Si fuera por eso el culpable sería yo por ceder a tus caprichos, además tú nunca estuviste sola, Alice estaba contigo y tú con ella, lamentablemente no podemos prever todo en esta vida y este es un caso, pero sí tienes que estar segura de algo, tú no has tenido la culpa de nada, al parecer desde que entraste en la universidad te convertiste en un blanco para este sujeto.

-¿ Me estás diciendo que él sabía quién yo era en realidad?

- Al parecer sí,  pero eso es para otro día,  ahora quiero saber como estás, por mí te estaría abrazando, pero no quiero lastimarte.- le dijo acariciando su cabello rojo como el de la mujer que le dio la vida.

- Puedes abrazarme aunque sea un poquito, prometo aguantar si me duele y si lloro no digas nada, sólo sigue abrazándome- le pidió ella con los ojos húmedos y el padre ya no soportó más estar separado de su pequeña.

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Comments

Yazmin Gómez

Yazmin Gómez

Enzo y Anna son unos padres a todo dar👌👌👌

2024-06-20

4

jacqueline mercedes Velásquez Freite

jacqueline mercedes Velásquez Freite

haces ella tiene las agallas de un parisi

2024-06-03

1

Cecilia Carrillo

Cecilia Carrillo

la muerte al ruso le va llegar luego de muchoooo sufrimiento!!! ni un agujero sano le va a quedar!!!!

2024-04-25

3

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